En 2010, el sacerdote Antonio Arnedo Martínez tenía 45 años y atendía él solo a casi 20 localidades de La Rioja.
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Pero trece años después, la Iglesia
española tiene cada vez más asumido que situaciones como la de Arnedo Martínez
dejan de ser la excepción ante la carencia de vocaciones sacerdotales.
La dinámica es sencilla: cada vez hay más sacerdotes ancianos, que
a los 75 años tienden por lo general a jubilarse y, al no haber un
relevo, en lugar de que un nuevo sacerdote ocupe su puesto, otro que ya
tiene su (o sus) parroquia, debe añadir la del jubilado a su cartera.
23
localidades y 9.000 kilómetros al año
Uno de los casos más representativos
de esta realidad es el de Noel Ardón Rugama, párroco de 23
localidades de la provincia de Huesca. En su caso, celebra misa todos los
domingos y festivos en Siétamo y en Viñedo, mientras que en otras cinco lo hace
los domingos y en cuatro los sábados por la tarde. El resto la celebran una vez
cada quince días o una vez al mes.
"No existe relevo
generacional. Hay escasez de vocación. Las vocaciones sacerdotales
salen de los matrimonios cristianos y no hay apenas bodas por la
Iglesia", lamenta al Heraldo Ardón
Rugama.
Para llegar a todo, explica, se
intenta que en las parroquias de la ciudad que tienen más de un sacerdote se
quede solo uno y el otro salga a otros pueblos para poder cubrir las
necesidades. También han contado con la ayuda de siete diáconos
permanentes. Otra de las estrategias consiste en recurrir a los sacerdotes
de Hispanoamérica o África que se encuentran en España ampliando sus
estudios.
Aunque explica que lo hace sin
dificultad, lo cierto es que la organización diaria de este sacerdote puede
llegar a ser extenuante.
"Me levanto a las 6.30 de la
mañana porque vivo en Guadalajara y tengo que ir a tres municipios los domingos
para la misa. La primera la tengo a las 10.00, la segundo a las 11.15 y la
tercera a las 12.30. Voy cambiando el horario cada cierto tiempo para que no
sean los mismos los que la tienen a primera hora", detalla el párroco.
Comenta que cada año recorre más de 9.000 kilómetros debido a todos sus
desplazamientos, lo que se acerca relativamente a una "vuelta al
mundo".
Misioneros
"echando una mano" en España
Situaciones cada vez más frecuentes
como la de este párroco son el resultado de dos aspectos relacionados. Por un
lado, el envejecimiento demográfico mencionado, por el que de
los 60 sacerdotes de la diócesis de Tarazona, uno tiene 85 años, dos tienen 82,
cuatro 80, dos 76, ocho entre 65 y 75. En Barbastro-Monzón, la media de edad de
los sacerdotes es de 72 años. Por otro, la ausencia de nuevas vocaciones que
suponen el "relevo generacional": hay 14 seminaristas en la
comunidad aragonesa: 11 de Zaragoza, dos de Teruel y uno de Huesca.
A pocos días de celebrar la Jornada
de Oración por las Vocaciones Nativas, el misionero español en Mozambique
Jesús Torres parecía preguntarse si España, más que tierra de misión, podría
estar necesitada de misioneros o como mínimo de más sacerdotes.
El rector del seminario de Zaragoza,
Javier Pérez Mas, pareció dar respuesta afirmativa anteriormente al expresar
que debido al clero envejecido hay muchas zonas en las que "son los
laicos los que hacen celebración de la palabra". Del mismo modo,
señala cómo se han ido asignando a Aragón sacerdotes procedentes de otros
países, misioneros, que venían a España para "echar una mano".
Uno de ellos, también en Aragón, es
el colombiano Julián Sepúlveda, que atiende a 21 pueblos en la
zona de Benabarre. Aunque algunos de ellos "están deshabitados" y
casi no va, admite que a otras localidades solo llega para celebrar misa una
vez al mes. También él cuenta con laicos y religiosas para determinados
aspectos, asegurando que "la gente lo entiende". "No podemos
llegar a todos los sitios", admite.
La situación no se limita a Aragón.
En algunas localidades del norte de Madrid hay párrocos que atienden
a multitud de localidades al mismo tiempo. Ciudad Rodrigo es
otro caso destacado. Como destacó en agosto de 2022 su obispo, José Luis
Retana, "para algunos llega el tiempo de permutar su destino pastoral
o agrandar la tarea encomendada, asumiendo el cuidado pastoral de más
parroquias que se añaden a las ya encomendadas".
Los ejemplos se cuentan por decenas.
En la última de las reubicaciones, a Gabriel Ángel Cid le asignaron diez
parroquias y Juan Carlos Bernardos continuó al cargo de sus siete localidades,
entre otros casos similares destacados por Salamanca al Día.
J. M. C.
Fuente: ReL