Mientras el mundo duerme, no son pocos los que experimentan el dolor, la soledad, sus últimas horas o tan solo la necesidad de paz espiritual. Conscientes de ello, un grupo de laicos de Córdoba (Argentina) promovieron el Servicio Sacerdotal Nocturno hace ya 70 años.
Sacerdote Andrés Tello. Dominio público |
Tello,
invitado por el sacerdote Javier Olivera Ravasi a su canal, Que no te la cuenten, es
el encargado de la Pastoral Hospitalaria de la Archidiócesis de Buenos Aires (Argentina).
Una de sus atribuciones es la coordinación de este ministerio de asistencia
espiritual que nació en
1952 en la ciudad argentina de Córdoba con el objetivo de que "los enfermos que necesitaba la
unción no quedasen desatendidos" durante la noche.
Sin
embargo, a lo largo de estos 70 años de expansión por todo el país, Tello
explica que sus funciones
se han multiplicado.
"Nos llaman sobre todo por
moribundos, en geriátricos o gente que van a operar y quieren confesarse o
recibir la unción", explica. Sin embargo, comenta que "si viene el
cura" no es solo porque lo solicite un enfermo. "La prioridad la
tienen ellos, pero también hay gente que quiere recibir la comunión y no conoce sacerdotes",
explica.
También
hay quienes necesitan asistencia
en velatorios, trabajadores durante la noche como médicos, policías o
bomberos o simplemente quien, estando solo, "necesita de la escucha y de la oración". Para ellos,
explica, la Iglesia tiene que funcionar también de noche, orando y asistiendo.
El poder de sanación de la unción de
enfermos
Los necesitados de los
últimos sacramentos son
los que más acuden al Servicio Sacerdotal Nocturno en búsqueda del
fortalecimiento espiritual, de modo que "si se debilita el cuerpo, que no lo haga el espíritu".
Lo
impactante es que, en su larga experiencia, Tello ha comprobado que ambas realidades no solo no están
reñidas sino que, en muchos casos, evolucionan a la par.
"El
hombre es una unidad de cuerpo y espíritu. Por eso, muchas veces la sanación espiritual trae la corporal, y
otras la corporal trae la espiritual, la conversión", menciona. Y es que
este sacramento "tiene algo misterioso", según el sacerdote.
La
primera vez que contempló el
poder sanador de la unción de enfermos fue asistiendo a la madre
moribunda de una monja: "Era un viernes, estaba muy mal, se estaba muriendo y le di la
unción. Al día siguiente la monja me llamó llorando diciendo que su madre
se despertó y pidió comer. Se
curó".
No
fue el único caso, como explica al hablar de un paciente ingresado por tuberculosis.
"Se quería casar, tenía
dos niños y quería regular su situación. Hice una celebración en la misma
sala de ingreso porque no le llegaba el aire para ir a la capilla. Los médicos
me decían: `Date prisa que se va a ir´", recuerda. En ese momento, impartió
el sacramento y poco después le dieron el alta. "Me iba a quedar viuda y me lo llevo vivo a casa", dijo
su esposa.
El
episodio se repitió en otra ocasión, en un paciente cardiológico. "Se curó. El médico me dijo
que le iba a dejar sin trabajo porque curaba a los enfermos",
relata. Un suceso que "de
vez en cuando pasa: sin explicación médica [el paciente] hace alguna
reversión de la enfermedad".
Los laicos y el voluntariado, claves en el
apostolado
Como
se puede leer en el portal de la matriz de este ministerio
en la ciudad de Córdoba, el Servicio Sacerdotal Nocturno tiene un origen estrictamente laico al
que se incorporaron posteriormente los sacerdotes voluntarios.
En
Córdoba, el Servicio está respaldado por más de 100 laicos que se encargan de los turnos junto
con los "hermanos
guardianes", que a su vez reciben el apoyo espiritual de la oración de las familias y más de
30 sacerdotes, que se distribuyen en equipos de 3 laicos y un sacerdote por
cada día del mes.
En
el caso de Buenos Aires, entre las 21:30 de la noche y las 6:00 de la mañana los voluntarios permanecen
ante el teléfono a la espera de las llamadas telefónicas que solicitan
la presencia del sacerdote, aunque normalmente el ritmo disminuye entre las
4:00 y las 6:00 de la mañana.
Cuando
reciben la solicitud, el
sacerdote acude a hospitales, geriátricos y hogares con lo necesario
para impartir los sacramentos.
"Alguna
vez me ha pasado que el
enfermo sabe que va a morir, no se casó y quiere hacerlo. Tiene la actitud
nupcial para casarse, [al no conocer la situación] confías en su buena
disposición y los casas", explica Tello.
Tello
explica que el servicio tiene un carácter estrictamente voluntario, y en Buenos
Aires una secretaria llama
de forma continuada a las parroquias buscando sacerdotes que quieran
cubrir los turnos de cada noche.
"Nos
van llamando y acudimos por orden, salvo que sea una urgencia, [en cuyo caso]
lo adelantamos y hacemos ese servicio", explica.
La
labor prestada por el Servicio Sacerdotal de Urgencia no está cuantificada en
todas las localidades donde se realiza, pero ciudades como Córdoba muestran la ingente cantidad de asistencias
prestadas desde su origen hace ya más de 70 años.
"Con
inmenso esfuerzo y gracias al trabajo en equipo, hoy llevamos 24.000 noches de guardias
ininterrumpidas y más de 74.000 servicios prestados en nuestra querida
ciudad", expresan desde el portal.
La verdadera muerte digna
Gracias
a este servicio, su coordinador expresa que son muchos los que encuentran el sentido del dolor y la enfermedad.
"El
tema no es encontrar sentido de `por qué me pasa a mi´ sino de cómo quiero
vivir mi vida y mi enfermedad y si sé que no hay vuelta atrás, cómo quiero vivir la última parte
de mi vida", expresa.
Tras
una experiencia de años enfrentando el dolor y la muerte, Tello concluye
expresando un ejemplo de
lo que considera la verdadera muerte digna.
"[En
una ocasión] me toco acompañar a un sacerdote que murió recientemente en
Zamora. El vivió santamente. Sobre todo la ultima parte de su vida, celebrando
la misa. Antes de morir
fue alabando a Dios y a Jesús porque sabía que se iba a encontrar con Él:
`Muerte santa me voy a encontrar con Jesús".
Fuente: ReL