La buena noticia de que el Gobierno federal ya permite a las religiosas recibir fondos desde el extranjero se ve ensombrecida por el desalojo organizado por el Ministerio de Defensa
Entrada del orfanato. Foto: CNS |
El viernes, el Ministerio federal de
Asuntos Internos dio marcha atrás y revocó la decisión, tomada en plena
Navidad, de no renovar su licencia para recibir fondos desde el extranjero, de
acuerdo con la Ley para la Regulación de las Contribuciones Extranjeras. Al
volver a concederles los permisos necesarios, se les permite recibir donaciones
desde fuera del país.
Se trata de una noticia «muy
bienvenida», afirmaba la hermana Dorothy Fernandes, secretaria nacional del
Foro de Religiosos para la Justicia y la Paz en declaraciones a la
publicación sociorreligiosa Matters India. «Si hay
alguien que sirve desinteresadamente a los menos deseados de nuestra sociedad
son las Misioneras y los Misioneros de la Caridad».
«Finalmente se ha hecho justicia»,
declaraba al mismo portal Jessy Kurian, abogada ante el Tribunal Supremo. La
renovación de la licencia, continuaba, muestra que el Gobierno no solo ha
reconocido sino reafirmado el servicio generoso de las religiosas. La cuestión
había llegado al Parlamento del Reino Unido, que había preguntado oficialmente
al Downing Street si se había tomado alguna medida al respecto.
Cierre de un orfanato
Sin embargo, no con esto han
desaparecido los problemas de la congregación en el país donde nació. En el
estado de Gujarat, la investigación iniciada contra ellas el 14 de diciembre ha
puesto sobre la mesa la posibilidad de que dos de las religiosas que regentaban
un orfanato sean detenidas. Y en Kanpur (Uttar Pradesh), las Misioneras de la
Caridad se vieron obligadas a cerrar el 3 de enero uno de sus orfanatos debido
a un desalojo ordenado por el Ministerio de Defensa de la India.
Según informa Asia News, la decisión se tomó a raíz de un procedimiento
legal iniciado por el Departamento de la Propiedad del Estado de la India, ya
que el edificio se encuentra en un terreno que había sido vendido a un
particular con una concesión de 90 años que venció en 2019. Este particular lo
cedió luego en 1968 a las Hermanas de madre Teresa, para que abrieran el
orfanato Shishu Bhawan.
Pero ahora, la oficina del
Ministerio de Defensa que administra los bienes del Estado se niega a renovar
la concesión. E incluso pide a las hermanas que paguen una multa de unos
240.000 euros por utilizar la propiedad los últimos dos años. Esta amenaza
económica, sumada a la incertidumbre que tenían en ese momento por el bloqueo
de donaciones del exterior, habría decidido a las Misioneras de la Caridad a no
emprender acciones legales y entregar la estructura al Estado.
«El Estado no quiere este servicio
desinteresado»
«En los últimos 53 años», recuerda
el Foro Católico de la India, «el Shishu Bhawan de Kanpur acogió y entregó en
adopción a 1.500 niños, respetando siempre los procedimientos establecidos por
la ley. También ofreció ayuda a miles de personas necesitadas, como leprosos,
madres abandonadas e hijos de migrantes». Tras el cierre, los once niños que
quedaban en el centro fueron trasladados a otros orfanatos de la congregación.
Pero esta entidad se pregunta qué
pasará con los niños adoptados y todos los huérfanos que crecieron allí y para
los que «el Shishu Bhawan era su hogar». «La Oficina de la Propiedad del Estado
parece no querer ver el servicio desinteresado que ofrecen las hermanas a
cualquier persona que lo necesite, independientemente de su casta o credo»,
denuncian.
«Si hubieran querido, sin duda la
concesión podría haberse renovado, ya que las hermanas se ocupan de los huérfanos
y de los más necesitados», lamentaba a Asia News el
obispo de Lucknow, Gerald Mathias. «A pesar de la fama internacional de la
madre Teresa, ni el Gobierno ni el Ejército mostraron comprensión o apoyo con
esta obra y estaban felices de desalojarla». Todos los episodios vividos en las
últimas semanas por la congregación «indican un camino peligroso. Atacan a los
cristianos porque son una comunidad que ama la paz. Solo podemos esperar que
prevalezca el sentido común y la situación mejore».
Fuente: Alfa y Omega
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