«Se necesita la vida espiritual/religiosa para sanar la mente»
Monseñor Francisco Pérez González, arzobispo de
Pamplona y obispo de Tudela ha concedido una entrevista a InfoVaticana, en la
que aborda la crisis de secularización que sufre España, las leyes inicuas
aprobadas por el gobierno y las Cortes, así como la situación cercana al cisma
de la Iglesia en Alemania.Dominio público
Aunque ya presentó su renuncia al
Papa por razones de edad, Mons, Francisco Pérez sigue al frente de la
archidiócesis de Pamplona y Tudela y, de hecho, ha sido administrador apostólico
de la diócesis de San Sebastián durante una parte del año pasado. Desde marzo
de 2020 es presidente de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación con
las Iglesias y miembro de la Comisión Permanente.
Recientemente participó en las
Javieradas, un acto en honor a San Francisco Javier al que asistieron 30.000
personas de diferentes diócesis. Entrevistado por Javier Arias para InfoVaticana, el
prelado asegura que a los jóvenes hay que darles el mensaje de Jesucristo sin
restricciones e invitarles a ser Iglesia viva.
También piensa que la salud mental
tiene que ir acompañada de la salud espiritual y que la sociedad sufre cuando
se separa a Dios de la vida humana, lo que lleva a una pérdida del sentido de
la trascendencia y a un aumento de los suicidios.
Igualmente se opone a las leyes que
van contra la vida humana, como las que promueven el aborto, la eutanasia y la
ley de ideología de género o «ley trans» y critica la deriva de la Iglesia en
Alemania.
Este mes de marzo del año 2023 se
han celebrado las famosas Javieradas, ¿Cómo ha vivido estas jornadas?
Han sido unas jornadas muy
concurridas. En total: 30.000 personas. Muchos jóvenes y familias que, desde
varias Diócesis, se han hecho presentes y un ambiente de religiosidad popular
en torno a San Francisco Javier. Tiene un atractivo especial el «Patrono de la
Misiones». El día 11 de marzo se concluyó el Jubileo con motivo de los 400 años
que San Francisco Javier fue canonizado. He vivido momentos muy emotivos dónde
se observa que las personas necesitan fortalecimiento espiritual y evangélico.
¿Qué papel cree que ha de jugar la
juventud en estos tiempos?
La juventud necesita ser atendida y
ofrecerle el mensaje de Jesucristo sin restricciones sino tal cual. Y ellos lo
toman en serio. Muchos encuentran el sentido a su vida cuando se les pone ante
el amor y la misericordia de Jesucristo y se les invita a ser Iglesia Viva. Les
fascina la vida de los santos como San Francisco Javier que encontró su sentido
existencial cuando San Ignacio le refiere la palabra de Dios: «¿De qué te sirve
ganar el mundo entero, si pierdes y arruinas tu alma?». Esto le motivó a dar un
vuelco en su vida y se convirtió. Los jóvenes han de ser y así muchos lo
sienten la luz que Jesucristo nos ha traído.
En alguna ocasión usted ha hablado
sobre los problemas de salud mental. Recientemente, un catedrático de Harvard
relacionó el aumento de suicidios con la disminución de la religiosidad. ¿Qué
consecuencias observa usted en la sociedad como resultado de apartar a Dios?
Lo decía muy bien el Papa Benedicto
XVI: «Un humanismo sin Dios, es un humanismo inhumano». Hoy estamos pasando por
unas circunstancias especiales donde las ideologías quieren dominar al ser
humano con falsas esperanzas. Se quiere prescindir de Dios como si fuera un
engendro del pasado y hoy no interesa. El progresismo enarbola leyes de muerte
que van contra la ley de Dios. Y esto es muy grave puesto que va en contra del
auténtico humanismo señalado en la misma naturaleza; y la naturaleza nunca
perdona si se la agrede. De ahí que se vea la fragilidad en la mente y se
necesite «salud mental» que debe ir muy acompañada de la «salud espiritual». Se
ha perdido el sentido de la trascendencia y sabemos que la inmanencia no
satisface al corazón, ni a los sentimientos y ni a la mente. La consecuencia es
el hastío de la vida. Se necesita la vida espiritual/religiosa para sanar la
mente y vivir con alegría la experiencia humana que Jesucristo nos ha ofrecido
entregando su vida e invitándonos a seguirle como marca el evangelio.
