En las cuatro palabras del lema: "Cristo es nuestro futuro" se concentra la esencia de los mensajes que escucharemos a lo largo de sus discursos
Foto: Vatican Media. Dominio público |
Una decisión
que le impide acercarse a otros puntos del país, pero necesaria para facilitar
los movimientos del pontífice, que por sus problemas de rodilla se ve obligado
a seguir utilizando la silla de ruedas. Serán muchos los que mirarán con lupa el
encuentro del Papa con el primer ministro húngaro, Viktor Orban, pero su
objetivo prioritario, al igual que el resto de los viajes apostólicos será
fortalecer a la comunidad católica en un país en el que el cristianismo tiene
más de mil años de historia. Indudablemente aprovechará su
cercanía a Ucrania para lanzar un firme mensaje sobre la paz en Europa y tender puentes
con Rusia y mejorar las condiciones de los inmigrantes que
intentan entrar en Europa a través de Hungría.
El lema de la visita del Pontífice
En las
cuatro palabras del lema: "Cristo es nuestro futuro"
se concentra la esencia de los mensajes que escucharemos a lo largo de sus
discursos: una
apertura hacia el porvenir de un país, todavía en construcción tras haber
superado el nazismo y el comunismo.
El lema está
acompañado por el logo en el que se puede ver el Puente de las Cadenas de Budapest sobre el
Danubio, símbolo de la capital y del país. Se construyó
originalmente para unir las ciudades de Buda y Pest. Una alegoría simbólica que recuerda la
importancia de tender puentes entre las personas, imagen señalada en tantas
ocasiones por el pontífice.
En una
reciente entrevista al diario ABC, el cardenal Péter Erdö, arzobispo
de Budapest, al
que no pocas voces señalan como posible “candidato” ante un eventual cónclave subrayaba
que a los húngaros les gustan los puentes que unen dos orillas porque a lo
largo de su historia Hungría ha estado conectada con la cultura del mundo
occidental, pero limita con las regiones del Este Europeo.
El Papa
despegará del aeropuerto de Fiumicino en Roma a las 8:10 horas de este viernes 28 de abril y esa misma mañana tiene previsto encontrarse
con la presidenta de la República, con el primer ministro y con el cuerpo
diplomático. La presidenta húngara Katalin Novák, al igual que
Viktor Orban es de religión calvinista. El primer ministro gobierna Hungría con
una mayoría de dos tercios en el Parlamento desde 2010.
El sábado 29 de abril visitará
a los niños, en su mayoría ciegos o con problemas motores del Instituto László
Batthyány-Strattmann y, más tarde, se encontrará con personas de pocos recursos y
refugiados en la iglesia de Santa Isabel de Hungría. Importante,
también, un encuentro añadido a última hora con la histórica comunidad greco
católica del país. Ese
mismo día también mantendrá su tradicional coloquio con sus hermanos jesuitas
de la región.
El viaje
concluirá el domingo 30 de abril. Ese día, el Pontífice celebrará la Misa en la
plaza Kossuth Lajos, lugar simbólico, porque esa misma plaza junto al
Parlamento, el 23 de octubre de 1956 fue escenario de una masacre soviética
contra cientos de húngaros para intentar acabar con las protestas.
Esa misma jornada, antes de regresar a Roma el Papa se verá con el mundo universitario y de la
cultura en la Facultad de Informática y Ciencia de la
Universidad Católica Péter Pázmány.
Francisco ha
intentado desde el inicio de su pontificado que sus viajes no se instrumentalicen para
fines políticos y por lo tanto apenas trascenderá el contenido de su reunión
privada con Viktor Orban, aunque nadie duda que le pedirá
suavizar su política migratoria, especialmente discriminatoria contra los
inmigrantes de religión musulmana.
