Que la difusión de la fe fue el alma del descubrimiento y conquista de América es un fenómeno tan cierto como -cada vez más- olvidado.
![]() |
Borja Cardelús. Dominio público |
Borja Cardelús, abogado y economista,
es desde hace años uno de los más acérrimos impulsores no solo del derribo de la leyenda negra desde
la actividad cultural e intelectual, sino de la necesidad de que este debate se
vea iluminado por la luz
de la fe.
A
su profusa participación en medios artísticos y de comunicación -su labor ha
impregnado el teatro, el ensayo, la narrativa, el cine y televisión- se suma su presidencia de la Fundación Civilización
Hispánica -desde la que se defiende el legado histórico de
España y del mundo hispánico- y sus más de cuarenta libros publicados, destacando La
Civilización Hispánica. El encuentro de dos mundos.
El
último de ellos, América Hispánica. La obra de España en el
Nuevo Mundo, publicado recientemente por Almuzara, se podría
calificar de una auténtica
enciclopedia sobre la presencia española en América, pues sus casi 900
páginas recorren campos tan diversos como la impronta agrícola, musical,
popular o educativa.
Para
Cardelús, que "la expansión de la religión católica estuvo en el germen
mismo" de la aventura americana no admite discusión: lo defiende a lo
largo de toda su ópera magna, de la que extraemos siete argumentos, datos y
curiosidades:
1º La evangelización: el fin, costara lo
que costase
Para
Cardelús, "que lo
determinante y principal" así como "el objetivo primordial" fue
el hecho religioso" no se demuestra solo a través de cientos de leyes,
sino especialmente "por los hechos". Entre las múltiples pruebas de
ello, el abogado y economista remite a la primacía del fin evangelizador
aunque, como en la mayoría de los casos, este careciese de rentabilidad
económica.
"Felipe
II tomó la decisión de avanzar sobre el suroeste de los Estados Unidos para no
desamparar a los nativos, a pesar de que era notorio que no había metales
preciosos. Y el mismo Felipe II no abandonó la ocupación de Filipinas, empresa
nada rentable económicamente, por no dejar sin tutela las fundaciones
religiosas ya hechas", explica.
2º Las leyes indianas, garantes de la fe
de la Iglesia
Pese
a contarse por cientos las disposiciones legales que fundamentaron el orden
social en América, Cardelús no renuncia a profundizar en algunas de ellas de
forma didáctica para mostrar que la fe fue algo muy superior a un
"pretexto" de conquista. Así, no solo rescata el testamento de Isabel la Católica,
sino que también remite a las Ordenanzas
de 1573, donde el monarca expresa que "predicar el Evangelio" es
"el principal fin para que mandemos hacer los nuevos descubrimientos y
poblaciones". Consecuencia inmediata de ello fue la recepción española del Patronato Real, "la
delegación papal para cristianizar América en su nombre y el nombre de
Dios", de modo que el rey y el Consejo de Indias acabarían siendo quienes
dispondrían sobre la Iglesia de la América española, "y no el Papa ni su
curia". Las Leyes
Nuevas serían otro de los grandes documentos legales en América
estudiados por el economista, mediante el que se limitarían los derechos de los
rapaces encomenderos sobre los naturales.
3º Una milicia de élite en la conquista
espiritual
De
la mano de la conquista militar, España garantizó que se llevase a América la conquista espiritual asumida por
el mismo Estado "en una asociación sin precedentes entre el trono
y el altar". De este modo, en América Hispánica se recoge cómo "la conquista de almas" contó
con unos escuadrones de élite "capaces de asumir la ciclópea
tarea de la colonización espiritual de todo un continente". Lejos de
amedrentarse, los miembros de las órdenes religiosas emanados de la labor
renovadora del clero del cardenal Cisneros, se embarcaron hacia el Nuevo Mundo
"inflamados de ilusión apostólica". "Culminaron con rotundo
éxito: la América hispánica es hoy el bastión más importante y extenso de la religión católica",
argumenta.
4º Cuando transmitir la Palabra no es
suficiente
No
pasaron muchos años desde que los evangelizadores arribaron al Nuevo Mundo
hasta que supieron que muchas de las conversiones iniciales respondían a un
mero formalismo, bajo el que los indígenas mantenían sus antiguos cultos
e idolatrías. Por ello, los clérigos no solo comprendieron que "si querían llegar al alma de los
indios era necesario aprender su legua" -entre ellas, el náhuatl,
quechua, aymara o guaraní-, sino que también era preciso "convencer" e idear
"nuevas y eficaces fórmulas" que impregnaron toda la vida de
indígenas y peninsulares.
5º La música, el teatro y la
arquitectura hispánica al servicio de la fe
Precisamente
porque la evangelización impregnó toda la labor española, América
Hispánica no se limita a transmitir las gestas religiosas
compartimentadas, sino aplicadas a los campos culturales y sociales. Es el caso
de la música, donde Cardelús rescata el ejemplo de fray Pedro de Gante, que invitó a representantes aztecas a
una fiesta en torno a una celebración cristiana donde se les permitió cantar y
bailar "según la antigua usanza". Esta fusión de los cristiano con lo pagano "marcó un antes
y un después" en la evangelización, ya que los nativos
asimilaron como propios la fe y el culto recién recibidos.
Semejantes
ejemplos sucedieron en la construcción de capillas abiertas influenciadas por
los cultos prehispánicos, la edificación de las "capillas de
miserere" o en la participación litúrgica de los nativos en base a algunas
de sus costumbres artísticas, musicales e incluso teatrales.
6º Ciudades para la evangelización y
sostenimiento de los indígenas
De
los muchos aspectos citados por Cardelús, es especialmente pedagógica la
explicación de cómo los virreyes, conscientes de la amplitud y costumbres de
los naturales, sus territorios y la dificultad para los clérigos de acceder a
ellos, decidieron crear las reducciones con un doble objetivo: "El
primario y más importante, el propósito evangelizador, pues se facilitaba el acceso de los
frailes a los nativos", así como la separación de naturales y
evangelizadores para respetar los distintos órganos de administración y, sobre
todo, evitar el escándalo que los conquistadores podrían dar en ocasiones a los
indígenas en pleno proceso evangelizador.
Las
misiones fueron otro ejemplo de este ordenamiento al servicio de la fe, y lejos
de reducirse a una iglesia, estas disponían de "viviendas para los
indios, cobertizos, talleres, almacenes, huertos, corrales, potreros, ganados
campos de cultivo, pastos y bosques", de modo que se edificaban cientos y
miles de hectáreas como "un
verdadero núcleo de desarrollo" capaz no solo de abastecer en lo
espiritual sino también de "sustentar
a toda una comunidad".
7º Vestimentas para representar "la
pureza de las almas"
Que
la fe impregnó todo el proceso evangelizador se muestra especialmente en el
capítulo dedicado a las costumbres legadas por la Monarquía Hispánica o de su
unión con las indígenas tras ser evangelizados. Tanto que hasta las vestimentas
de los naturales se diseñaron en muchos casos con la propia salvación como patrón. Ejemplo de ello es el deseo de Vasco de Quiroga de que los atuendos reflejasen "la sencillez y pureza de las almas",
para lo que propuso a los indios puestos a su cuidado que vistiesen con "un
limpio y sencillo color blanco" como reflejo del alma.
José María Carrera
Fuente: ReL