La nueva familia de Jesús "fermenta" la vida en la Iglesia y en la comunidad civil, porque, por ejemplo, "hace crecer la gratuidad, el respeto, la acogida y otros valores humanos"
Peregrinación de la Diócesis de Asti (Vatican Media) |
El Papa recibió a 400 peregrinos de la diócesis
de Asti, acompañados por monseñor Prastaro, que fueron a agradecerle su visita
de los días 19 y 20 de noviembre pasado y subraya la "revolución" de
la familia traída por Cristo, en la que el vínculo más importante es el amor,
animado por "la gratitud, el reconocimiento y el servicio". El Santo
Padre recordó el "calor humano" de aquellos días de encuentro con sus
propias "raíces paternas".
La "revolución" de la
familia obrada por Jesús, según la cual el vínculo más importante "para
nosotros cristianos ya no es el de la sangre, sino el amor de Cristo", que
la libera "de las dinámicas del egoísmo", y la enriquece con un
vínculo nuevo y aún más fuerte, no dominado por los intereses del parentesco,
sino "animado por la gratitud, el agradecimiento y el servicio
recíproco". Un elemento para la reflexión, que nace pensando en la
experiencia de "consolación", de "vuelta a las raíces",
pero también de "gran calor humano" y de "familia en el sentido
más amplio" que fue la visita a Asti los días 19 y 20 de noviembre, que el
Papa Francisco compartió con los 400 peregrinos acogidos en el Vaticano, en la
Sala Clementina del Palacio Apostólico, junto a su obispo Marco Prastaro.
La fraternidad
se funda en Jesús
El Papa subrayó que en nuestras
"ciudades, pueblos y parroquias" la palabra "fraternidad"
no es sólo "un modo bonito de hablar", sino que tiene un fundamento,
"Jesucristo, que nos ha hecho a todos hermanos y hermanas, y tiene un camino,
el Evangelio, que es la vía para caminar en el amor, en el servicio, en el
perdón, en el llevar los unos las cargas de los otros". La nueva familia
de Jesús da "un sentido nuevo a las relaciones familiares", entre
cónyuges, padres e hijos, hermanos y hermanas, pero también
"fermenta" la vida en la Iglesia y en la comunidad civil, porque, por
ejemplo, "hace crecer la gratuidad, el respeto, la acogida y otros valores
humanos".
El calor
humano de la familia piamontesa
Francisco recordó que aquel
"día y medio" de la fiesta de Cristo Rey fue "un momento de gran
calor humano, hecho con la madera piamontesa, que no calienta inmediatamente,
sino después de un rato ¡y luego dura!". Y también un momento "de
familia, en sentido amplio: familia de origen, las raíces, los encuentros con
mis parientes; familia de la Iglesia, la celebración en la Catedral, con la
participación de todo el pueblo de Dios; y luego familia de la comunidad civil,
la colaboración con las autoridades, la presencia de la gente".
Este sentido de calor humano que
decía, no es sólo una emoción: se encendió en mí al mirar sus rostros alegres,
al sentir su afecto, al ver que hay una familia que avanza, que camina por el
camino del Evangelio, con todas sus limitaciones y dificultades.
"Espero
haber respondido a todas sus cartas"
Y habla de las muchas cartas que le
escribieron los habitantes de Asti, algunas de ellas "contándole problemas
y cómo se podían resolver".
Pero una cercanía muy grande. Para
mí, estas cartas también fueron un consuelo. Espero haberlas contestado todas,
no estoy seguro.
La
"revolución" de la familia traída por Jesús
Haciendo una pausa para reflexionar
sobre la palabra "familia", el Pontífice reiteró que "es una
realidad que ha cambiado mucho, y está cambiando", pero "sigue siendo
un valor clave". Y la verdadera "revolución" de la familia la
hizo el único que trajo "las novedades, aquellas verdaderas, a este mundo:
Jesucristo". Y aquí relee las palabras de Jesús en un episodio evangélico,
"que nos dejan desconcertados, nos ponen en crisis", relatado en los
evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. Cuando Cristo está predicando en medio de
sus discípulos y de otras personas, le dicen: «Tu madre y tus hermanos te
buscan ahí fuera». Él les respondió: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis
hermanos?». Y dirigiendo su mirada sobre los que estaban sentados alrededor de
él, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que hace la voluntad de
Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre». Estas palabras, observó
el Papa, si las pensamos bien, generan “una nueva manera de entender la
familia".
La familia de
Jesús, unida por la gratitud y el servicio mutuo
Llamarse "hermanos y
hermanas" entre cristianos, subraya el Papa, "no es sólo una fórmula,
un modo convencional de decir las cosas", sino "una realidad nueva
generada por Jesucristo". Y la palabra de Jesús "ha renovado
radicalmente la familia, de modo que el vínculo más fuerte, más importante para
nosotros los cristianos ya no es el de la sangre, sino que es el amor de Cristo".
Su amor transforma la familia, la
libera de las dinámicas del egoísmo, que derivan de la condición humana y del
pecado, la libera y la enriquece con un vínculo nuevo, aún más fuerte pero
libre, no dominado por los intereses y las convenciones del parentesco, sino animado
por la gratitud, por el agradecimiento, por el servicio mutuo.
Una nueva
familia que crece en gratuidad y acogida
Francisco explica a continuación
que ha querido compartir estos pensamientos con sus "hermanos y hermanas
de Asti", porque "en su tierra están las raíces paternas de mi
familia. Las raíces son importantes". Y hay que agradecer a Dios "por
el don de la vida y por quienes nos la han transmitido" y a Jesucristo que
"nos ha llamado a formar parte de su familia, en la que lo que cuenta es
hacer la voluntad del Padre que está en los cielos".
Y esta nueva familia de Jesús, al
mismo tiempo que da un nuevo sentido a las relaciones familiares -entre
cónyuges, entre padres e hijos, entre hermanos-, también "fermenta"
la vida de la comunidad eclesial y civil. Por ejemplo, hace crecer la
gratuidad, el respeto, la acogida y otros valores humanos.
La clínica
"Fratelli tutti", una familia de pacientes y médicos
El Pontífice aclara que aquí
encuentra "el sentido de la expresión 'Fratelli tutti' (Hermanos todos),
que han elegido como nombre para el nuevo Ambulatorio para los más
desfavorecidos". "Fratelli tutti" significa que allí, "en
ese entorno, las personas que serán tratadas junto con los médicos, enfermeros
y todos los demás voluntarios que trabajarán, formarán una familia. Una familia
para este trabajo de atención a los enfermos".
Y así, en la
ciudad, en los pueblos, en las parroquias, la palabra "fraternidad"
no es sólo un dicho bonito, un ideal para soñadores, sino que tiene un
fundamento, Jesucristo, que nos ha hecho a todos hermanos y hermanas, y tiene
un camino, el Evangelio, que es la vía para caminar en el amor, en el servicio,
en el perdón, en el soportar los unos las cargas de los otros.
Alessandro Di Bussolo - Ciudad del
Vaticano
Vatican News