El padre Bart Tolleson explica a ReL qué hacía especial al cura que sedujo a Wahlberg y Mel Gibson
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| El padre Bart Tolleson fue amigo del padre Stu en sus 7 años de sacerdote, y tiene buena opinión de la película |
Bart Tolleson es un sacerdote amigo de Stu Long, el sacerdote que
inspiró la película El milagro del
padre Stu, que se estrena en España este fin de
semana. "Durante un tiempo pareció que la película no llegaría a filmarse,
pero Mark Wahlberg
perseveró e insistió", explica. Piensa que cuando Walhlberg se lo
comentó a Mel Gibson y él propuso que Rosalind Ross hiciera el guion, se
aceleró todo.
Bart y Stu se conocieron primero por e-mail, porque venían de
seminarios distintos, y después, en
persona, en su ordenación. El padre Bart acompañó a Stu unos días a su primer
destino, una misión en un reserva india de montaña, y ya siempre
mantuvieron una firme amistad.
Bart lo
conoció en sus últimos 7 años de vida, que fueron sus años de sacerdote, cuando Stu
ya mostraba síntomas de una
enfermedad degenerativa que cada vez lo dejaba físicamente más incapacitado.
"Creo que él me
enseñó a centrarme en lo importante del sacerdocio y olvidarme de todo
lo demás, de las distracciones. Stu no tenía miedo... aunque eso a veces le
metía en líos, pero no importa".
Tres años después de su muerte, Tolleson se dio cuenta de que le
echaba especialmente de menos como amigo, "como alguien que te entiende
bien, entiende tu sentido del humor, como actúas". Desde entonces, se ha sentido varias veces
empujado a pedir su intercesión, "que es algo raro, porque ¡es un amigo que
conocía bien!"
El padre Bart ha hablado con ReL de algunos de los aspectos
espirituales del verdadero Stu Long y su relación con la película de Mark
Wahlberg (que interpreta al ex-boxeador reconvertido en actor y luego en cura)
y de Mel Gibson (que hace de su padre gruñón y antirreligioso).
- ¿De verdad el padre Stu tuvo esas experiencias místicas que vemos en la película, esa visión de la Virgen, ese encuentro con Jesús...?
- Tuvo
experiencias místicas, aunque no como en la película. Escuchó cosas que le dijo la
Virgen, y escuchó cosas que venían de Jesús. Tuvo una experiencia mística
fuerte protagonizada por Santa Juana de Arco en París, volviendo de su segundo
viaje a Lourdes. Pero, ¿cómo mostrar estas cosas en una película? A mí me gusta
la escena de la Virgen en la película, me parece apropiada, aunque no fuera
exactamente así. Pero es cierto que su determinación, su cambio hacia la fe, se
nutrió de esas experiencias, que fueron clave en su vida.
- ¿Cómo fue esa experiencia
mística en París?
- Volviendo de Lourdes, en Nôtre Dame, vio una estatua que le
pareció que era de un chico joven, con el pelo corto. Pero se acercó y era de
Santa Juana de Arco. Dice
que sintió una presencia, la de Juana. Me dijo: "ella me invitó a
relacionarme con Cristo en el sufrimiento". Stu dijo que sí, y
desde entonces él se interesó mucho en ella, investigó su historia, predicó
sobre ella...
- La película no lo recoge, pero el
padre Stu pasó un tiempo con los Franciscanos de la Renovación y también en la
Universidad Franciscana de Steubenville, que es de espiritualidad carismática.
¿Adquirió allí rasgos de esta espiritualidad?
- No sé exactamente cómo le impactó espiritualmente su paso por la
Franciscana de Steubenville, pero desde luego su relación con el Espíritu Santo fue siempre muy
fuerte. Y también muy suya, muy a su estilo. A veces decía cosas como:
"ey, parece que Dios está obrando aquí". Era muy abierto diciendo
esas cosas, y a mí me gustaba verlo.
- En otra entrevista usted
comentó que cuando le pedían oración lo dejaba todo y oraba en voz alta al
momento...
- Después de ordenado, sabiendo ya de su enfermedad, sentía que cada día era muy
valioso, como un regalo que había que aprovechar. Sí, si le pedían
oración a menudo se paraba, lo dejaba todo y se ponía a orar en ese momento en
voz alta por esa intención. Otras
veces su forma de orar era ofrecer los sufrimientos de su enfermedad. Lo
cierto es que era muy impredecible, cada día podía probar y hacer cosas nuevas
en su ministerio.
- Pero si pasó los últimos
años en un hospicio para enfermos, recibiendo gente, no habría tanta
variedad...
- Había variedad porque venía mucha gente a verle. Sabían que él
era muy sincero y te acercaba a Dios. Si no creías, él te animaba a explorar la
fe. Si ya eras creyente, te demostraba con su vida el poder de Dios que da
fuerzas. Y le gustaba mucho hablar con la gente. Le gustaba hablar, en general.
- ¿Era como un starets ruso,
un sabio recibiendo consultas en su monasterio?
- Bueno, no era tan organizado. No tenía recepciones organizadas.
Él estaba por allí, por el centro de cuidados de Big Sky, y si era posible te
atendía. Está claro que confiaba
en Dios minuto tras minuto, y eso es lo que transmitía.
- Parece que tenía un don de
consejo, pero ¿era un don natural o un carisma?
- Era una mezcla de ambas cosas, un don natural y algo que el Espíritu Santo hacía a través de
él. Eran dos cosas a la vez: tenía capacidad de dar consejo y capacidad de consolar, de
confortar.
- ¿Qué frutos buenos cree que puede
dar la película?
- Me gustaría que
inspire a la gente que sufre, que atraviesa circunstancias trágicas, para
que mire hacia Dios, con su amor, su esperanza y gozo. Eso sería una gran
gracia. También puede ayudar a personas que piensen 'yo jamás podría ser sacerdote'. ¡Fue
raro que Stu llegara a ser sacerdote! Quizá haya espectadores que entiendan que
Dios te puede llamar, pero al estilo de Dios, no al tuyo. ¡Eso es más
interesante! Sí, Dios sigue llamando.
Pablo J. Ginés
Fuente: ReL
