Con mil ojos
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Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer, por ser
domingo y aprovechando el sol radiante, salimos a rezar el rosario por la
huerta. Lo cierto es que, tras los días de lluvia y con la llegada del buen
tiempo, ¡¡está preciosa!!
Según
caminábamos, íbamos señalando con el dedo las maravillas que encontrábamos:
-¡¡La higuera
está echando brotes!!
-¡¡Mira, esta
zona de césped se ha llenado de amapolas!!
Y, de pronto…
-¡¡¡El pino
está lleno de flores!!
¿¿Flores?? ¿El
pino?
Pues sí.
Resulta que le han salido una especie de “puntas” de un increíble color rojo,
que hacen que dé la sensación de que es un árbol de Navidad, encendido con un
montón de velas. ¡¡Es francamente impresionante!!
Pero, siendo
así, ¿cómo es que no lo habíamos visto nunca?
Muy fácil:
únicamente florecen las ramas más altas. Por eso, solo una hermana que iba
mirando al cielo fue capaz de descubrirlas. Las demás pasamos bajo ese pino un
montón de veces, ¡y ni nos enteramos!
¡¡¡Y lo mismo
ocurre con el Señor!!! Ya lo dice el salmo: “¡Cuántas maravillas has hecho,
Señor, Dios mío…! Intento proclamarlas, decirlas, pero superan todo número”
(cf. Sal 40, 6).
Es imposible
alcanzar a descubrir en solitario todos los regalos que el Señor va poniendo en
nuestro camino. Por eso Cristo nos regala la Iglesia, una comunidad, una
familia, ¡en la que nos ayudemos a descubrirLe!
Y esto fue así
desde el principio. ¿Recuerdas cuando el Resucitado se aparece a los discípulos
en el lago? No habían pescado nada… Él les indica que echen la red al otro
lado… realizan la pesca de su vida… y Juan dice a Pedro: “¡Es el Señor!”. ¡Fíjate!
Un muchachito, el más joven del grupo, abriéndole los ojos nada menos que al
primer Papa.
¿Y por qué no?
Cada uno de nosotros tiene una “agudeza visual” diferente, podemos descubrir al
Señor en detalles distintos, y así, ¡entre todos, podemos verle en todo!
Hoy el reto del
amor es… ¡no, observar no, sino escuchar! Sí, te invito a que lleves los ojos
bien abiertos, pues Cristo tiene un montón de regalos preparados para ti… pero
pídele también un oído atento, para poder escuchar a tus hermanos y ver el paso
del Señor ¡en lugares que tal vez no habrías imaginado! Te aseguro que, cuando
se comparten las historias que Jesucristo va escribiendo en nuestras vidas, ¡se
disfrutan el doble! Nace esa sonrisa que muestran los labios, pero que nace del
corazón… Así pues, ¡prepárate a descubrir al Señor y a dejar que te lo señalen!
¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
09 mayo 2022
Fuente:
Dominicas de Lerma