Dios quiere ir a ti, prepárate y acógelo como enseña la Iglesia. Una invitación del escritor Claudio de Castro que puede cambiar tu vida
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Pascal Deloche / Godong |
“Jesús se acercó a ellos y
les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id,
pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo
os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta
el fin del mundo.”
Primero
hace un envío para hacer discípulos y luego la gran promesa de permanecer con
nosotros hasta el fin del mundo.
Que todos los sepan.
Ya
no necesitas ir a Jerusalén para seguir los pasos de Jesús. Puedes estar con
Él, y hablarle directamente, tenerlo frente a ti.
Tienes a Dios muy cerca
El mismo Jesús que caminó en Jerusalén está
disponible en todos los Sagrarios para escucharte.
¿Cómo
lo haces? Muy sencillo. Vas a un oratorio donde tienen un Sagrario.
Allí encontrarás a Jesús VIVO, prisionero de Amor por nosotros.
Sí, este es el gran descubrimiento que el mundo
debiera conocer, así los Sagrarios nunca estarían abandonados:
JESÚS
ESTÁ VIVO. Y TE ESPERA EN EL SAGRARIO
Cuando
alguien me comenta de un nuevo descubrimiento le digo: “Es maravilloso, yo
prefiero ir a ver a Jesús en el Sagrario. Sé que está allí. Voy a lo seguro”.
Recibir a Jesús
Sabiendo
esto debes tener delicadeza al recibir a nuestro Señor, consciente de a quién
recibes y hacerlo con dignidad y amor.
¿Sabes cómo prepararte para comulgar?
Me
encantan estas palabras de san
Josemaría Escrivá que nos hacen valorar la Sagrada Comunión.
Reflexiono sobre ello antes de ir a misa.
“Para albergar a Cristo en
nuestra alma, ¿cómo debemos prepararnos? ¿Hemos pensado alguna vez en cómo nos
conduciríamos si sólo se pudiera comulgar una vez en la vida?”.
Te comparto los requisitos que se necesitan para comulgar dignamente:
La importancia de comulgar dignamente
Es tan serio el tema, que
en la Biblia recibimos advertencias para los que se atreven a comulgar
indignamente.
Este
texto estremece el alma. Hoy, cuando veo todo lo que ocurre en
nuestra Iglesia, comprendo lo serio que es.
Te pido que leas con
atención. Está en 1
Corintios 11, 26 a 30.
«Fíjense bien: cada vez
que comen de este pan y beben de esta copa están proclamando la muerte del
Señor hasta que venga.
Por tanto, el que come
el pan o bebe la copa del Señor indignamente peca contra el cuerpo y la sangre
del Señor.
Cada uno, pues, examine su
conciencia y luego podrá comer el pan y beber de la copa. El que come y
bebe indignamente, come y bebe su propia condenación por no reconocer el cuerpo.
Y por
esta razón varios de ustedes están enfermos y débiles y algunos han muerto”.
Hermano sacerdote,
necesitamos que nos hables de nuevo sobre la importancia de hacer una
buena comunión y de la presencia real de nuestro Señor en
la Eucarística, y en los Sagrarios del mundo entero.
Nada hay más triste que un
Sagrario abandonado donde no se le demuestra amor a nuestro buen Jesús.
¿Puedo
pedirte un favor? Cuando vayas a verlo en el Sagrario dile: “Jesús,
Claudio te manda saludos”. Ya sabes que me encanta
sorprenderlo.
¡Dios te bendiga!
Claudio
de Castro
Fuente:
Aleteia