La Iglesia cuenta con dos nuevos santos: El obispo italiano Juan Bautista Scalabrini, padre de los migrantes y refugiados y, el salesiano coadjutor Artémides Zatti
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Photo by Vincenzo PINTO / AFP |
En su homilía
en Santa Misa de Canonización de Zatti y Scalabrini, un mensaje para el camino
sinodal: "Me da miedo ver comunidades cristianas que dividen el mundo en
buenos y malos en santos y pecadores; de esa manera, terminamos sintiéndonos
mejores que los demás y dejamos fuera a muchos que Dios quiere abrazar".
La Iglesia
cuenta con dos nuevos santos: El obispo italiano Juan Bautista Scalabrini,
padre de los migrantes y refugiados (1839-1905), y, el salesiano
coadjutor Artémides Zatti (1880-1951), llamado el «enfermero de los
enfermos». Las festividades litúrgicas serán celebradas, respectivamente, el 1
de junio y, el 15 de noviembre.
En la Plaza de
San Pedro, el papa Francisco ha presidido este domingo, 9 de octubre de 2022,
la Santa Misa de Canonización de los «dos santos canonizados», que dijo «nos
recuerdan la importancia de caminar juntos y de saber dar las gracias».
Así, don Zatti
se convirtió en el tercer santo argentino y primero no religioso. Por su parte,
la canonización de monseñor Scalabrini es una invitación a la Iglesia y a la
sociedad a recordar la corresponsabilidad que se tiene en la acogida y la
protección de los migrantes y refugiados, así como el compromiso de evitar las
migraciones forzadas.
Es escandalosa
la exclusión de los migrantes
En este
sentido, la voz del Papa tronó, sin mirar las hojas de su discurso:«Hoy en el
día que Scalabrini se convierte en santo quisiera pensar en los
inmigrantes. Es escandalosa la exclusión de los migrantes, en efecto es
criminal…es pecaminosa porque no se abren las puertas a quien tiene
necesidad», afirmó el Papa con voz firme, pues, aseguró que es una exclusión
que mata.
Por ello,
recordó que el Mediterráneo es también un grande cementerio a cielo
abierto. «No, no excluimos a los migrantes, los mandamos fuera, se les
envía a los campos de concentración.» y se les deje morir o son «vendidos como
esclavos o explotados», denunció Francisco.
Los dos santos
canonizados hoy – según el Papa – nos recuerdan la importancia de caminar
juntos y de saber dar las gracias.
«El obispo
Scalabrini, que fundó una Congregación para el cuidado de los emigrantes,
afirmaba que en el caminar común de los que emigran no había que ver sólo
problemas, sino también un designio de la Providencia:
“Precisamente
gracias a las migraciones forzadas por las persecuciones ―decía― la Iglesia
cruzó las fronteras de Jerusalén y de Israel y se hizo ‘católica’; gracias a
las migraciones de hoy la Iglesia será un instrumento de paz y comunión entre
los pueblos” ».
El Papa indicó
que Scalabrini miraba más allá, miraba hacia el futuro, hacia un mundo y una
Iglesia sin barreras, sin extranjeros.
Artémides
Zatti: ejemplo de gratitud
Asimismo,
rememoró el hermano salesiano Artémides Zatti quien «fue un ejemplo vivo de
gratitud. Curado de la tuberculosis, dedicó toda su vida a saciar las
necesidades de los demás, a cuidar a los enfermos con amor y ternura».
Entretanto,
contó una anécdota del enfermero de los pobres: «se dice que lo vieron cargarse
sobre la espalda el cadáver de uno de sus pacientes. Lleno de gratitud por lo
que había recibido, quiso manifestar su acción de gracias asumiendo las heridas
de los demás.»
El Pontífice
invitó a rezar para que «estos santos hermanos nuestros nos ayuden a caminar
juntos, sin muros de división; y a cultivar esa nobleza de espíritu tan
agradable a Dios que es la gratitud».
La homilía del
Papa: No atrincherarnos
En su homilía
de hoy dedicada al Evangelio (Lc 17,13), los diez leprosos son sanados por
Jesús, pero sólo uno de ellos vuelve para dar las gracias a Jesús:
«Detengámonos en estos dos aspectos que el Evangelio de hoy nos sugiere: caminar
juntos y agradecer», anotó el Papa.
E instó: «comprobemos
si en nuestra vida…somos capaces de caminar junto a los demás, de escuchar, de
vencer la tentación de atrincherarnos en nuestra autorreferencialidad y de
pensar sólo en nuestras propias necesidades».
El Papa
también lanzó un emotivo mensaje a la Iglesia que prepara el camino sinodal:
«Pero caminar
juntos ―es decir, ser “sinodales”―, es también la vocación de la Iglesia. Preguntémonos
hasta qué punto somos realmente comunidades abiertas y que incluyen a todos».
Más adelante cuestionó: «¿Los hacemos sentir parte de la comunidad o los
excluimos?». El Papa invitó a incluir siempre, tanto en la Iglesia como en
la sociedad.
«Me da miedo
ver comunidades cristianas que dividen el mundo en buenos y malos en santos y
pecadores; de esa manera, terminamos sintiéndonos mejores que los demás y
dejamos fuera a muchos que Dios quiere abrazar. Por favor, hay que incluir
siempre, tanto en la Iglesia como en la sociedad, todavía marcada por tantas
desigualdades y marginaciones», afirmó el Obispo de Roma.
El Ángelus: no
olvidar el peligro de guerra nuclear
Al final de la
celebración eucarística, el Papa rezó el Ángelus en el que recordó el peligro
nuclear para la humanidad.
«A propósito
del inicio del Concilio, hace 60 años, no podemos olvidar el peligro de guerra nuclear
que en aquel entonces amenazaba al mundo. ¿Por qué no aprender de la historia?
También en aquella época había conflictos y grandes tensiones, pero se eligió
la vía pacífica. Está escrito en la Biblia: “Así habla el Señor: ‘Deténganse
sobre los caminos y miren, pregunten a los senderos antiguos dónde está el buen
camino, y vayan por él: así encontrarán tranquilidad para sus almas” (Jer
6,16).»
También aseguró
sus oraciones por las víctimas del demencial acto de violencia ocurrido hace tres días
en Tailandia. «Con conmoción confío al Padre de la Vida, en particular, a
los niños pequeños y a sus familias».
El Papa recordó
que hoy en Fabriano, Italia, será beatificada María Costanza Panas, monja
clarisa capuchina, «que vivió en el monasterio de Fabriano desde 1917 hasta
1963, cuando partió al cielo. Acogía a todos los que llamaban a la puerta del
monasterio, infundiendo serenidad y confianza a todos.
En sus últimos
años, gravemente enferma, ofreció sus sufrimientos por el Concilio Vaticano II,
cuyo 60o aniversario de inicio se cumple pasado mañana. Que la Beata María
Constanza nos ayude a ser siempre confiados en Dios y acogedores con el
prójimo».
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente: Aleteia