En el Ángelus del primer día del nuevo año, Francisco renovó la invocación a la intercesión de María por la paz, y "por el Papa emérito Benedicto XVI", fiel servidor del Evangelio y de la Iglesia
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Vuelve
a dirigirse a Benedicto XVI, que llegó ayer a la casa del Padre, el Papa
Francisco en su primer Ángelus de 2023 y pide a los fieles que recen por él,
implorando a la Virgen María. También lo hace dejando unos momentos de silencio
orante. Luego recuerda también la cobertura mediática de la figura del Papa
emérito.
“El comienzo de un nuevo año se confía a María
Santísima, a quien hoy celebramos como Madre de Dios. En estas horas invocamos
su intercesión en particular por el Papa emérito Benedicto XVI, que dejó este
mundo ayer por la mañana. Todos nos unimos, con un solo corazón y una sola
alma, para dar gracias a Dios por el don de este fiel servidor del Evangelio y
de la Iglesia.”
El lenguaje de María
La
reflexión de Francisco se centra, en María que "en la gruta donde nació
Jesús", permanece en silencio, "acoge con asombro el misterio que
vive, lo guarda todo en su corazón y, sobre todo, cuida del Niño", a quien
el Evangelio describe "acostado en el pesebre", por tanto, acostado
con cuidado. El Papa explica que estas palabras dan la idea "de que el
lenguaje propio de María es el de la maternidad: cuidar al Niño con
ternura".
“Ésta es la grandeza de María: mientras los ángeles
celebran, los pastores acuden y todos alaban a Dios en voz alta por el
acontecimiento que ha sucedido, María no habla, no entretiene a los invitados
explicándoles lo que le ha sucedido, no se roba el espectáculo; al contrario,
pone al Niño en el centro, cuidándolo con amor.”
Francisco
cita a la poetisa Alda Merini para comprender mejor la actitud de María:
"Ella también sabía callar solemnemente, [...] porque no quería perder de
vista a su Dios". Reitera que "el lenguaje típico de la maternidad es
la ternura de los cuidados", esto es lo que expresan las madres tras el
parto poniendo "a sus bebés en el centro de toda su atención",
alimentándolos, estrechándolos en sus brazos, acostándolos "suavemente en
la cuna".
Aprender a cuidar de la creación y de los necesitados
Y
el cuidado es también el lenguaje de la Madre de Dios, continúa el Papa, que,
"como todas las madres", llevando la vida en su seno, "nos habla
de nuestro futuro", exhortándonos, "si de verdad queremos que el
nuevo año sea bueno, si queremos reconstruir la esperanza", a que
"dejemos los lenguajes, los gestos y las opciones inspiradas en el egoísmo
y aprendamos el lenguaje del amor, que es el cuidado. Es decir, el cuidado es
un nuevo lenguaje, que va en contra de estos lenguajes del egoísmo".
“Este es el compromiso: cuidar de nuestra vida, cada
uno de nosotros debe cuidar de su vida; cuidar de su tiempo, de su alma; cuidar
de la creación y del medio ambiente en el que vivimos; y, aún más, cuidar de
nuestro prójimo, de aquellos que el Señor ha puesto a nuestro lado, así como de
nuestros hermanos y hermanas que están necesitados y reclaman nuestra atención
y compasión. Mirando a la Virgen con el Niño allí, cuidando al Niño, aprendemos
a cuidar a los demás, incluso a nosotros mismos, cuidando nuestra salud interior,
nuestra vida espiritual, nuestra caridad.”
Ante la tragedia de la guerra, responsabilidad y
compasión
Por
último, Francisco, recordando que hoy es la Jornada Mundial de la Paz,
recomienda recuperar "la conciencia de la responsabilidad que se nos ha
confiado para construir el futuro".
“Ante las crisis personales y sociales que vivimos,
ante la tragedia de la guerra, 'estamos llamados a afrontar los retos de
nuestro mundo con responsabilidad y compasión. Y podemos hacerlo si cuidamos
los unos de los otros y, todos juntos, cuidamos nuestra casa común.”
Y
concluyendo su meditación mariana, el Papa nos exhorta de nuevo a rezar a la
Virgen y pedirle ayuda para saber mirar con amor al prójimo.
“Imploramos a María Santísima, Madre de Dios, que en
esta época contaminada por la desconfianza y la indiferencia, nos haga capaces
de compasión y de cuidado, capaces de conmovernos y detenernos ante el otro,
cuantas veces sea necesario"”
Tiziana
Campisi y Antonella Palermo, Ciudad del Vaticano
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