Este término empezó a utilizarse cuando en el siglo XIII se construyó en Pisa un cementerio monumental con tierra sagrada traída de Jerusalén por los cruzados
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Kirk Fisher | Shutterstock |
Este edificio
rectangular de estilo románico fue el último en incorporarse a la famosa
explanada de la Piazza del Duomo o Plaza de los Milagros de la ciudad.
Está situado en
el lado norte de la plaza, y junto a la Torre (Campanile), la Catedral (Duomo)
y el Baptisterio forma parte del conjunto monumental que en 1987 fue Declarado
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO
Iniciativa del
arzobispo
Las obras para
la construcción del cementerio se iniciaron en 1277 por iniciativa del
arzobispo de la ciudad de Pisa de ese momento, Federico Visconti. Ese año firmó
el acto de donación del terreno para construir un espacio cerrado para su uso
como cementerio.
Se encargaron
las obras a Giovanni di Simone y la idea del arzobispo era que el nuevo
edificio fuera «un lugar grande y digno, apartado y cerrado».
Tierra de
Jerusalén
El nuevo
espacio fue llamado «Campo Santo» por una tradición según
la cual el terreno donde se situó fue mezclado con tierra procedente de Tierra
Santa que trajeron los barcos pisanos de regreso de la III
Cruzada.
Por esta razón
y por este lugar se deriva el uso de la palabra «camposanto» para referirse a
los cementerios.
Estructura de
Iglesia
Aunque en un
primer momento el edificio se proyectó con forma de iglesia dedicada a la
Santísima Trinidad, su construcción fue interrumpida debido a la derrota de la
ciudad de Pisa en la batalla de Meloria.
Cuando se
reanudaron las obras en el siglo XIV, la estructura fue modificada aprovechando
el muro occidental ya construido, compuesto por una sucesión de arcos ciegos.
Así que
finalmente el edificio fue redefinido y levantado con una planta rectangular y
un gran claustro central. Finalmente fue completado en el 1464.
Construcción en
mármol
El exterior de
este cementerio monumental o camposanto vecchio (viejo) es de mármol blanco y
posee 43 arcos ciegos.
Además, dispone
de dos puertas de acceso al interior. La entrada principal está situada en el
lado oriental, decorada con un tabernáculo gótico colocado encima del muro.
Está adornado con una estatua de la Virgen María con el Niño y cuatro santos.
Sarcófagos
romanos y etruscos
El interior,
decorado con arcadas ojivales, alberga el claustro y en sus pasadizos se
encuentra una enorme colección de sarcófagos, urnas y esculturas de época
romana y etrusca, además de otras sepulturas que se acumulaban alrededor de la
Catedral de la ciudad.
Muchas
reliquias y restos que permanecían desperdigados por la ciudad de Pisa fueron
trasladadas al interior del cementerio que se transformó en una especie de
museo arqueológico. Actualmente, aún se pueden visitar.
Desde el siglo
XVI el Camposanto pisano alberga los sepulcros de las familias más prestigiosas
de la ciudad, como los Médici, y de los rectores y profesores de la
Universidad. Así que el Cementerio se convirtió en el Panteón de la memoria de
la ciudad, desde la época romana hasta la medieval.
Frescos
decorativos
Además, a
partir del 1360 se empezaron a decorar sus pasadizos con frescos, gracias a la
intervención de grandes artistas de la época.
Los temas
estaban ligados a la vida y la muerte, como el célebre «El Triunfo de la
Muerte» y el «El final» de Buonamico Buffalmacco o la «Crucifixión» de
Francesco Traini, que es el fresco más antiguo.
Pero también se
incluyeron «Historias de los Santos de Pisa», de Andrea Bonaiuti, Antonio
Veneziano y Spinello Aretino o las «Historias del Antiguo Testamento»
realizadas por el artista florentino Benozzo Gozzoli.
Lámpara de Galileo
Actualmente el
cementerio cuenta con tras capillas en su interior. La más antigua, la Capilla
Ammannati, toma su nombre de Ligo Ammannati, profesor de la Universidad de
Pisa, enterrado allí.
En la Capilla
Aulla se conserva la lámpara original de la catedral de Pisa, que fue la que
sirvió a Galileo Galilei para elaborar su teoría sobre la oscilación del
péndulo, al observar sus movimientos durante una Misa.
La última
capilla, conocida como la Dal Pozzo, fue construida en 1594 por encargo del
arzobispo Carlo Antonio Dal Pozzo. Tiene un altar dedicado a San Jerónimo y una
pequeña cúpula.
Así que para
todos aquellos que se acercan a la Plaza de los Milagros de Pisa, además de
admirar su Torre Inclinada, su Catedral y Baptisterio, no pueden perderse la
visita al Camposanto, que guarda en su interior, entre la paz y el silencio,
innumerables tesoros.
Merche Crespo
Fuente: Aleteia