A nivel nacional, ¿qué opinión le
merece las leyes como la del aborto o la eutanasia que atentan contra la vida
humana?
La enseñanza de la Iglesia es muy
clara y contundente afirmando que la vida humana debe ser respetada y protegida
de manera absoluta desde el momento de la concepción. Las leyes que promueven
el supuesto «derecho al aborto» son absolutamente injustas porque no solo
amparan ningún bien, sino que legalizan la muerte de personas inocentes e
indefensas. Y si hablamos de la eutanasia que consiste en poner fin a las
personas enfermas, disminuidas o moribundas, es moralmente inaceptable.
Manifestamos nuestro rechazo a la ley que regula la eutanasia y pedimos la
aprobación de una ley integral de cuidados paliativos, dotada de los recursos
necesarios, para acompañar de manera verdaderamente humana a las personas en la
fase final de su vida.
¿Y sobre la ‘ley trans’?
Es en la ideología
anti-antropológica donde se funda la nueva «ley trans». La colonización de esta
ideología va en contra de la auténtica antropología, es decir, que a la persona
no se la considera con su cuerpo y su alma como un bien de la creación y expresión
de ella misma como «templo de Dios». Se atenta gravemente contra la misma
persona y su dignidad. No somos un objeto para usar y transformar según
nuestros caprichos o sentimientos relativistas; somos sujetos de un Amor de
Dios que ha apostado por nosotros y siempre nos asistirá y ayudará si confiamos
en Él a pesar de nuestras fragilidades muchas veces fragmentadas.
Este mes se han publicado los datos
del número de seminaristas en España que no deja de disminuir, ¿Cuál cree que
son las causas de este descenso de vocaciones?
Las vocaciones no sólo a la vida
sacerdotal sino también a la vida religiosa como al matrimonio cristiano están
en crisis. La razón se debe a la gran secularización que existe en nuestra
sociedad. El Papa Benedicto XVI lo predijo: «La Iglesia se hará pequeña, tendrá
que empezar todo desde el principio. Ya no podrá llenar muchos de los edificios
construidos en una coyuntura más favorable. Perderá adeptos, y con ellos muchos
de sus privilegios en la sociedad. Se presentará, de un modo mucho más intenso
que hasta ahora, como la comunidad de la libre voluntad, a la que sólo se puede
acceder a través de una decisión».
Últimamente se habla de un posible
cisma en la Iglesia católica en Alemania. ¿Cómo valora las polémicas medidas
aprobadas en el Camino Sinodal alemán como la bendición de parejas
homosexuales?
Creo que hay una gran crisis en la
Iglesia católica de Alemania. Tener claro que el Camino Sinodal en Alemania no
tiene el poder y ni tiene la autoridad para obligar a los obispos y a los fieles
a adoptar nuevas formas de gobierno y nuevos enfoques de la doctrina y de la
moral católica. De lo contrario se caería en un cisma y apostasía. La enseñanza
de la Iglesia es muy clara y así lo refleja el Catecismo de la Iglesia Católica
cuando afirma que las parejas homosexuales, al no proceder de una verdadera
complementariedad afectiva y sexual, no pueden recibir aprobación en ningún
caso.
Se acerca la Semana Santa, ¿qué
mensaje mandaría a los fieles católicos para vivir bien la Pasión, Muerte y Resurrección
de Cristo?
Es un tiempo de conversión y de
puesta a punto de la vida espiritual. De ahí vivirla con adhesión sincera a
Jesucristo que nos ofrece su Vida y Salvación. Exhorto a todos que vivamos el
sacramento de la Confesión y de modo especial participar en los Actos
Litúrgicos y participar en el Jueves Santo dónde Cristo instituye la Eucaristía
y el amor fraterno.
Por último, hace poco más de un año
que presentó su renuncia al Papa como arzobispo de Pamplona, ¿Tiene pensado
cómo será su futuro o a qué le gustaría dedicarse cuando le acepten la
renuncia?
Mi intención es dedicarme a la
oración y a la dirección espiritual atendiendo a los fieles que deseen asistir
y ofrecer mi ministerio al sacramento de la Confesión. No tengo ninguna otra
pretensión. Hace poco escribí una carta, con motivo del Día del Seminario,
titulada: «Médicos de la Salud Espiritual». Eso es lo que quiero ser.
Fuente: InfoVaticana/InfoCatólica