Los documentos eclesiásticos reconocen una identidad cultural común pese a que todavía no existía unidad política, según Margarita Cantera
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Horrapics | Flickr CC BY 2.0 |
De vez en cuando revive el debate académico y político sobre la
identidad nacional española y surgen voces que niegan que pueda hablarse de
España en la Edad Media, e incluso en siglos posteriores. Pero la existencia de
una unidad cultural e histórica está clara para muchos otros investigadores. Y
los documentos eclesiásticos son una de las pruebas que avalan esa tesis.
«Las fuentes eclesiásticas ratifican de forma especialmente clara
que había una idea de España en la Edad Media», explicó la historiadora Margarita
Cantera en el reciente congreso ‘La España medieval’ celebrado este mes en
Valladolid.
Cantera, que es doctora en Historia Medieval en la Universidad
Complutense de Madrid, y experta en Historia monástica, explica que los
documentos de la Iglesia han sido insuficientemente estudiados por los
investigadores, pero que resultan muy reveladores para el debate sobre los
orígenes de España.
En este sentido, son especialmente significativos los documentos
pontificios y los textos de los concilios. El de Elvira, celebrado en el siglo
IV, habla ya de España (Hispania) como de una unidad, pese a su fragmentación
política.
No obstante, es cierto que en esta época hay una cierta
vacilación: en otros concilios posteriores se habla de Hispania, Galicia y
Galia (en referencia a los territorios que los godos conservan en el sur de
Francia) como entidades diferentes.
Sin embargo, en documentos posteriores se establecen prácticas
unificadas para «la Iglesia de Hispania», y no para la Galia, lo que apunta a
que el Vaticano era consciente de las diferencias entre las dos partes del
reino godo.
Pero lo más revelador es que, cuando, tras la derrota de los
godos, la estructura política se divide en varios reinos «la curia
pontificia sigue hablando de España como de una unidad, y eso se plasma en la
elección de los legados pontificios, que se designan para Hispania»,
explica Margarita Cantera.
En el siglo XI el papa Gregorio VII nombra legado a un cardenal
con la instrucción de que sólo puede actuar dentro de España, y en 1204
Inocencio III vuelve a referirse a este territorio como una unidad al responder
al rey de Aragón que no corresponde nombrar por el momento ningún legado en
Hispania.
«El Papado habla del Reino de España
en el siglo XII, aunque es bien consciente de que no existe un único reino sino
varios», explica la historiadora.
Y ese reconocimiento de unidad la encarnará el arzobispo de la
Toledo restaurada, que es nombrado primado de España, y desarrolla su actividad
en provincias correspondientes a varios reinos distintos, no únicamente en
territorio castellano. Esto reafirma la idea de que la Iglesia los veía como
parte de una realidad mayor.
Y si en alguna ocasión los documentos pontificios hablan de ‘las
Españas’ lo hacen de un modo que apuntan a una serie de fragmentos de una misma
unidad, opina la historiadora de la Universidad Complutense.
Incluso cuando el arzobispo de Tarragona protesta en 1143 por el
carácter de primado de España que tiene el de Toledo, lo hace para reclamar
para su sede ese título unificador.
«El Papa impulsa la unidad entre los reinos hispanos para afrontar
la lucha contra los musulmanes», afirma Cantera.
«En
el concilio de Constanza, del siglo XVI, se reconoce ya a los representantes
españoles como nación española y a los Reyes Católicos se les denomina Reyes de
España, lo que da muestra de la conciencia de una nación única, pese a la
diversidad de reinos».
Cantera expuso estas ideas en su ponencia ‘Argumentos
eclesiásticos sobre la identidad de España en la Edad Media’ en el edificio de
las Cortes de Castilla y León.
La historiadora fue codirectora del congreso ‘La España medieval.
Un mundo de fronteras territoriales, religiosas y culturales’, en el que participaron
catorce ponentes diferentes durante los días 13 y 14 de abril.
Entre otras intervenciones, cabe destacar la de Manuel Alejandro
Rodríguez de la Peña, de la Universidad San Pablo, que habló de ‘Cruzada,
guerra santa y Reconquista’ o la de Amparo Rubio, del Centro Superior de
Investigaciones Científicas, sobre ‘Caballeros, escuderos e hidalgos’.
La conflictiva convivencia religiosa fue abordada por Francisco
Javier López de Goicoechea y Zabala, de la Universidad Complutense, en su
ponencia ‘Las tres religiones: de la sumisión a la intolerancia religiosa’; y
Carlos Donés Valenzuela realizó una aproximación musical a las Cantigas de
Santa María.
Vidal Arranz
Fuente: Aleteia