EL PAPA PONE RUMBO A HUNGRÍA: LAS CLAVES DEL VIAJE A UN PAÍS EN LA FRONTERA CON UCRANIA

En las cuatro palabras del lema: "Cristo es nuestro futuro" se concentra la esencia de los mensajes que escucharemos a lo largo de sus discursos

Foto: Vatican Media. Dominio público
Un mes después de su hospitalización por una bronquitis, el Papa regresa a Hungría tras su visita fugaz el 13 de septiembre de 2021 para clausurar el Congreso Eucarístico Internacional. En esta ocasión, tal como había prometido, permanecerá tres días en el país sin desplazarse de Budapest.

Una decisión que le impide acercarse a otros puntos del país, pero necesaria para facilitar los movimientos del pontífice, que por sus problemas de rodilla se ve obligado a seguir utilizando la silla de ruedas. Serán muchos los que mirarán con lupa el encuentro del Papa con el primer ministro húngaro, Viktor Orban, pero su objetivo prioritario, al igual que el resto de los viajes apostólicos será fortalecer a la comunidad católica en un país en el que el cristianismo tiene más de mil años de historia. Indudablemente aprovechará su cercanía a Ucrania para lanzar un firme mensaje sobre la paz en Europa y tender puentes con Rusia y mejorar las condiciones de los inmigrantes que intentan entrar en Europa a través de Hungría.

El lema de la visita del Pontífice

En las cuatro palabras del lema: "Cristo es nuestro futuro" se concentra la esencia de los mensajes que escucharemos a lo largo de sus discursos: una apertura hacia el porvenir de un país, todavía en construcción tras haber superado el nazismo y el comunismo.

El lema está acompañado por el logo en el que se puede ver el Puente de las Cadenas de Budapest sobre el Danubio, símbolo de la capital y del país. Se construyó originalmente para unir las ciudades de Buda y Pest. Una alegoría simbólica que recuerda la importancia de tender puentes entre las personas, imagen señalada en tantas ocasiones por el pontífice.

En una reciente entrevista al diario ABC, el cardenal Péter Erdö, arzobispo de Budapest, al que no pocas voces señalan como posible “candidato” ante un eventual cónclave subrayaba que a los húngaros les gustan los puentes que unen dos orillas porque a lo largo de su historia Hungría ha estado conectada con la cultura del mundo occidental, pero limita con las regiones del Este Europeo.

Las citas más importantes del viaje

El Papa despegará del aeropuerto de Fiumicino en Roma a las 8:10 horas de este viernes 28 de abril y esa misma mañana tiene previsto encontrarse con la presidenta de la República, con el primer ministro y con el cuerpo diplomático. La presidenta húngara Katalin Novák, al igual que Viktor Orban es de religión calvinista. El primer ministro gobierna Hungría con una mayoría de dos tercios en el Parlamento desde 2010.

En la tarde del viernes acudirá a la catedral de San Esteban para pronunciar un discurso ante los obispos y un numeroso grupo de sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas y agentes de pastoral húngaros.

El sábado 29 de abril visitará a los niños, en su mayoría ciegos o con problemas motores del Instituto László Batthyány-Strattmann y, más tarde, se encontrará con personas de pocos recursos y refugiados en la iglesia de Santa Isabel de Hungría. Importante, también, un encuentro añadido a última hora con la histórica comunidad greco católica del país. Ese mismo día también mantendrá su tradicional coloquio con sus hermanos jesuitas de la región.

El viaje concluirá el domingo 30 de abril. Ese día, el Pontífice celebrará la Misa en la plaza Kossuth Lajos, lugar simbólico, porque esa misma plaza junto al Parlamento, el 23 de octubre de 1956 fue escenario de una masacre soviética contra cientos de húngaros para intentar acabar con las protestas. Esa misma jornada, antes de regresar a Roma el Papa se verá con el mundo universitario y de la cultura en la Facultad de Informática y Ciencia de la Universidad Católica Péter Pázmány.

La inmigración, uno de los temas más “delicados” del viaje

Francisco ha intentado desde el inicio de su pontificado que sus viajes no se instrumentalicen para fines políticos y por lo tanto apenas trascenderá el contenido de su reunión privada con Viktor Orban, aunque nadie duda que le pedirá suavizar su política migratoria, especialmente discriminatoria contra los inmigrantes de religión musulmana.

