Rafael Zornoza, obispo de Cádiz y Ceuta, ha subrayado que hechos como estos "nos obligan en conciencia a fomentar y a construir una cultura de la convivencia"
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La Iglesia de Nuestra Señora de La Palma en Algeciras (Cádiz) ha acogido este viernes el funeral de Diego Valencia, el sacristán asesinado en la tarde del miércoles por un hombre, de 25 años y origen marroquí, que irrumpió con un machete en esa misma parroquia.
En una Iglesia abarrotada, con mucha gente fuera de la parroquia, el obispo de la diócesis de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, ofició el funeral del sacristán “gran amigo nuestro y conocido de todos”, junto a Juan José Marina, el párroco de la Iglesia a la que han acudido a dar el último adiós a Diego familiares, amigos y autoridades, como el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, o el alcalde de la ciudad, José Ignacio Landaluce, entre otros.
“Es, por tanto, un momento de fe, pedimos para que perdone sus pecados, recompense sus buenas obras y lo acoja en su seno para gozar de su presencia, de su amor que le harán eternamente feliz”, ha dicho el obispo de Cádiz y Ceuta al principio de su homilía.
Al recordar al sacristán “asesinado despiadadamente”, Rafael Zornoza ha subrayado que es la misma Eucaristía la que le “alimentaba todos los días” y le “fortalecía para amar a su familia, para servir a todos, para vivir alegre, con esperanza y con fe. Ha muerto por su fe y confesando su fe. El Señor le tendrá en su gloria”.
El obispo ha instado a los fieles a “perdonar y a orar por nuestros perseguidores, como lo hizo el mismo Jesús en la Cruz. De no perdonar, estaríamos ya derrotados, nos habría ganado el mal. Pero no podemos desertar de hacer el bien, de imitar al Señor, ni podemos permitirnos no amar en una sociedad que vemos tantas veces herida, donde tantos sufren situaciones muy duras, que crean agresividad y dificultades”.
Por último, el obispo ha pedido comprometerse firmemente “por la justicia y por la cultura de la solidaridad, que ayuden a liberar el mundo del rencor que tan a menudo desencadena violencia y división. Y oremos para que el Dios de la vida, de la compasión y del amor nos dé su luz y nos conceda su paz”.
Por Santiago Tedeschi Prades
Fuente: Ecclesia