Casi un centenar de jóvenes de San Rafael y San Mateo caminan hacia Lisboa en una peregrinación que servirá para recaudar fondos para la reconstrucción de su iglesia
Peregrinación Barcelona-Lisboa. Foto cedida por Ferrán Lorda. Dominio público |
El 26 de junio partieron hacia su «encuentro con Cristo», que esto «es lo importante» de la JMJ, a través de un recorrido de 1.276 kilómetros en 40 días. La realidad es que «ya estamos viviendo la JMJ» porque, en el ecuador de la peregrinación —hablamos con ellos el pasado sábado, en su etapa 20—, son muchas las vivencias que han tenido. Lo explica muy gráficamente Alejandro (21 años), que ha hecho cinco peregrinaciones, pero ninguna «tan salvaje» como esta. «Cuando ves a gente reventada que se pone la primera a servir, ves a Jesús». Él, que se apuntó a la pere porque sabía que si no se arrepentiría después, explica que «desconectas del mundo y te centras en el que tienes al lado».
Lo de desconectar no es un eufemismo: los chicos están
haciendo el camino sin móvil y esto, añade el sacerdote, está generando «un
clima de amistad y fraternidad muy chulo». Cuando les toca etapa larga, el
grupo se levanta a las 2:00 horas para evitar el calor. La primera hora de
caminata es en silencio. Es un «nosotros con Jesús», cuenta Katherine (23
años). En el pueblo al que llegan celebran una adoración eucarística y la Misa,
presidida por el cura de la localidad. Las paradas son momentos de testimonio,
como cuando, al iniciar la caminata el día que hablamos, se encontraron a los
jóvenes del pueblo de botellón. «¿A dónde vais?». «A Lisboa, a ver al Papa».
106.000 euros
La peregrinación sigue un itinerario
catequético en torno a la figura de Moisés, al paso «de la esclavitud a la
libertad». Junto a Lorda van otros dos sacerdotes con los que los jóvenes
pueden hablar, confesar… 40 días dan para mucho y «es muy formativo». Pero
además, «son un grupo de jóvenes católicos que caminan hacia Lisboa para reconstruir
su iglesia».
Efectivamente, la parroquia de San Rafael es «la más pequeña y humilde» de la ciudad, explica el sacerdote, «en un garaje» en el distrito de Nou Barris. Llevan años «buscando dinero» para la restauración del templo situado justo enfrente, en la antigua capilla del Instituto Mental. Allá por donde pasan reparten tarjetas con un código QR para visitar la web y poder hacer un donativo para la campaña 1 km = 1 € = 1 piedra más.
En 20
días de ruta han recaudado 106.000 euros. «La gente nos compra un kilómetro
—detalla Katherine—; nuestra mochila está llena de rostros de personas que nos
han pedido que recemos por ellos y también de las que no». Así, «cuando no
puedes más piensas: “Este paso es por esta persona”». Aquí se siente muy
confortada por el mismísimo Papa, que envió al grupo de peregrinos un vídeo
dándoles ánimos. «Nos decía que éramos unos valientes y que no nos
hundiéramos». Por eso, cuando los kilómetros pesan en las piernas, Katherine
sabe que «Jesús me está diciendo que no me rinda».
Los jóvenes llegarán a Lisboa el 4 de agosto. «Debe impactar ver a tanto cristiano», tercia Alejandro, que deja traslucir en la conversación su vocación de apóstol. «Me gustaría que esto que llevo dentro lo tuviera el resto».
Begoña Aragoneses
Fuente: Alfa y Omega