La imagen de esta advocación de la Virgen María fue elegida hace más de 250 años por otro rey Carlos III, el de España, como la condecoración civil más prestigiosa que se pueda otorgar
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Andrew Matthews / POOL / AFP |
Seguro viste la
foto de la reina Letizia con un conjunto rosa de Carolina Herrera o los
vestidos de las otras monarcas en la coronación del rey Carlos III del Reino
Unido. Los hombres suelen quedan por fuera en estos listados de moda, pero el
uniforme del rey Felipe VI no era sólo un traje «bonito» o «elegante», sino
lleno de mucho significado, particularmente hacia la Inmaculada Concepción.
El uniforme del
monarca español era el de capitán general del ejército y destaca la banda azul
celeste con bordes blancos, la cual corresponde a La
Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, establecida en el año
1771, que va acompañada de una placa de plata con una Gran Cruz de ocho puntas,
cuatro flores de lis y la imagen de la Inmaculada Concepción en el centro (en
la coronación, el rey Felipe VI la tenía puesta en la parte inferior y a la
derecha de su chaqueta).
Esta orden la
creó Carlos III de España luego que finalmente su hijo, entonces príncipe de
Asturias y luego Carlos IV, luego de cinco años de matrimonio sin hijos, pudo
darle su primer nieto. El monarca estaba preocupado por la continuidad de su
dinastía y había rezado mucho, en especial a la Virgen María en su advocación
de la Inmaculada Concepción, para que su hijo y nuera pudieran tener un bebé.
En
agradecimiento, Carlos III creó esta orden y la puso en vigencia el día que su
nuera pudiera asistir a misa con el niño en brazos. Este primer nieto y otros
hijos de Carlos IV murieron pocos años después, pero igual Carlos III conservó
esta orden, cuyo líder (llamado Gran Maestre de la Orden) siempre será el rey
de España mientras ejerza el título.
«Hemos
determinado dejar a nuestra posteridad un público y permanente testimonio de
nuestra profunda gratitud y reverencia al Altísimo […]; instituyendo y
fundando, bajo la protección de María Santísima en su Misterio de la Inmaculada
Concepción, cuyos especialísimos devotos nos gloriamos de ser, y a la sombra de
cuyo patrocinio hemos puesto todos nuestros vastos dominios: una Real Orden
Española denominada de Carlos Tercero», decía el decreto.
Incluso, el
papa Clemente XIV reconoció a la orden mediante bula y le otorgó beneficios
religiosos en 1772. En sus inicios, el rey Carlos III incluyó en la orden a
muchos de los teólogos de la corona para que investigaran y reflexionaran sobre
los misterios de la Virgen María (hasta se llegó a decir que en la orden había
más religiosos que nobles); y los miembros se reunían dos veces al año en la
iglesia de San Gil en Madrid: en el Día de Todos los Santos y en el día de la
Inmaculada Concepción, por supuesto.
Actualmente, aunque han ocurrido varios cambios
a lo largo de la historia, sigue siendo la condecoración civil más distinguida
que puede ser otorgada en España y, desde 1983, las mujeres también pueden ser
parte de ella.
En otras oportunidades, el rey Felipe VI ha
llevado la Gran Cruz con una imagen de la Inmaculada Concepción en esmalte y
sus característicos colores blanco y azul; sin embargo, quizá por ser un evento
tan majestuoso como una coronación, el pasado 6 de mayo optó por esta versión abrillantada.
Debajo de la Virgen se puede ver también un
tres en números romanos (III), correspondiente al número ordinal del creador de
la orden; y también la frase en latín «virtuti et merito» (virtud y mérito),
que resumen las características que deben tener los que ingresen a esta
prestigiosa orden creada en honor a la Virgen María y cuyo actual Gran Maestre,
el rey Felipe VI, llevó con tanto orgullo en la coronación del rey Carlos III
del Reino Unido.
Adriana Bello
Fuente: Aleteia