La aportación de la Iglesia católica al mundo educativo es un gran tesoro que sigue dando frutos.

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Conoce sus nombres y los puntos esenciales de la aportación de cada
uno. La Historia de la Educación les debe mucho

La Historia de la
Educación en gran medida se apoya en las grandes aportaciones de los santos.
Estas personas, con su
propia vida y testimonio, abrieron camino a nuevas formas de entender la
educación. No sólo hicieron sabias reflexiones sobre cómo educar o
desarrollaron grandes teorías pedagógicas sino que las pusieron en práctica y
crearon diversas instituciones, a través de las cuales convirtieron todas sus
teorías en realidad.
Tradicionalmente, la
Iglesia católica ha sido pionera en el campo de la enseñanza. Son muchos los
santos que han contribuido a la creación de la escuela católica tal y como la
conocemos ahora.
Se trata de santos que
han sido fundadores de instituciones educativas. A
continuación, pasaremos a conocer más de cerca la vida de algunos de ellos.
La educación es para San
Ignacio una
tarea motivadora quebusca la transformación de las personas y la sociedad.
Comenzó
su andadura con la primera escuela gratuita en la sacristía de una iglesia del
Trastevere en Roma.
Sus principios básicos se
fundamentaban en entender al niño como imagen de Dios.
A principios
del siglo XVII aparece la figura de la Santa Juana de
Lestonnac. Ella fue la fundadora en 1607 de la Compañía de María, la
primera congregación religiosa femenina de enseñanza.
Su lema fue siempre «pasión por
los otros». Su presencia supuso un avance enorme en la educación de
la mujer que hasta entonces no había sido tenida en
cuenta.
Esta institución se dedicó
fundamentalmente a la atención y educación de pobres y
necesitados. En España, la congregación llegó a tener unos 150
colegios.
Fundó la congregación de
los Hermanos
de las escuelas cristianas. Fue innovador en aquella época
dedicándose a enseñar a los más pobres y proponiendo programas de
formación para maestros seglares.
Su institución llegó a
contar con mil colegios en todo el mundo.
Para ello, fundó la
congregación de Hermanos Maristas.
La
sencillez y el espíritu de familia son los puntos esenciales de su proyecto de
educación.
Para él, la escuela es
un lugar privilegiado de evangelización para los más pobres y abandonados.
Su aportación a la
educación y la pedagogía fue muy revolucionaria ya que se dedicaba
en sus inicios a los jóvenes difíciles o en situaciones extremas.
Con él surge lo que hoy se
llama el «sistema
preventivo» una gran puerta a una forma de educación
desde el amor, el diálogo y la libertad responsable.
Como se puede intuir, a
través de la vida de cada uno de estos santos, la escuela católica nació con un
profundo deseo de misión y de servicio. Con una vocación de renovación de la
persona y la sociedad.
Podemos ahora preguntarnos
qué significa el gran legado de estos santos para nosotros. Todos ellos han
seguido el camino de una vida entregada a Dios y a los demás.
Al conocer de cerca sus
vidas, se nos muestra que no son las grandes teorías educativas las
que cambian el mundo sino el dirigir nuestra vida hacia Dios.
La revolución educativa verdadera consiste en mirar solamente a Él.
Como decía Benedicto XVI:
«Solo de los santos, solo
de Dios proviene la verdadera revolución, el cambio decisivo del mundo».
Miriam Esteban Benito
Fuente: Aleteia