El arzobispo Mario Delpini ha atendido a ECCLESIA en una entrevista que se podrá leer íntegra en el número de este mes
![]() |
Arzobispo de Milán. Dominio público |
Vivirán un año en la parroquia, en un apartamento separado y en pequeños grupos, siempre en contacto directo con una familia. El objetivo es que puedan ampliar su experiencia formativa y «fomentar una mayor relación y reciprocidad con otras formas de vocación».
Además, con el traslado de estos seminaristas a las parroquias, la
archidiócesis italiana de Milán ha sabido hacer de la necesidad virtud. Así, el
Seminario ha podido congregar a sus seminaristas en una sola sede favoreciendo
la racionalización de los recursos. El arzobispo de Milán, monseñor Mario
Delpini, explica a ECCLESIA los
pormenores de esta iniciativa.
Sobre cómo surgió la idea, expone que “no se trata de una idea que haya nacido en un despacho. Se hizo necesario reconfigurar la vida de nuestro seminario, debido al menor número de admisiones a raíz de la pandemia que evidentemente ha acelerado algunos procesos. Tradicionalmente, las dos grandes etapas del camino del seminarista (discipular y configuradora) se correspondían con dos comunidades distintas.
A partir del
próximo mes de septiembre habrá una sola comunidad en la que se cuidará de los
espacios y tiempos compartidos y luego favoreceremos otros propios de cada
etapa. Pero esta no ha sido la razón principal. Hemos querido recoger las
experiencias y reflexiones de estos años y preparar un replanteamiento más
amplio. De
esta forma, hemos intentado convertir en evangélicamente propicia una situación
que providencialmente se nos presentaba”.
En relación a como ha sido
recibida la propuesta en las parroquias, indica que “es algo difícil de
responder. En todo caso, se puede decir que los contenidos de la propuesta son
fruto de distintas reflexiones que en los últimos años han ido surgiendo y se
han com- partido en el seno del tejido eclesial. También es importante
añadir que los sacerdotes que acogerán a los seminaristas estarán implicados en
una dinámica formativa. Por su parte, las comunidades cristianas en las que
vivirán los seminaristas deben ser muy conscientes del significado de esta
propuesta”.
“Cómo
proponer con más convicción”
“Me permito añadir que
cualquier reflexión sobre el seminario no puede separarse de otras reflexiones.
Me refiero, por ejemplo, al tema de la pastoral ordinaria que debe ser
vocacional o al tema de la vida y reforma del clero. Creo que debemos
preguntarnos cómo proponer con más convicción que la vida es vocación y creo,
por otro lado, que debe crecer aún más el sentido de pertenencia al presbiterio
y a la vida fraterna del clero. Espero que esta reconfiguración del seminario
suscite también reflexiones y decisiones sobre estas dos cuestiones”.
Fuente:
ECCLESIA