La historia del martirio de Mons. Diego Ventaja, Obispo de Almería (España) asesinado durante la persecución religiosa de principios del siglo XX, puede servir de ayuda e inspiración al Obispo de Matagalpa, Mons. Rolando Álvarez, encarcelado por la dictadura nicaragüense
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Mons. Rolando Álvarez, y el Beato Mons. Diego Ventaja. Crédito: CEN / Wikimedia Commons (CC BY-SA 4.0) |
Así lo ha considerado el Obispo
de Orihuela-Alicante, Mons. José Ignacio Munilla, que ha enviado un libro con
la historia del beato Ventaja a su hermano en el episcopado, condenado a 26
años y 4 meses de prisión.
Según ha revelado este lunes en
su programa de Radio María “Sexto continente”, la carta de un oyente fue la
fuente de inspiración para llevar a cabo esta acción de apoyo al obispo
nicaragüense.
El oyente, identificado como
Pedro, recordó en una carta la figura del Prelado martirizado, cuya vida puede
a ayudar a Mons. Álvarez a “reforzarle la convicción de que su camino ha sido
ya recorrido por otros obispos en España durante la Guerra Civil”.
El oyente se mostró convencido de que, “si Dios le pide que siembre la tierra de Nicaragua con la semilla del martirio, que tenga toda la fuerza, certeza y seguridad de que el Espíritu Santo le asistirá”.
Así, Mons. Munilla ha enviado un
libro sobre la vida del Obispo mártir de Almería, con una misiva en la que
asegura a Mons. Álvarez que toda la audiencia de Sexto continente reza por
él.
El Prelado también le ha remitido
una carta al director de la prisión Modelo de Tipitapa pidiéndole “la clemencia
de que haga llegar ese libro al preso”.
Mons. Munilla ha reconocido que
existe el riesgo “de que un envío como ese se pierda y no lo hagan llegar, pero
lo encomendamos a Dios. Hemos hecho lo que tenemos que hacer. Y, en nombre de
todos vosotros, envío este libro a esa prisión en la que está Mons. Rolando
Álvarez para que tenga el consuelo de conocer la vida de este obispo mártir de
Almería, el beato Diego Ventaja Milán”.
El Prelado español ha recibido
“con mucha alegría” las reacciones y ganas de ayudar a Mons. Álvarez. Pero, más
allá del gesto de enviar el libro, asegura que es momento para “orar y callar”,
y dejar hacer su labor a las personas al cargo del caso:
“Nosotros no debemos ahora, igual
con un exceso de celo, estorbar. Nos toca orar y estar cerca de un pastor que
ha sido condenado a 26 años de prisión por ser fiel a su tarea profética”, ha
afirmado.
Beato Diego Ventaja Milán
Como consecuencia de la
persecución religiosa en los años previos y tras el estallido de la Guerra
Civil en España (1936-1939), fueron asesinados 13 obispos, más de 4 mil
sacerdotes y más de 2 mil religiosos.
Uno de estos obispos fue el de la
diócesis de Almería, Mons. Diego Ventaja, quien tuvo la posibilidad de salir de
España, pero prefirió permanecer, como Mons. Rolando Álvarez, con sus
diocesanos, abandonado a la Providencia de Dios pese a la persecución.
Mons. Diego Ventaja accedió a la
dignidad episcopal en junio de 1935 y fue asesinado a los 56 años, el 31 de
agosto de 1936.
A principios de julio de 1936, se
encontraba en Granada, a unos 100 kilómetros de Almería, para asistir al
tribunal del proceso de canonización del fundador de las Escuelas del Ave
María, el P. Andrés Manjón.
Tras el asesinato del líder de la
oposición José Calvo Sotelo, católico, a manos de miembros del Partido
Socialista Obrero Español (PSOE), sus colaboradores le instaron a permanecer
por seguridad en Granada, dada la máxima tensión anticlerical que se
vivía.
Sin embargo, Mons. Ventaja
decidió volver junto a sus diocesanos. A los pocos días del estallido de la
guerra, y después de que se quemaran varias iglesias de la diócesis, el palacio
episcopal fue incautado.
El Prelado rechazó varios
ofrecimientos para salir del país por barco. Esta es la circunstancia en la que
más se asemeja a Mons. Álvarez, quien está en prisión por rechazar la
posibilidad de ser expulsado del país junto a otros 220 presos de conciencia,
incluidos algunos sacerdotes.
A cambio, Mons. Ventaja decidió
alojar al Obispo de Guadix, Mons. Manuel Medina, que tenía 69 años. Ambos
fueron apresados y encarcelados en las bodegas de un barco mercante usado como
prisión.
El 30 de agosto de 1936, tras
sufrir malos tratos y burlas continuas en el barco prisión, fueron llevados
junto a otros sacerdotes y laicos hasta el paraje conocido como el barranco del
Chisme, cerca de la localidad de Vícar.
Allí fueron fusilados. Sus
cadáveres fueron incinerados dos veces, según testigos presenciales. Estuvieron
bajo tierra hasta que fueron exhumados y enterrados en una sepultura común
dentro de la catedral de Almería al concluir la guerra.
En 1993, San Juan Pablo II
declaró beatos a ambos obispos mártires.
Por Nicolás de Cárdenas
Fuente: ACI Prensa