El Papa Francisco recibió en audiencia a los Clérigos Regulares de San Pablo, conocidos como Barnabitas, y a la familia espiritual vinculada a ellos, recordando la exhortación de su fundador, San Antonio María Zacarías: "Corran como locos hacia Dios y hacia los demás"
Audiencia del Papa con los Clérigos Regulares de San Pablo (Barnabitas) (Vatican Media) |
Jamás el proselitismo: debemos llevar el
espíritu "vivo" de Jesús no estando sentados en un sillón, sino
saliendo con alegría hacia todos
La ocasión del encuentro del Santo
Padre con los Clérigos Regulares de San Pablo (Barnabitas) y la familia
espiritual de San Antonio María Zacarías fue el 125° aniversario de la
canonización de su fundador y con vistas a los dos importantes Capítulos
Generales. Una familia variada, formada por religiosos, religiosas y laicos
reunidos – tal como explicó el Santo Padre – en tres "colegios",
según la definición de san Zacarías, "todos animados por el espíritu
apostólico de San Pablo" y comprometidos en distintas partes del mundo.
Correr hacia
Dios
El Pontífice recordó que San
Antonio María solía decir a sus seguidores: "¡Tienen que correr como
locos! Correr hacia Dios y hacia los demás!" y de esta exhortación
Francisco les dijo que deseaba profundizar tres aspectos. En primer lugar
“correr hacia Dios”, porque la relación con el Señor es la base de la misión.
De hecho, el santo fundador la había cultivado “de modo especial meditando la
Palabra de Dios”, Y añadió:
“Este tipo de
relación con Cristo es también fundamental para nosotros, para decir a todos,
habiéndolo experimentado personalmente, que la vida no es la misma con o sin el
Señor, y esto para poder seguir ‘corriendo hacia la meta’, como dice San Pablo,
e implicar en esta carrera a las personas que nos han sido confiadas. Nuestro
anuncio misionero no es proselitismo – lo subrayo mucho– sino compartir un
encuentro personal – si se quiere, el Señor es así, esto es vida, pero no
proselitismo – ¡que nos ha cambiado la vida! Sin esto, no tenemos nada que
proclamar, ni un destino hacia el que caminar juntos”
Evangelizar no
es hacer proselitismo
Sobre la tentación del
proselitismo, el Papa relató espontáneamente una experiencia personal suya,
cuando al final de un encuentro con jóvenes se encontró con una señora que
acompañaba a dos de ellos:
“Y esta
señora, que hablaba español, me dijo: 'Padre, estoy contenta porque he
convertido a estos dos: éste viene de tal sitio y éste viene de tal otro'. Yo
me enfadé, ¿saben? y le dije: 'Tú no has convertido nada, has faltado al
respeto a estas personas: no los has acompañado, has hecho proselitismo y eso
no es evangelizar'. ¡Estaba orgullosa de haber convertido! Cuidado con
distinguir bien la acción apostólica del proselitismo: nosotros no hacemos
proselitismo. El Señor nunca hizo proselitismo”
Correr hacia
los demás
El segundo aspecto, igualmente
fundamental, es "correr hacia los demás", lo que significa no
encerrarse en uno mismo, sino mirar hacia fuera para llevar el Evangelio a
todos. No hacerlo – advirtió Francisco – sería imitar el comportamiento de un
atleta que se entrena constantemente pero nunca compite. Poco a poco perdería
el entusiasmo, y así el discípulo de Jesús se convertiría en un discípulo
triste. Pero "¡nosotros no queremos convertirnos en discípulos
tristes!", señaló el Papa y planteó una pregunta:
“¿Está dentro
de mí ese gusano de tristeza? Yo, religioso, religiosa, laico, ¿dejo a veces
que ese gusano se meta ahí dentro? Alguien decía que un cristiano triste es un
triste cristiano: es verdad. Pero a nosotros, los consagrados, la tristeza no
nos debe entrar, y si alguien siente esa tristeza, que vaya inmediatamente ante
el Señor y pida luz, y pida a algún hermano o hermana que lo ayude a salir de
ella”
Abrirse a
nuevas formas de anuncio
El Papa citó la experiencia de San
Pablo quien, hablando de su apostolado, decía: "No puedo prescindir, y ay
de mí si no anuncio a Cristo".
“¡Ay de
nosotros si no anunciamos a Cristo! Por eso los animo a avanzar en la dirección
que indica su carisma: ‘Llevar por todas partes el Espíritu vivo de Cristo’. El
Espíritu ‘vivo’ de Cristo es el que conquista el corazón, el que no los hace
sentarse en su sillón, sino que los hace ir hacia los hermanos, con una mochila
ligera y una mirada llena de caridad”
Llevar este Espíritu a todas
partes, sin excluir a nadie y abriéndose también a nuevas formas de apostolado,
en un mundo que cambia y que necesita mentes flexibles y abiertas, y caminos de
investigación compartidos, para identificar las formas adecuadas de transmitir
el único Evangelio de siempre.
Correr como
locos
“Deben correr como locos",
decía san Antonio María Zacarías, que no quería decir "locos que
corren", precisó Francisco. El Papa tradujo esto en la expresión “coraje
creativo”, que significa ir más allá de lo que uno siempre ha hecho y encontrar
nuevas formas de hacerse a sí mismo, citando de nuevo las palabras de San
Pablo: “Todo para todos, para salvar a toda costa a alguien”. Y comentó:
“San Antonio
María tuvo este coraje, dando vida a instituciones nuevas para su época: una
congregación de reforma del clero, en un tiempo en que tantos eclesiásticos se
habían acostumbrado a una vida cómoda y acomodada; una congregación religiosa
femenina no claustral, dedicada a la evangelización, en un tiempo en que la
vida consagrada para las mujeres era sólo de clausura; una congregación de
misioneros laicos comprometidos activamente en el anuncio, en un tiempo en que
dominaba un cierto clericalismo”
Eran todas novedades – dijo el Papa
– tanto que San Zacarías sintió la necesidad "de venir a dar cuenta de
ellas a Roma", demostrando su voluntad de permanecer dentro de la Iglesia
"aceptando correcciones y recordatorios, tratando de explicar e ilustrar
las razones de sus elecciones y custodiando la comunión en la obediencia".
Hacerlo todo
juntos como comunidad
Francisco les recordó, por último,
la importancia para la familia espiritual fundada por San Zacarías de
"hacerlo todo juntos", de "vivir, trabajar, rezar, sufrir y
regocijarse juntos como una comunidad" y concluyó:
“La comunión
en la vida y en el apostolado es, en efecto, el primer testimonio que están
llamados a dar, sobre todo en un mundo dividido por luchas y egoísmos. Esta
está escrita en el ADN de la vida cristiana y del apostolado: ‘Para que todos
sean uno’, ‘ut unum sint’, como oró el Señor”
Adriana Masotti – Ciudad del
Vaticano
Vatican News