Para defender la vida es necesario escuchar, hablar, rezar. Una necesaria reflexión del escritor Claudio de Castro
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Anna Berdnik | Shutterstock |
«Estoy convencida de que los gritos de los niños cuyas vidas han
sido truncadas antes de su nacimiento, hieren los oídos de Dios».
Madre Teresa de Calcuta
La imagen estremece. Una
señora reza en silencio frente a una clínica abortista, llegan unos policías y
se la llevan detenida. En otro país, un sacerdote hace igual, la policía
arremete contra él y se lo llevan esposado, arrastrándolo como el peor de los
criminales. Rezar en algunos países es un crimen.
Suelo preguntarme: ¿dónde está el
resto de los católicos?
Vemos un silencio social, y por ello van ganando terreno los
enemigos de la vida. Dentro de nuestra Iglesia, sacerdotes que hablan de frente
contra el aborto son silenciados. Hemos visto un
par de casos lamentables que ocasionan silencios.
Tú sé valiente, no te calles, defiende
la Vida.
¿Es necesario el aborto?
A veces pienso que ciertos países los gobiernan presidentes
y diputados que olvidan la ley moral, los 10 Mandamientos de
Dios, por ser políticamente correctos y aferrarse al poder.
Con el tema del aborto no se pueden tener escrúpulos humanos y
tratarlo con diplomacia.
Quieren que no descubras que es un crimen atroz y
se estremezca tu conciencia. Por eso le dan nombres inofensivos como:
- Interrupción
voluntaria del embarazo.
- Terminar
un embarazo no deseado.
- Aborto
terapéutico.
La página de Amnistía
Internacional lo llama: «Una necesidad básica de atención de la
salud para millones de mujeres…».
La verdad es que hablamos del
asesinato de miles de seres humanos, niños y niñas indefensos.
Una rápida
búsqueda en Internet te descubre el horror y la magnitud de
estos crímenes contra la humanidad que claman al cielo por justicia. Cada año
se provocan cerca de 73 millones de abortos
en todo el mundo.
El peor enemigo de la paz
Son muy conocidas estas fuertes citas de la Madre Teresa de
Calcuta, pero conviene que las repasemos y las lleves en tu corazón:
El aborto mata la paz del mundo… Es el peor enemigo de la paz, porque si una madre es capaz de destruir a su propio hijo, ¿qué me
impide matarte? ¿Qué te impide matarme? Ya no queda ningún impedimento.
A todos los jóvenes les digo: ustedes
son el futuro de la vida familiar; son el futuro de la alegría de amar.
Mantengan la pureza, mantengan ese
corazón, ese amor, virgen y puro, para que el día en que se casen puedan
entregarse el uno al otro, algo realmente bello: la alegría de un amor puro.
Pero, si llegaran a cometer un error,
les pido que no destruyan al niño, ayúdense mutuamente a querer y a aceptar a
ese niño que aún no ha nacido. No lo maten, porque un error no se borra con un crimen.
La vida del fruto de ese amor
pertenece a Dios, y ustedes tienen que protegerla, amarla y cuidarla. Porque
ese niño ha sido creado a imagen y semejanza de Dios y es un regalo de Dios.
La vida de cada ser humano, como que
ha sido creación de Dios, es sagrada y de infinito valor, porque Él nos ha creado a todos nosotros, incluso al niño
recién concebido. La imagen de Dios está en ese niño que aún no ha nacido.
Por eso, pienso que aquellas naciones que destruyen la vida legalizando el aborto son
las más pobres, porque temen alimentar a un niño más y, por eso,
agregan un cruel asesinato más a este mundo.
Piezas de un rompecabezas
¿Te ha pasado que de pronto todas las
cosas a tu alrededor se alinean y algo ocurre? Me
ocurre con frecuencia. Es como si me llegaran piezas de un rompecabezas que
debo armar.
Esta semana me ocurrió. La primera pieza fue esta nota que leí en
Twitter y que prefiero no mencionar al autor, por un gesto de caridad.
Son palabras impensables para una persona de fe, un creyente que
conoce el valor de la vida. Una idea maravillosa que podría salvar cientos de
miles de niños de ser asesinados, quieren desacreditarla.
«¿Cómo puede calificarse a una persona
a quien le parece una buena idea obligar a una mujer a escuchar el latido del
feto antes de abortar sino como un sádico?
Cuando no existen argumentos de peso,
desacreditar es la respuesta de algunos.
Por eso los católicos debemos estar informados de lo que ocurre en
el mundo y prepararnos para reaccionar con misericordia, llevando la verdad y
la filosa espada de la «Palabra de Dios» que exige al ser humano: «NO MATARÁS».
A los días encontré esa valerosa respuesta de un sacerdote que sigo en Twitter:
Alzar la voz
He reflexionado mucho sobre lo que
vivimos y sobre nuestra responsabilidad como católicos. No podemos
guardar silencio. Están masacrando de formas horribles a niños inocentes.
Esta mañana mi esposa Vida me llamó como suele hacerlo para
tomarnos juntos un café y charlar un rato.
—Debes oír esta homilía del Padre Santiago Martín, no tiene
desperdicio.
La escuché completa. Era la pieza que faltaba para completar mi
rompecabezas. Te la comparto porque es muy edificante y nos abre los ojos a la
realidad que vive el mundo y lo que debemos hacer nosotros como personas de fe
en la Iglesia, seguidores de Jesús, el Hijo de Dios.
Mientras todas estas cosas ocurren, podemos rezar, pedir a Dios por esos niños inocentes, por los que los matan, por esas madres.
Nuestras oraciones siempre llegarán a los oídos de Dios nuestro
Padre. Recemos por el respeto de la dignidad humana y la vida que es sagrada.
¡Dios te
bendiga!
Claudio de
Castro
Fuente:
Aleteia