«La comunidad de los discípulos de Cristo no tiene otra misión que la de evangelizar el mundo y dar testimonio de Cristo», pide el Papa en su Mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones de este año
Dando catequesis en Uganda. Foto: Longinos López |
El Papa ha elegido el día de la
Epifanía del Señor, cuando se celebra la Jornada de la Infancia Misionera, para
transmitir algunas reflexiones sobre la vida y la misión de los discípulos
misioneros, según informa Vatican News.
En primer lugar, la Iglesia «debe ir
siempre más allá de sus propios confines, para dar testimonio del amor de
Cristo a todos». Así, la Iglesia «es misionera por naturaleza, evangelizar es
su identidad», prosigue el Papa, quien recuerda cómo antes de subir al Cielo,
Jesús dejó a sus discípulos un mandato esencial para todos los cristianos: «El
Espíritu Santo vendrá sobre ustedes y recibirán su fuerza, para que sean mis
testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaría y hasta los confines de la
tierra».
Estas palabras son para el Papa «el
punto central» de la misión, pues «la comunidad de los discípulos de Cristo no
tiene otra misión sino la de evangelizar el mundo, dando testimonio de Cristo»,
y subrayando «el carácter comunitario y eclesial de la llamada».
Según Francisco, los misioneros «no
son enviados a comunicarse a sí mismos, a mostrar sus cualidades, sus
capacidades persuasivas o sus dotes de gestión», sino que ofrecen a Cristo «en
palabras y acciones, anunciando a todos la Buena Noticia de su salvación con
alegría y franqueza, como los primeros apóstoles».
Por eso, aunque para la transmisión
de la fe es fundamental «el testimonio de vida» de los cristianos, «sigue
siendo necesario el anuncio de la persona y el mensaje de Cristo».
Así, «ejemplo de vida cristiana y
anuncio de Cristo van juntos, uno sirve al otro», escribe Francisco, pues ambos
«son dos pulmones con los que debe respirar toda comunidad para ser misionera».
Esto consigue «un testimonio completo, coherente y gozoso» que constituye «una
fuerza de atracción para el crecimiento de la Iglesia».
Por este motivo, el Pontífice anima
a todos los creyentes «a retomar la valentía, la franqueza, esa parresía de los
primeros cristianos, para testimoniar a Cristo con palabras y obras, en cada
ámbito de la vida».
La evangelización que hacen los refugiados
El Papa ha querido dar a sus
palabras una nota de actualidad al constatar cómo «en nuestro tiempo, a causa
de las persecuciones religiosas y situaciones de guerra y violencia, muchos
cristianos se han visto obligados a huir de su tierra hacia otros países», por
lo que «estamos agradecidos con estos hermanos y hermanas que no se cierran en
el sufrimiento, sino que dan testimonio de Cristo y del amor de Dios en los
países que los acogen».
Este fenómeno es una muestra de cómo
«la Iglesia de Cristo era, es y será siempre “en salida” hacia nuevos
horizontes geográficos, sociales y existenciales, hacia lugares y situaciones
humanas límite, para dar testimonio de Cristo y de su amor a todos los hombres
y las mujeres de cada pueblo, cultura y condición social».
En este sentido, «la misión será
siempre missio ad gentes –concluye el Papa–, porque la
Iglesia siempre debe ir más lejos, más allá de sus propios confines, para
anunciar el amor de Cristo a todos».
Fuente: Alfa y Omega