En estos momentos Hungría ha cerrado la frontera a los inmigrantes no europeos y oficialmente los que entran en el país son inmigrantes ‘ilegales”. Si son detenidos en su camino hacia Alemania o Austria deben enfrentarse a un proceso judicial al final del cual son devueltos a Serbia. Cientos de miles de ucranianos han cruzado la frontera desde que comenzó la invasión rusa hace un año, y hasta el 24 de febrero, cerca de 35.000 han obtenido el estatuto de refugiado en Hungría, según cifras de la Autoridad Húngara de Inmigración.

Eso sí, aunque Hungría ha aceptado a refugiados ucranianos, no comparte la entrega de armas a Kiev y no ha permitido el traslado de armamento por su territorio. Además, se opone a las sanciones de la Unión Europea contra Moscú y a la entrega de asistencia financiera a Ucrania.

Como las principales rutas de entrada en Europa atraviesan las carreteras húngaras, entre ellas la peligrosa ruta balcánica, son decenas de miles las personas que intentan atravesar el país. En su ayuda, como siempre, entidades de la iglesia como Cáritas o la Orden de Malta, intentan asistirlos con alimentos y cuidados sanitarios.

La guerra de Ucrania como telón de fondo del viaje a Hungría

Durante este viaje el Pontífice se va a acercar a menos de 1000 km de la frontera con Ucrania. Desde que se inició la guerra es el destino en el que el Pontífice se ha aproximado más al conflicto.

El pasado mes de febrero el primer Ministro Viktor Orban pronunciaba un discurso en el que mantenía que su gobierno y el de la Santa Sede eran las únicas potencias europeas que defendían la paz en Ucrania: “En Europa, hay exclusivamente dos estados que luchan por la paz en Ucrania y estos estados son el Vaticano y Hungría. El Vaticano, porque el Papa es el portavoz de la paz, y Hungría, porque es el único Estado de la Unión Europea que está en contra del envío de armas a Ucrania, aunque acoge a sus refugiados”.

A una semana del viaje durante el rezo del Regina Coeli, el Papa pidió oraciones por su nuevo periplo y señaló que “siguen soplando vientos gélidos de guerra, mientras que los movimientos de tanta gente colocan sobre la mesa urgentes cuestiones humanitarias”,

En la capital húngara se encuentra, además el arzobispo Hilarión, el máximo representante en el país de la Iglesia ortodoxa rusa, con quien el Papa trabó gran amistad durante los trece años que fue responsable del Departamento de Asuntos Exteriores del Patriarcado de Moscú. Hilarión era en la práctica el “número dos” del patriarca Kirill, y el pasado mes de junio fue enviado a Budapest. Unos dicen que se trató de un “destierro” por mantener posiciones divergentes respecto a la guerra, pero otros mantienen que sigue siendo una voz muy escuchada dentro de la Iglesia ortodoxa, y que quizás podría convertirse en el gran líder de la Iglesia ortodoxa rusa cuando haya que buscar al sucesor de Kirill.

La concatedral de San Esteban, sede del encuentro del Papa con la comunidad pastoral del país

Hungría no es ajena a la disminución significativa del número de cristianos, ya sean católicos, reformados calvinistas o luteranos. En el origen no está unicamente la secularización, sino también la falta de nacimientos y la constante emigración al extranjero. Según los datos del último censo de población, el 39 % de los 9,7 millones de húngaros se considera católico, el 12 % reformados calvinistas y el 2 % luteranos. El 18 % de la población se define como “no religiosa” y el 27 % no responde.

Por razones históricas y geográficas, Hungría mantiene una relación de cercanía con la Iglesia ortodoxa rusa. Por este motivo en Moscú estarán muy pendientes de las palabras que el Papa pronuncie durante este viaje.

La Concatedral de San Esteban está dedicada al último príncipe de los húngaros Esteban I, que llegó a ser Rey y ejerció su gobierno con gran prudencia hasta el punto de que murió a los 63 años con fama de santidad y la población acudía en peregrinación desde los países cercanos a venerar sus restos, por lo que fue canonizado en el año 1083. En la basílica se conserva “La Santa Diestra”, una reliquia del puño de san Esteban. Su mano momificada recuerda las virtudes del gobernante santo. El día 16 de agosto, día de San Esteban de Hungría, se celebra la fiesta nacional del país.

Eva Fernández

Fuente: ECCLESIA