El Santo Padre recibe a la comunidad del Pontificio Colegio Pío Latinoamericano y les recuerda que significa ser discípulo y ser misionero, para que cuando vuelvan a sus pueblos de Latinoamérica, sigan siendo “pastores del rebaño” y no “clérigos de Estado”
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El Papa recibe al Pontificio Colegio Pio Latino Americano. (Vatican Media) |
“Estos
años en los que ustedes están en Roma son un tiempo de gracia que el Señor les
concede para profundizar en su formación, no sólo a nivel intelectual,
académico, sino, además, para experimentar la riqueza y la diversidad de la
Iglesia universal”. Con estas palabras el Papa Francisco ha iniciado su
discurso dirigido a los miembros del Colegio Pío Latinoamericano, a quienes ha
recibido esta mañana en la Sala Clementina del Vaticano. El Papa, en primer
lugar, ha centrado su discurso en el significado de dos términos: discípulos y
misioneros. Después, ha dado tres consejos clave para convertirse en uno de
ellos.
¿Qué significa ser discípulos?
Francisco
les ha explicado que, siguiendo el ejemplo del evangelio de Juan, en el que
vemos que Andrés fue uno de los primeros discípulos de Jesús, están llamados a
“renovar siempre ese encuentro con el Señor, cotidianamente, compartamos su
Palabra, permanezcamos en silencio ante Él para ver qué nos dice, qué hace,
cómo siente, cómo calla, cómo ama”.
“Dejémoslo
que sea “Verbo” en nuestras vidas y, si me permiten la imagen, dejémoslo
“conjugarse” en nosotros y a través nuestro. No le impidamos que actúe en
nuestro ministerio en primera Persona. ¡Que Jesús tenga voz activa en cada una
de nuestras decisiones! Somos ministros suyos, pertenecemos a Él y nos llamó
para “estar con Él”. Esto es lo que significa ser sus discípulos”.
¿Qué significa ser misioneros?
Siguiendo
con el ejemplo del evangelio de Juan, el Papa recuerda que el encuentro de
Andrés con Jesús no lo dejó tranquilo y de brazos cruzados, sino que lo
transformó, ya no era el mismo de antes, no podía más que ir a anunciar lo que
había vivido y al primero que encontró para decírselo fue a su propio hermano,
a Simón Pedro. “De este modo, Andrés se “estrenó” como misionero” dice
el Papa. Por eso, afirma: “También a nosotros nos esperan nuestros hermanos y
hermanas, especialmente los que aún no han experimentado el amor y la
misericordia del Señor, para que les anunciemos la Buena Noticia de Jesús y los
conduzcamos hacia Él. Salir, movernos, llevar la alegría del Evangelio, eso es
ser misioneros”.
Los verbos “estar” y “salir” resumen el sentido de
nuestra vida
El
Papa también señala como ejemplo el evangelio de Marcos en el que resume la
llamada de Jesús a ser discípulos y misioneros: “llamó a los apóstoles para que
estuvieran con Él y para enviarlos a predicar” dice el Papa, centrándose en
esos dos verbos: “estar” y “salir”:
“Ese
es el sentido de nuestra vida. Se trata de un camino “de ida y vuelta”, que
tiene a Jesús como punto de partida y de llegada. No olvidemos que “estar” con
Jesús y “salir” a anunciarlo es también estar con los pobres, con los
migrantes, con los enfermos, con los presos, con los más pequeños y olvidados
de la sociedad, para compartir con ellos la vida y anunciarles el amor
incondicional de Dios. Porque Jesús está presente en esos hermanos y hermanas
más vulnerables, ahí Él nos espera de un modo especial” ha afirmado Francisco.
“Y no se olviden de volver a Él, cada noche, después
de una larga jornada —pero ojo, a Él, no a la pantalla de un celular—.”
Primer consejo: No sean adictos al celular, sino al
encuentro con Jesús
El
Papa Francisco ha señalado en primer lugar la importancia de conectar, al final
del día, con Jesús, y no con la pantalla del celular que “nos atiborra de
cosas”. “Por favor, no sean adictos a ese mundo de escape. No sean adictos. Son
diversos pasos que te van quitando la fuerza. Sean adictos al encuentro con
Jesús, y Él sabe lo que nos hace falta y tiene una palabra para decirnos en
cada ocasión” ha explicado.
Segundo consejo: No negocien nunca la pastoralidad
Francisco
les ha dicho al principio de su discurso que cuando vuelvan a Latinoamérica
sean “pastores del Pueblo de Dios” y no “clérigos de Estado”, e insiste una vez
más: “Por favor, no negocien nunca la pastoralidad. Pastores del Pueblo de
Dios, no clérigos de Estado. No caigan en el clericalismo, que es una de las
peores perversiones. Estén muy atentos, el clericalismo es una forma de mundanidad
espiritual. El clericalismo es deformante, es corrupto, y te lleva a una
corrupción, una corrupción almidonada, con la nariz parada, que te aparta del
pueblo, te hace olvidar el pueblo de donde saliste”.
Tercer consejo: Sean pastores del pueblo, no clérigos
de Estado
El tercer consejo que da el Santo Padre es que no
caigan en “la peste del clericalismo”: “Por favor, cada vez que se hacen más
“exquisitos” en el sentido verdadero de la palabra, o sea, más alejados del
pueblo, cada vez que hacen eso, se apartan de la gracia de Dios y caen en la
peste del clericalismo. Pastores del pueblo, no clérigos de Estado”. Por tanto,
antes de concluir su discurso les ha exhortado a “pedir la gracia de saber
estar siempre delante, medio y detrás del pueblo, metidos con el pueblo del
cual Jesús los sacó”.
Mireia
Bonilla – Ciudad del Vaticano
Vatican News