Se trata de una primera intervención que irá seguida de la entrega de medicamentos
| Material sanitario donado por el Vaticano |
A través de la
Limosnería Apostólica, el Papa ha enviado suministros médicos a la Basílica de
Santa Sofía en Roma, un punto de referencia para la comunidad ucraniana: desde
hace días salen de allí camiones cargados de alimentos y productos de primera
necesidad, destinados a la población que sufre las dramáticas consecuencias de
la guerra.
Hay imágenes de muerte y destrucción que llegan, desde
hace días, a nuestros hogares, que hieren y destruyen.
Y luego están las imágenes de los coches cargados de
ayuda humanitaria, pacientemente alineados en la explanada de la Basílica de
Santa Sofía en Roma, en la zona "Boccea". Esperan para descargar el
material que las personas se ha ido recogiendo: ropa, comida en conservas,
juguetes para niños, etc. Todo ello, como expresión de una cercanía nacida
espontáneamente tras el estallido del conflicto entre Rusia y Ucrania.
La Basílica es el lugar de encuentro de la comunidad
ucraniana, donde tantas personas que han llegado a Italia comparten su soledad
y sus necesidades prácticas y donde encuentran una "Iglesia de puertas
abiertas", como le gusta repetir al Papa Francisco.
Precisamente, en esta Basílica, esta mañana el
Limosnero Apostólico, el cardenal Konrad Krajewski, trajo la ayuda y la
cercanía del Papa, sumándose al llamamiento lanzado en los últimos días por la
propia comunidad ucraniana en Italia, pidiendo material sanitario.
El regalo de Francisco incluye jeringuillas, tiritas y
desinfectantes, entro otros materiales. Se trata de una primera intervención
que irá seguida de la entrega de medicamentos.
Un gesto bien recibido que llegará en unos días a
Lviv, la ciudad más cercana a la frontera con Polonia. En este sentido, el
cardenal Krajewski explica: "El Vaticano está dispuesto a ayudar a los
necesitados, y no se fija en la nacionalidad, sino en el hombre
necesitado".
Mientras tanto, muchos camioneros ucranianos han
puesto sus camiones a disposición para llevar ayuda a sus sufridos
compatriotas. Pero el apoyo de la Limosnería no termina aquí: los nuncios que
viven en las zonas más difíciles del país, también están recibiendo sumas de
dinero para apoyar las realidades en dificultad.
La última ayuda ha sido para el
nuncio en Rumanía, que está apoyando a los refugiados ucranianos alojados en
diversas estructuras de la red eclesial. Este acompañamiento, que el Papa ha
reiterado hoy en la audiencia general, es necesario para construir la paz en el
corazón y mucho más.
Vatican News