En estos
momentos Hungría ha cerrado la frontera a los inmigrantes no europeos y
oficialmente los que entran en el país son inmigrantes ‘ilegales”. Si son detenidos en su camino hacia Alemania o
Austria deben enfrentarse a un proceso judicial al final del cual son devueltos
a Serbia. Cientos de miles de ucranianos han cruzado la
frontera desde que comenzó la invasión rusa hace un año, y hasta el 24 de
febrero, cerca
de 35.000 han obtenido el estatuto de refugiado en Hungría, según cifras de la
Autoridad Húngara de Inmigración.
Eso sí,
aunque Hungría ha aceptado a refugiados ucranianos, no comparte la entrega de armas a Kiev y
no ha permitido el traslado de armamento por su territorio. Además, se opone a las sanciones de la Unión
Europea contra Moscú y a la entrega de asistencia financiera a Ucrania.
La guerra de Ucrania como telón de
fondo del viaje a Hungría
Durante este
viaje el Pontífice se va a acercar a menos de 1000 km de la frontera con
Ucrania. Desde
que se inició la guerra es el destino en el que el Pontífice se ha aproximado
más al conflicto.
El pasado
mes de febrero el primer Ministro Viktor Orban pronunciaba un discurso en el
que mantenía que su gobierno y el de la Santa Sede eran las únicas potencias
europeas que defendían la paz en Ucrania: “En Europa, hay exclusivamente dos estados que
luchan por la paz en Ucrania y estos estados son el Vaticano y Hungría.
El Vaticano, porque el Papa es el portavoz de la paz, y Hungría, porque es el
único Estado de la Unión Europea que está en contra del envío de armas a
Ucrania, aunque acoge a sus refugiados”.
A una semana
del viaje durante el rezo del Regina Coeli, el Papa pidió oraciones por su
nuevo periplo y señaló que “siguen soplando vientos gélidos de guerra,
mientras que los movimientos de tanta gente colocan sobre la mesa urgentes cuestiones
humanitarias”,
En la
capital húngara se encuentra, además el arzobispo Hilarión, el máximo
representante en el país de la Iglesia ortodoxa rusa, con quien el Papa trabó
gran amistad durante los trece años que fue responsable del Departamento de Asuntos
Exteriores del Patriarcado de Moscú. Hilarión era en la práctica el “número dos”
del patriarca Kirill, y el pasado mes de junio fue enviado a
Budapest. Unos dicen que se trató de un “destierro” por mantener posiciones
divergentes respecto a la guerra, pero otros mantienen que sigue siendo una voz muy
escuchada dentro de la Iglesia ortodoxa, y que quizás podría
convertirse en el gran líder de la Iglesia ortodoxa rusa cuando haya que buscar
al sucesor de Kirill.
La concatedral de San Esteban, sede
del encuentro del Papa con la comunidad pastoral del país
Hungría no es ajena a la
disminución significativa del número de cristianos, ya sean católicos,
reformados calvinistas o luteranos. En el origen no está unicamente la
secularización, sino también la falta de nacimientos y la constante emigración
al extranjero. Según los datos del último censo de población, el 39 % de los 9,7 millones de húngaros se
considera católico, el 12 % reformados calvinistas y el 2 % luteranos.
El 18 % de la población se define como “no religiosa” y el 27 % no responde.
Por razones
históricas y geográficas, Hungría mantiene una relación de cercanía con la Iglesia
ortodoxa rusa. Por
este motivo en Moscú estarán muy pendientes de las palabras que el Papa
pronuncie durante este viaje.
La
Concatedral de San Esteban está dedicada al último príncipe de los húngaros
Esteban I, que llegó a ser Rey y ejerció su gobierno con gran prudencia hasta
el punto de que murió a los 63 años con fama de santidad y la población acudía
en peregrinación desde los países cercanos a venerar sus restos, por lo que fue
canonizado en el año 1083. En la basílica se conserva “La Santa Diestra”,
una reliquia del puño de san Esteban. Su mano momificada recuerda las virtudes
del gobernante santo. El día 16 de agosto, día de San Esteban
de Hungría, se celebra la fiesta nacional del país.
Eva Fernández
Fuente: ECCLESIA