"Es un problema de humanidad"
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En su conversación con los periodistas en el
avión que le trajo de vuelta a Roma desde Budapest, Francisco habló de acogida,
de la paz que "se hace siempre abriendo las manos, nunca con
cerrazón", y de una misión en curso para favorecer la tregua. Y sobre su
reciente ingreso en el Hospital Gemelli dice: "No perdí el
conocimiento".
Los esfuerzos de la Santa Sede para
facilitar el regreso a casa de los niños ucranianos llevados a Rusia durante la
guerra, la paz, los contactos con el Kremlin y el diálogo ecuménico, con una
mención a su salud tras ser ingresado en el Gemelli la semana anterior al
Domingo de Ramos. Y la restitución de los restos del Partenón a Grecia, un
ejemplo para futuros gestos similares. Estos fueron los temas abordados por el
Papa Francisco en el breve diálogo durante el vuelo de regreso a Roma desde
Budapest.
Antal Hubai, Rtl Klub
¿Cuál es su experiencia personal de
los encuentros en Hungría?
Sí, realmente tuve una experiencia
en los años 60 cuando estudiaba en Chile, muchos jesuitas húngaros, debieron ir
allí porque los echaron de Hungría. Luego fui muy amigo de las monjas húngaras
de Maria Ward, que tenían un colegio a 20 km de Buenos Aires. Lo visitaba dos
veces por mes y hacía de capellán extraordinario. Luego también con una
sociedad de laicos húngaros de Buenos Aires que trabajaban en el internado
húngaro, los conocí bastante bien. No entendía el idioma pero sí dos palabras,
¡goulash y tokaj! Fue una buena experiencia y me conmovió mucho el dolor de ser
refugiado, no poder volver a casa y las hermanas Maria Ward que se quedaron
allí escondidas en apartamentos para que el régimen no se las llevara.
Luego supe más sobre todo el asunto de convencer al buen Cardenal Mindszenty
para que viniera a Roma y también conocí el entusiasmo del 56 y la decepción
posterior. Más o menos esto.
¿Ha cambiado su opinión desde
entonces?
No ha cambiado; se ha enriquecido.
En el sentido de que los húngaros que he conocido tienen una gran cultura...
¿Qué idioma hablaban?
Normalmente hablaban alemán o inglés. El húngaro no se habla fuera de Hungría. Sólo en el Paraíso, porque dicen que se tarda una eternidad en aprenderlo (risas)... Y esto no cambió, al contrario: vi el estilo que conocía.
Eliana Ruggiero, AGI
Santo Padre, usted lanzó un
llamamiento para abrir - reabrir - las puertas de nuestro egoísmo a los pobres,
a los migrantes, a los que no están en regla. En su encuentro con el Primer
Ministro húngaro Orbán, ¿le pidió que reabriera las fronteras de la ruta de los
Balcanes que ha cerrado? Luego, en los últimos días, también se reunió con el
Metropolita Hilarión: ¿pueden Hilarión y el propio Orbán convertirse en canales
de apertura hacia Moscú para acelerar un proceso de paz para Ucrania, o hacer
posible una reunión entre usted y el Presidente Putin? Gracias.
Creo que la paz se hace siempre
abriendo canales, nunca se puede hacer la paz cerrándose. Invito a todos a
abrir relaciones, canales de amistad... Esto no es fácil. El mismo discurso que
he hecho en general, lo he hecho con Orbán y lo he hecho un poco en todas
partes. Sobre la migración: Creo que es un problema que Europa debe tomar en
sus manos, porque hay cinco países que son los que más sufren: Chipre, Grecia,
Malta, Italia, España, porque son los países mediterráneos y la mayoría
desembarca allí. Y si Europa no se hace cargo de esto, de un reparto justo de
los inmigrantes, el problema sólo será de estos países. Creo que Europa debe
hacer sentir a la gente que es la Unión Europea incluso frente a esto. Hay otro
problema que está relacionado con la migración, y es la tasa de natalidad. Hay
países como Italia y España que no tienen ... hijos. Últimamente... el año
pasado hablé de esto en una reunión de familias y últimamente he visto que el
gobierno y otros gobiernos también hablan de ello. La media de edad en Italia
es de 46 años, en España es más alta todavía y hay pequeños pueblos desiertos.
Un programa de migración, pero bien llevado con el modelo que algunos países
han tenido con la migración -pienso por ejemplo en Suecia en la época de las
dictaduras latinoamericanas- puede ayudar también a estos países que tienen una
baja natalidad. Entonces, al final,... ¿cuál ha sido la última? Ah, sí,
Hilarión: Hilarión es alguien a quien respeto mucho, y siempre hemos tenido una
buena relación. Tuvo la amabilidad de venir a verme, después fue a Misa y
también le vi aquí en el aeropuerto. Hilarion es una persona inteligente con la
que se puede hablar, y hay que mantener estas relaciones, porque si hablamos de
ecumenismo -esto me gusta, esto no me gusta...- debemos tener la mano tendida
con todo el mundo, incluso recibir la mano [de ellos...]. Con el Patriarca
Kirill sólo he hablado una vez desde que empezó la guerra, 40 minutos para
acercarme, luego a través de Antonio, que está ahora en el lugar de Hilarión,
que viene a verme: es un obispo que fue párroco en Roma y conoce bien el
ambiente, y siempre a través de él estoy en conexión con Kirill. Hay un
encuentro que íbamos a tener en Jerusalén en julio o junio del año pasado, pero
se suspendió a causa de la guerra: habrá que hacerlo. Y luego, con los rusos
tengo una buena relación con el embajador que ahora se va, embajador durante
siete años en el Vaticano, es un gran hombre, un hombre comme il faut.
