¿Una gran estrella?
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Cada mañana, al
levantarme, abro la ventana de mi celda y, como aún no está amanecido, siempre
me detengo unos segundos a contemplar las estrellas y la luna, cada día
diferentes, cada día a en movimiento siguiendo su ciclo.
Pero llevo
varios días fijándome en una estrella deslumbrante. El primer día que me
percaté de ella pensé que era la estrella más grande que había visto nunca. Lo
curioso era que cada día la volvía a ver así, radiante, grande, pero en el
mismo lugar.
No podía ser
una estrella si no actuaba como todas las demás. Así que me fijé más o menos
dónde caía para observarlo bien a plena luz del día. Y de esta manera lo hice.
Más tarde, ya bien amanecido me asomé de nuevo y vi que aquella “gran estrella”
coincidía con la cúspide de la montaña. Claramente, es una luz que señaliza la
altitud para los aviones.
Aquí es donde
entendí muy bien aquellas palabras del evangelio: “vosotros sois hijos de la
luz e hijos del día”. Sí, porque es a la luz del día donde vemos con claridad,
es con el sol con el que podemos ver que, lo que se nos presentaba como una
estrella, en realidad es un monte.
Cuántas veces
mi corazón se va detrás de esas “estrellas” que en apariencia pintan
impresionantes. Menos mal que siempre se presenta el Señor, que es el Sol que
nace de lo alto, para mostrarme una y otra vez con Su luz, que lo que Él me
regala es muchísimo mejor que cualquier otra realidad, porque la mía la ha
diseñado Él a mi medida. En Su luz puedo ver las cosas en su justa medida y
admirar las que me ha regalado con agradecimiento.
Las estrellas
son preciosas de contemplar, sin embargo, no nos dan la luz y el calor que
necesitamos. Es Cristo el Sol de nuestra vida, que hace que en nuestra realidad
descubramos la plenitud que nuestro corazón ansía.
Hoy el reto del
amor es que, a plena luz del día, pongas palabras a esas “estrellas” que se
presentan en tu vida. Entrégaselas al Señor y con su Luz podrás reírte de ti
mismo, y contemplar la maravillosa realidad que Él pone ante ti. Él sí es
brillante, Él sí que es grande, Él sí que es Luz… ¡Él sí que es real!
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
01 febrero 2022
Fuente:
Dominicas de Lerma