Adoración al Santísimo, palabras de alegría, la cruz completamente rodeada de flores y vida, mucha vida es lo que se ha vivido en Salamanca, en la iglesia salmantina de los carmelitas de El Carmen de Abajo
Foto: Diócesis de Salamanca |
En la vigilia
muchísimos jóvenes se congregaron para acompañar al joven fallecido. Por
expreso deseo de fray Pablo María su cuerpo quedó en el centro de la Iglesia en
una exposición del Santísimo Sacramento, durante toda la noche y hasta el
comienzo del funeral. No paró de llegar gente.
«Impresionante»,
dicen algunos de los jóvenes que acudían a la vigilia con una flor en la mano.
Quien pueda, «que lleve su flor favorita al velatorio». «Nuestro
Señor Jesucristo convirtió el leño de la cruz en Árbol de vida eterna», y por
ello fray Pablo dejó escrito: «La cruz es mi alegría, no mi pena». No pararon
de llegar jóvenes y flores, completando la cruz que tanto anhelaba fray Pablo.
La cruz se hizo vida.
La misa funeral se ha celebrado tras el rezo de
Laudes, previamente toda la noche ha estado expuesto el Santísimo durante el
velatorio. La monición de entrada la ha realizado fray Desiderio García
que ha sido su director espiritual. «El vivo al bollo y el muerto al hoyo»,
decía Fray Pablo y se quedaba tan tranquilo, expresaba su director espiritual.
«Venimos a presentar al Altísimo a Pablo María de la Cruz, a encender la luz
que representa a Cristo Resucitado en este cirio», añadió, poniendo en un
contexto de fe lo que Fray Pablo le decía a su madre.
Fray Salvador Villota, prior provincial de la provincia
carmelita de Aragón, Castilla, Valencia, ha pronunciado la homilía, y las
palabras finales han sido las del obispo de Salamanca, monseñor José Luis
Retana. Toda la celebración, lecturas y cantos, fueron elegidas por el mismo
Pablo.
Pablo nos ha conmovido
«Como me comentabais ayer, queridos Ricardo y
Mª Carmen, en la comida festiva que celebramos los amigos en esta bendita casa,
en ninguna de vuestras peticiones de un milagro habríais podido siquiera
imaginar el bien y la belleza que habéis experimentado en todo lo que está
rodeando la muerte de vuestro hijo, vuestro hermano y nuestro amigo Pablo»,
explicaba el obispo de Salamanca.
«Pablo nos ha conmovido por su alegría y una
paz difíciles de describir en un joven de esa edad, acrisolado por la
enfermedad de varios años. Sus padres y hermanos le han acompañado con un dolor
mitigado por la fe. Él, enamorado de Cristo, con un afecto tan grande por la
Iglesia, con una amistad tan extraordinaria con los jóvenes que le habéis
tratado, que os ha evangelizado con su modo sencillo y extraordinario de
afrontar la enfermedad, con su amor a la Eucaristía, con la paz e incluso la
alegría ante la muerte, porque entiende que en ella se cumple el designio
grande para el que estamos hechos», continuaba en su mensaje final.
Mañana está previsto que sus amigos celebren en los jardines del Carmen una fiesta con canciones elegidas también por el propio Pablo para que se recuerde todo ello en un ambiente de fiesta y alegría.
Álvaro Real Arévalo
Fuente: Alfa y
Omega