Es importante, para Francisco, recuperar los elementos antropológicos que caracterizan la identidad humana y con ella, “la de la mujer y su rol en la familia y en la sociedad, que no deja de ser un corazón latente”
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Al recibir a la Unión Mundial de Organizaciones
Femeninas Católicas, el Papa Francisco habló de la necesidad recuperar los
elementos antropológicos que caracterizan la identidad humana y con ella, “la
de la mujer y su rol en la familia y en la sociedad". “Si queremos saber
qué es la humanidad sin la mujer, qué es el hombre sin la mujer, lo tenemos en
la primera página de la Biblia: es soledad", afirmó.
“La identidad antropológica de la
mujer está en peligro”, advirtió el Papa Francisco al dirigirse a la Unión
Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas, la UMOFC, este sábado 13 de mayo
en el Vaticano. Recibiendo a las mujeres que participarán en la Asamblea
General en Asís la próxima semana, el Santo Padre afirmó que la identidad de la
mujer es usada, “instrumentalizada” como argumento de contiendas políticas y de
ideologías culturales que “ignoran la belleza con la que ha sido creada”, y
subrayó la necesidad de “valorar más su capacidad de relación y de
donación”.
Es importante, para Francisco,
recuperar los elementos antropológicos que caracterizan la identidad humana y
con ella, “la de la mujer y su rol en la familia y en la sociedad, que no deja
de ser un corazón latente”.
“Si queremos
saber qué es la humanidad sin la mujer, qué es el hombre sin la mujer, lo
tenemos en la primera página de la Biblia: es soledad. El hombre sin la mujer
está solo. La humanidad sin la mujer está sola. Una cultura sin la mujer está
sola. Donde no está la mujer, hay soledad, soledad árida que genera tristeza, y
toda clase de daño a la humanidad. Donde no está la mujer, hay soledad.”
A las mujeres miembros de la UMOFC
el Papa les habló también de la necesidad urgente de encontrar la Paz en el
mundo, una paz “que inicia en el interior del corazón”. “Tenemos un corazón
enfermo, lacerado por la división del odio y del rencor”, lamentó Francisco,
que, más adelante en su discurso, y en el día en que se celebra la memoria de
las apariciones de la Virgen María a los pastorcitos de Fátima, se dice “muy
triste”, porque precisamente en el país donde apareció la Virgen “se promulga
una ley para matar”. Así les habla de María, “modelo de mujer por excelencia”,
del don de la maternidad y de la tarea de “cuidar a los hijos en la Iglesia”:
María les enseña a generar vida y a
protegerla siempre, relacionándose con los demás desde la ternura y la
compasión, y conjugando tres lenguajes: el de la mente, el del corazón y el de
las manos, que tienen que ser coordinados: lo que piensa la cabeza lo sienta el
corazón y lo hagan las manos, lo que siente el corazón esté en armonía con lo
que se piense en la cabeza y hacen las manos, lo que hacen las manos tengan
armonía con lo que se siente y lo que se piensa.
Siempre pensando en Fátima, donde
“en medio del silencio y la soledad de los campos” la Virgen se presentó a los
pastorcitos “frágiles y pequeños” - que representan a la humanidad también un
poco desconcertada y asustada - el Papa habló a las mujeres del “secreto” que
dio fuerza a los pastorcitos para hacer lo que Ella les pedía: es “cultivar la
unión con el ‘dulce huésped del alma’ que siempre nos acompaña”, es el amor a
Dios y unión con Él, para vivir “como María, la plenitud del ser mujer con la
conciencia de sentirse elegidas y protagonistas en la obra salvadora de Dios”.
“Pero esto
sólo no basta. Esa unión interior con Jesús se tiene que manifestar al
exterior, se tiene que manifestar permaneciendo en comunión con la Iglesia, con
mi familia o con mi organización, que me ayudan a madurar en la fe. Esto es lo
que da valor a todas las iniciativas que llevamos adelante. Hay que “rezar” las
obras y “obrar” la oración. De este modo nos vamos a situar bien en sintonía
con la misión de toda la Iglesia.”
Es ésta, también, para Francisco,
“la esencia de la sinodalidad”, que hace “sentirse protagonista y
corresponsable del buen ser de la Iglesia, para saber integrar las diferencias
y trabajar en armonía eclesial”.
A las cerca de mil quinientas
participantes en el encuentro el Pontífice finalmente expresó su gratitud por
su quehacer, animándolas a seguir adelante en sus proyectos y actividades en
favor de la evangelización, “siguiendo la voz interior del Espíritu, dóciles a
los toques interiores”. Y concluyó:
Que Jesús las
bendiga y la Virgen las cuide, a ustedes y a sus familias. Rezo por los frutos
de la Asamblea, hablen claro, discutan, peléense un poquito porque hace bien,
eso los lleva adelante. Y les pido, por favor, que me sigan acompañando con sus
oraciones. Muchas gracias.
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