En un tuit, la oración y el dolor de Francisco por la tragedia de migrantes en el canal de Sicilia: “He recibido con dolor la noticia de un nuevo naufragio de migrantes en el mar Mediterráneo. No permanezcamos indiferentes ante estas tragedias y recemos por las víctimas y sus familiares”.
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El Papa Francisco reza por las víctimas de un nuevo naufragio en el Mar Mediterráneo (ANSA). Dominio público) |
Francisco lo confía a un tuit desde su cuenta @Pontifex. " He
recibido con dolor la noticia de un nuevo naufragio de migrantes en el mar
Mediterráneo. No permanezcamos indiferentes ante estas tragedias y recemos por
las víctimas y sus familiares", escribe el Papa sobre la tragedia ocurrida
ayer en el canal de Sicilia, donde 41 migrantes murieron tras el vuelco de una
embarcación en la que llevaban cinco días a bordo y que zarpó de Sfax, en
Túnez.
El relato de los sobrevivientes
Los
momentos de desesperación vividos por las víctimas fueron relatados por los
cuatro sobrevivientes, tres hombres y una mujer, originarios de Costa de Marfil
y Guinea Konakry, que fueron rescatados por la motonave Rimona que los trasladó
a la patrullera de la Guardia Costera Cp327. Los supérstites, que desembarcaron
en Lampedusa, dicen que partieron en 45 desde la costa tunecina, hacinados en
un casco metálico de 7 metros. También iban a bordo tres niños. Una gran ola
hizo zozobrar la embarcación e incluso los chalecos salvavidas que llevaban
sólo 15 personas no sirvieron de nada.
Fuentes
informadas citadas por LaPresse denuncian la falta de intervención de los
Guardacostas libios. El barco había perdido su rumbo. Fue avistado ayer por un
avión de la Agencia Europea Frontex. Entonces, los Guardacostas de Roma
organizaron la intervención de urgencia. Actualmente hay 1.458 inmigrantes en
el centro de acogida de Lampedusa. La Prefectura de Agrigento y la policía han
intentado, en los últimos días, aligerar la presencia porque eran conscientes
de que, en cuanto mejoraran las condiciones del mar, se reanudarían las travesías
de forma masiva. Hoy abandonarán la isla 600 emigrantes. Ayer, 1100 personas
fueron trasladadas desde el primer centro de acogida.
Más de 2.000 muertos
en 2023
Según Save
the Children, la organización internacional que trabaja para salvar a los niños
en peligro, más de 2.000 personas podrían haber muerto o desaparecido
intentando cruzar el Mediterráneo desde principios de 2023. Cifras que corren
el riesgo de convertir el año en curso en el peor en cuanto a víctimas desde
2016. Del naufragio de Cutro al de Grecia, pasando por las repetidas tragedias
frente a Lampedusa.
Francisco: no a la globalización de la indiferencia
El Papa
Francisco nunca ha dejado de alzar su voz en defensa de las numerosas personas
que huyen de la guerra, la violencia, la persecución y la pobreza. El 26 de
febrero, el mismo día en que más de 70 migrantes a bordo de una embarcación
procedente de Turquía murieron frente a las costas de Steccato di Cutro, el
Obispo de Roma había expresado su profundo dolor durante el Ángelus y luego volvió,
una semana más tarde, de nuevo desde la ventana del palacio apostólico para
implorar: "¡Que los viajes de la esperanza no se transformen nunca más en
viajes de la muerte! ¡Que las aguas límpidas del Mediterráneo no se llenen más
de sangre con incidentes tan dramáticos!". Invitando a rezar por las
demasiadas víctimas del mar, el Pontífice había pedido también no ceder a la
tentación de la costumbre, a la "globalización de la indiferencia"
repetidamente denunciada: " Que el Señor nos dé la fuerza de entender y de
llorar”.
Saber llorar por la muerte de inocentes
Pocos días
después de la masacre, un fragmento de madera de la barcaza Cutro fue donado
por algunos sacerdotes de la diócesis de Crotone al Papa, que al comienzo de su
ministerio, el 8 de julio de 2013, fue a Lampedusa, escenario de una masacre de
más de 300 hombres que murieron en el mar. En el décimo aniversario de aquella
visita, hace un mes, el Papa escribió una carta al arzobispo de Agrigento,
Alessandro Damiano: "Nos estremecen las masacres silenciosas ante las que
aún se permanece impotentes y atónitos", se lee: "Es la vergüenza de
una sociedad que ya no sabe llorar y compadecerse de los demás". "La
muerte de inocentes, principalmente niños, en busca de una existencia más
serena, lejos de guerras y violencias, es un grito doloroso y ensordecedor que
no puede dejarnos indiferentes". En la carta, Francisco vuelve a pedir un
cambio de actitud: "El hermano que llama a la puerta es digno de amor, de
acogida y de toda atención. Es un hermano que, como yo, ha sido puesto en la
tierra para gozar de lo que allí existe y para compartirlo en comunión".
No al miedo y a la lógica partidista
Diez años
después de una visita que ha quedado grabada en la memoria, los habitantes de
Lampedusa han vuelto a recibir el agradecimiento del Papa junto con la
admonición de "no permanecer aprisionados en el miedo o en la lógica
partidaria", y el aliento a ser "cristianos capaces de fecundar con
la riqueza espiritual del Evangelio" una "Isla, enclavada en el
corazón del Mare Nostrum, para que vuelva a brillar con su belleza
original".
El
llamamiento del Santo Padre a "hacer todo lo posible para evitar tragedias
similares" tuvo eco también tras el gravísimo naufragio, probablemente el
más grave de los últimos años, cuya dinámica aún no se ha esclarecido, ocurrido
frente a las costas de Pilos, en el Peloponeso, en la noche entre el 14 al 15
de junio pasado, cuando un pesquero que partió de la costa libia con 750
personas a bordo naufragó, causando alrededor de 600 muertos y desaparecidos.
Detener el naufragio de civilización
"Miremos
el rostro de los niños", había dicho también Francisco en Lesbos en 2021:
"No escapemos rápidamente de las crudas imágenes de sus pequeños cuerpos
sin vida en las playas. ¡Detengamos este naufragio de civilización!".
Palabras que recuerdan las pronunciadas en Malta en 2022: "Para salvarnos
del naufragio que corre el riesgo de hundir la nave de nuestra civilización
debemos comportarnos con humanidad, mirando a las personas no como números,
sino como lo que son: hermanos y hermanas".
Paolo
Ondarza - Ciudad del Vaticano
Fuente:
Vatican News