De las 24 horas del día, ¿cuál es el mejor momento para orar en familia? Elementos de reflexión según la edad y el horario de cada uno
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La experiencia
más común entre las familias que rezan juntas es reunirse por la noche, entre
la cena y la hora de acostarse. Este es el momento que obtiene más votos.
Para algunos,
esto será inmediatamente después de la cena, antes del ritual de la hora de
acostarse; para otros, especialmente con los más pequeños, será justo antes de
dormirse.
El mejor
momento para orar depende, por supuesto, del número y la edad de los
niños.
Flexibilidad
A veces no es
posible rezar todos juntos, por ejemplo cuando uno de los padres o el
adolescente llega tarde a casa cuando el niño ya debe irse a la cama.
También puede
ocurrir que sea preferible que los padres recen a solas con un niño de dos o
tres años para que la oración familiar con los hijos mayores sea un tiempo más
tranquilo, sin la agitación de los más pequeños.
Por lo tanto,
el momento ideal puede cambiar según la edad de los niños y el ritmo de
cada miembro de la familia.
Reservar un
tiempo a Dios
Por otro lado,
es importante que haya un momento definido, un tiempo dedicado al Señor.
Recuerda el
padre Augustin Bourgue en su libro (en francés) Rezar en familia: ¿misión imposible? (Ed. de
l’Emmanuel) la importancia de tener otros momentos de oración durante el
día.
«La oración
familiar también puede ser un Avemaría en el coche de camino a la escuela, o un canto de
alabanza durante el paseo, o de acción de gracias».
Breves
oraciones durante el día
Algunas
familias tienen la costumbre de rezar una breve oración justo antes de
salir para el colegio, una simple bendición de todos y de su día.
No importa cuán
rápido sea ese momento, no es menos valioso. En efecto, los niños perciben
entonces que es posible volverse al Señor en cualquier momento del día.
El Padre
Agustín Bourgue subraya: “Es bueno para la familia saber que todo se puede
vivir con el Señor«.
Está bien
cambiar, evolucionar. No es dramático, es pragmático
Aquí está lo
ideal: oraciones cortas a lo largo de las horas, así como un momento
dedicado a Dios para anclar la oración familiar en la vida diaria, aunque eso
signifique cambiar el horario de acuerdo con los cambios en el horario de
los miembros de la familia.
El padre
Augustin Bourgue sonríe al decir: “No importa cambiar, evolucionar. No es
dramático, es pragmático».
Intenta
encontrar el momento perfecto, eso sí, y ten en cuenta que lo principal es
rezar.
Caroline
Moulinet
Fuente: Aleteia