Hasta la Policía dejó constancia de un fenómeno paranormal
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Ocurrió en 1994 y tuvo eco en toda la prensa nacional. Fue en
Linares, en Jaén. Según explica el Diario Jaén: «Dos mujeres y una menor se
«atrevieron» a participar en una sesión de ouija y ahí comenzó todo». Tras
esto, los acontecimientos se sucedieron.
La mesa en la que jugaban comenzó a temblar, los cuadros volaban y
hasta las cortinas fueron arrancadas de las ventanas. Los radiadores no paraban
de moverse y las jóvenes intentaron salir del apartamento. No podían, una
fuerza se lo impedía. Aterrorizadas decidieron entonces llamar a la policía.
La Policía Nacional se acercó al lugar de los hechos pero no
pudieron solucionar nada. Más bien quedaron impresionados y conmocionados por
lo que estaba ocurriendo. No daban crédito y no sabían qué hacer. Estuvieron
investigando si había algún mecanismo que hiciera que los cuadros se movieran,
que todo en la casa estuviera «patas arriba». Nada no hubo manera.
Decidieron salir de el lugar y llevar a las mujeres a comisaría
para tomarlas declaración. Pensaban que así podían dejar de vivir estos
elementos extraños. Se equivocaban. En la Comisaría los fenómenos extraños se
repitieron. Ante tal acontecimiento la Policía se limitó a tomar testimonio y
levantar acta sobre lo sucedido.
Según explicaron las tres mujeres, ese día decidieron usar la
ouija y se comunicaron con un niño que se llamaba Agustín. Tras hablar
con él comenzaron los hechos, se asustaron y dieron por finalizado «el juego».
La Policía intentó volver a entrar al apartamento pero uno de los
agentes resultó herido luego de que una fuerza sobrenatural lo empujara con
increíble fuerza a lo largo del pasillo. Uno de los policías allí presentes
estuvo varios años de baja por fuertes secuelas psicológicas.
Éste caso, el llamado como «caso Linama» quedará en la historia de
los sucesos ocurrido al utilizar la «ouija». No fue el más llamativo, ni el más
extraordinario, pero se trata de uno de los pocos casos en los que existe un
parte policial, una investigación y un registro. Nadie duda de lo que allí
ocurrió e incluso la policía dio fe del extraño acontecimiento.
Álvaro Real
Fuente: Aleteia