La reciente negativa del Parlamento Europeo a condenar el violento asesinato de la joven cristiana Deborah Yakunu causó indignación a nivel internacional
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Imagen referencial. Crédito: James / Unsplash |
Para un sacerdote católico, es claro que en esa instancia
supranacional “la Iglesia sigue siendo la institución a batir”.
Con 244 votos en contra de una mayoría de izquierda, 231 a favor y
19 abstenciones, el 20 de mayo el Parlamento Europeo se negó a condenar el
asesinato de la joven cristiana Deborah Yakunu, apedreada y quemada viva
por musulmanes que la acusaron de insultar a Mahoma, en Sokoto, Nigeria.
Para el P. Juan Manuel Góngora, sacerdote de la diócesis española
de Almería con más de 50 mil seguidores en Twitter, “vivimos tiempos en que la
dictadura del relativismo, tal y como anunció Benedicto XVI, está en todo su
apogeo”.
En declaraciones a ACI Prensa, el P. Góngora dijo que uno de los
“focos de expansión” de la dictadura del relativismo “son ciertos grupos
políticos presentes en el Parlamento Europeo, que lejos de representar y
defender a los ciudadanos europeos, son meros títeres de agendas políticas con
un marcado carácter anticatólico”.
El sacerdote español criticó que “para los casos de persecución
contra cristianos no hay declaraciones de ‘deeply concerned’ (profunda
preocupación) ni tampoco lo más importante: medidas reales y concretas para luchar
contra esta lacra totalitaria y liberticida en auge, no solamente en África
sino en todo el mundo, China, Pakistán, India, Nicaragua, etc.”.
La negativa del Parlamento Europeo a condenar la violencia contra
los cristianos se suma a la excesiva demora de la Comisión Europea, órgano
ejecutivo de la Unión Europea, para nombrar a un coordinador para luchar contra
la cristianofobia.
Para el P. Góngora, “el trasfondo de todo ese complejo edificio de
ingeniería social anticristiana está conformado por la confluencia del laicismo
militante encarnado por la masonería, y un materialismo atroz que solo busca
tener sociedades dóciles de meros consumidores y familias desestructuradas”.
Para el sacerdote español, “los bautizados somos el último
obstáculo a sus pretensiones de control, muy bien descritas estos días en el
foro globalista de Davos y los lobbys que se nutren de la agenda 2030”.
Sin embargo, el P. Góngora precisó que los cristianos no debemos
perder la esperanza, pues “Cristo ya ha vencido con su Resurrección y estando
unidos a Él. No hay agenda social o dinero en el mundo para torcer lo más
mínimo el plan de Dios”.