Por qué el
desierto, un espacio de aridez y de tentación, es el lugar por excelencia de la
Cuaresma. Una gran meditación basada en la Biblia
Dominio público
El
desierto es el lugar por excelencia de la Cuaresma.
Eso se debe a los 40 días
que Jesús pasó en el desierto inmediatamente después del bautismo en el Río
Jordán y antes de empezar su vida pública.
Entonces Jesús fue llevado
por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el demonio. Mt
4,1
El Monte de las Tentaciones
La tradición identifica el
«desierto» de Jesús con una zona rocosa cerca del Jordán: el «Monte de las
Tentaciones», un lugar remoto y solitario que todavía hoy es de difícil
alcance.
En
los primeros siglos después de la muerte de Jesús, monjes y ermitaños
cristianos empezaron a retirarse ahí y con el tiempo varias comunidades han
vivido en esos lugares manteniendo así la memoria viva de ese lugar como el
lugar de las tentaciones de Jesús.
Codicia,
autoafirmación, instrumentalización
Durante 40 días, Jesús
rezó y ayunó y fue tentado por el diablo.
Las tres
tentaciones de Satanás son las mismas contra las cuales
también nosotros tenemos que luchar.
La primera es la de la posesión y la
codicia, la ilusión de que sean los «bienes» los que llenan la
vida.
Si tú eres Hijo de
Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes Mt 4,3
La
segunda es la de la gloria humana y la autoafirmación:
Si tú eres Hijo de Dios,
tírate abajo, porque está escrito: «Dios dará órdenes a sus
ángeles, y ellos te llevarán en sus manos…» Mt
4,6
La
última es la de la instrumentalización de Dios:
Te daré todo esto,
si te postras para adorarme. Mt 4,9
La victoria de Jesús en el desierto
El
desierto no ofrece escondites. En el desierto estamos «desnudos»,
indefensos; es una especie de Edén al contrario
¿Y cómo se
defiende Jesús? En cada asalto Jesús responde con la Palabra de Dios y vence a
Satanás.
El desierto se vuelve así no solo el
lugar de la aridez y de la tentación sino sobre todo el lugar del
encuentro con Dios, el lugar donde alimentarse
de Su Palabra, para volver al mundo como «vencedores».
Buscar el desierto
Así,
el «Monte de las Tentaciones» nos recuerda que hay que buscar cada día nuestro
«desierto» para contemplar a Dios y escucharlo sin ruidos e interferencias.
El
desierto es el lugar del desapego del ruido. Es el
lugar de la Palabra:
en la Biblia, el Señor habla en el desierto.
El
desierto es el lugar de lo esencial Jesús ayuna
40 días y por eso la Iglesia nos invita a observar momentos de ayuno durante
la Cuaresma.
El
desierto es también un camino de caridad: en el silencio y
en la escucha de Dios, nuestros ojos y nuestro corazón se abren a las necesidades
que están alrededor de nosotros.
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LO HUMANO Y DIVINO
Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra». Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó. (Génesis, 1,26-27)