Una persona seria, culta, muy equilibrada. La relación con los rusos es
principalmente con este embajador. No sé si lo he dicho todo. ¿Eso fue todo? ¿O
me he comido algo?
Si podrían de alguna manera
Hilarión y también Orbán acelerar el proceso de paz en Ucrania y también hacer
posible un encuentro entre usted y Putin, si pueden actuar -entre comillas-
como intermediarios.
Usted se imagina que en este
encuentro no sólo hablamos de Caperucita Roja, ¿no?, hablamos de todas estas
cosas. Se ha hablado de esto porque a todos nos interesa el camino de la paz.
Yo estoy dispuesto. Estoy dispuesto a hacer todo lo que haya que hacer. Además,
ahora hay una misión en marcha, pero aún no es pública. Vamos a ver cómo...
Cuando sea pública la diré.
Aura María Vistas Miguel, Radio
Renascença
La próxima etapa es Lisboa, ¿cómo
se encuentra de salud? Nos tomó por sorpresa cuando fue al hospital, Usted dijo
que se desmayó. ¿Se siente con energía para ir a la JMJ? ¿Y le gustaría un
evento con un joven ucraniano y ruso como signo para las nuevas generaciones?
En primer lugar, la salud. Lo que
tuve fue un fuerte malestar al final de la audiencia del miércoles, no tenía
ganas de comer, me acosté un poco, no perdí el conocimiento, pero sí que había
una fiebre muy alta y a las tres de la tarde el médico me llevó inmediatamente
al hospital. Tuve una fuerte neumonía aguda, en la parte inferior del pulmón,
gracias a Dios se lo puedo decir, hasta tal punto que el organismo, el cuerpo,
respondió bien. Gracias a Dios. Esto es lo que tuve.
Sobre Lisboa: el día antes de
partir hablé con Monseñor Américo (Américo Manuel Alves Aguiar, Obispo auxiliar
de Lisboa y Presidente de la Fundación JMJ 2023, ndr) que vino a ver cómo están
las cosas allí, yo iré, iré. Espero hacerlo, ustedes ven que no es lo mismo que
hace dos años, con el bastón, ahora está mejor, de momento el viaje no se
cancela. Luego está el viaje a Marsella, luego está el viaje a Mongolia, luego
está el último que no recuerdo a dónde... aun el programa me mantiene en
movimiento.
¿Y sobre los jóvenes de Rusia y
Ucrania?
Américo tiene algo en mente, está
preparando algo, me lo ha dicho. Lo está preparando bien.
Nicole Winfield, Associated Press
Santo Padre, yo quería preguntarle
algo un poco diferente: hace poco hizo usted un gesto ecuménico muy fuerte,
donó tres fragmentos de las esculturas del Partenón a Grecia, por parte de los
Museos Vaticanos. Este gesto también ha tenido eco fuera del mundo ortodoxo,
porque muchos museos de Occidente están debatiendo precisamente el retorno del
periodo colonial, como un acto de justicia hacia estos pueblos. Quería
preguntarle si también está disponible para otras restituciones, pienso en los
pueblos y grupos indígenas de Canadá que han solicitado la devolución de objetos
de las colecciones vaticanas, como parte del proceso de reparación por los
daños sufridos durante el período colonial.
Pero éste es el séptimo
mandamiento: si has robado, tú debes restituir. Pero, hay toda una historia,
que a veces las guerras y la colonización llevan a tomar la decisión de tomar
lo bueno de los demás. Este fue un gesto justo, había que hacerlo: el Partenón,
dar algo. Y si mañana vienen los egipcios y piden el obelisco, ¿qué haremos?
Pero ahí hay que hacer un discernimiento, en cualquier caso. Y luego la
restitución de cosas indígenas está en marcha, con Canadá, al menos acordamos
hacerlo. Ahora preguntaré cómo va eso. Pero la experiencia con los aborígenes
en Canadá ha sido muy fructífera. Incluso en Estados Unidos los jesuitas están
haciendo algo, con ese grupo de indígenas dentro de Estados Unidos. El general
me lo dijo el otro día. Pero volvamos a la restitución. En la medida en que se
puede restituir, que es necesario, que es un gesto, que es... mejor hacerlo. A
veces no se puede, no hay posibilidad política, real, concreta. Pero en la
medida en que puedas devolver, por favor, hazlo; es bueno para todos. No
acostumbrarse a meter la mano en el bolsillo de los demás.
Eva Fernández, Radio COPE
El Primer Ministro ucraniano le ha
pedido ayuda para traer de vuelta a los niños, llevados a la fuerza a Rusia.
¿Han pensado en ayudarlo?
Creo que sí porque la Santa Sede ha
actuado como intermediaria en algunas situaciones de intercambio de
prisioneros, y a través de la embajada fue bien, creo que esto también puede ir
bien. Es importante, la Santa Sede está dispuesta a hacerlo porque es justo, es
una cosa justa y hay que ayudar, para que esto no sea un casus belli,
sino un caso humano. Es un problema de humanidad antes que un problema de un
botín de guerra o de una transferencia de guerra. Todos los gestos humanos
ayudan, pero los gestos de crueldad no ayudan. Debemos hacer todo lo
humanamente posible.
Pienso
también, quiero decirlo, en las mujeres que vienen a nuestros países: Italia,
España, Polonia, Hungría, tantas mujeres que vienen con hijos y maridos, o son
esposas... o están luchando en la guerra. Es verdad que ahora mismo se les está
ayudando, pero no debemos perder el entusiasmo por hacerlo, porque si el
entusiasmo decae, estas mujeres se quedan sin protección, con el peligro de
caer en manos de los buitres que siempre están buscando estas situaciones.
Tengamos cuidado de no perder esta tensión de ayuda que tenemos por los
refugiados, esto concierne a todos.
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