Ahora todas las miradas, incluso para atisbar lo que puede pasar en la diócesis madrileña, están puestas en lo que ocurra en Valladolid
Cardenal Carlos Osoro y Mons. Santos Montoya |
Hay quienes hablan de que el cardenal Carlos Osoro comienza a
“soltar lastre”, otros apuntan hacia la perspicacia del señor Nuncio,
Bernardito Cleopas Auza que ha enviado un mensaje, y otros consideran que, pase
lo que pase, hasta que el Papa lo decida, no va a cambiar nada.
Monseñor Osoro confesó, en el momento
de hacerse público el nombramiento de su auxiliar, que se lo había pedido el
Nuncio, para que quedara claro que era un movimiento de Mons. monseñor Cleopas
Auza. Fuentes consultadas por Religión Confidencial, conocedoras
del proceso, apuntan a que Osoro habría aprovechado la oportunidad
para pedir un nuevo obispo auxiliar.
Bodas de plata de Osoro
Una fecha que marcará un antes y un
después es la del próximo 22 de febrero.
La diócesis de Madrid celebrará las bodas de plata de su arzobispo como obispo.
Una misa en la catedral, una mesa en el Seminario y nada más. Perfil bajo,
quizá por eso de la pandemia. Y mucha expectativa por si alguien entona algún
mea culpa ante el clero de Madrid.
Al margen de lo que ocurra, la diócesis
de Calahorra y La Calzada-Logroño recibe un magnífico obispo,
que ha tenido una fugaz presencia como tal en Madrid. Un sacerdote bien
formado, con una vida espiritual intensa y con capacidad ejecutiva. Aunque en
la capital de España se siguen preguntando qué pasa con monseñor Martínez
Camino.
Según las fuentes consultadas por Religión
Confidencial, es cada día más evidente que el señor
Nuncio ha tomado el pulso y las riendas de los nombramientos.
Comisión desacreditada
Aunque la famosa Comisión, cada día más
desacreditada entre los obispos, que siguen manifestando el descontento por su
existencia, es operativa a la hora de poner el veto a determinados candidatos,
el conocimiento que Bernardito Cleopas Auza tiene de la Iglesia en España, y el
apoyo de los obispos, está haciendo que su trabajo llegue a buen puerto.
Hasta el punto de que se daba por hecho
de que el obispo de La Rioja sería un hombre del cardenal Omella, lo que
provocó que se barajaran varios candidatos afines al arzobispo de Barcelona.
Pero el señor Nuncio tiene debilidad por la
cantera de auxiliares lo que podría influir en los
nombramientos próximos, también en Cataluña.
Por eso ha sorprendido que el
Presidente de la Conferencia Episcopal aceptara la propuesta del Nuncio. La
razón ha sido el aprecio que el cardenal Omella tiene hacia este joven obispo
por sus trabajos de servicio en las Plenarias de la Conferencia Episcopal.
Sobre Mons. Argüello
Ahora todas las miradas, incluso para
atisbar lo que puede pasar en Madrid, están puestas en Valladolid. El cardenal
Ricardo Blázquez cumplirá el próximo 13 de abril 80 años, bien gastados al
servicio de la Iglesia.
Ya ahora el día a día de la
diócesis del Duero lo lleva el obispo auxiliar, monseñor Luis Argüello, que
compagina su trabajo con el de secretario general de la CEE, una tarea que
requiere malabarismos que no debieran prolongarse en el tiempo. Don Ricardo, a
demás de tener la última palabra, está preparando la
visita ad limina de los próximos días como despedida, y su
retiro merecido en Ávila.
Si monseñor Argüello fuera finalmente
nombrado arzobispo de Valladolid, los
cambios tendrían que producirse en la CEE. Pero si no fuera así, y el candidato
elegido para Valladolid fuera otro, monseñor Argüello estaría destinado a más
altos menesteres: ¿Madrid? ¿Valencia?
Respecto a Valencia, el cardenal Cañizares es un corredor de fondo y, aunque parece que su salud le
limita no poco, durante estos días de visita ad limina en
Roma hay quien dice que parece que “ha resucitado”.
El nombramiento de Valladolid parece
que se produciría entre la visita ad limina y la
Semana Santa. A la vuelta de la esquina.
Próximos nombramientos
Pero el trabajo más delicado del señor
Nuncio no termina aquí. De las vacantes producidas por los últimos
nombramientos, Plasencia no tendría más problemas.
El “Tourmalet” está en el norte, en el País Vasco y Navarra. Ayer día 13
cumplió 75 años monseñor Francisco Pérez González, arzobispo de Pamplona, el
sostenedor consejero del episcopado vasco en los últimos tiempos.
Si la contienda por la provisión de San
Sebastián ya es complicada por la multiciplidad de intereses y eclesiologías en
juego, Pamplona, que era un punto de equilibro hasta ahora, se desestabiliza
por mucho que se le prolongue a don Francisco.
En este cuadrante, para Pamplona, ha
aparecido con insistencia un nombre que pareciera ideal, el del obispo de
Ávila, monseñor José María Gil Tamayo.
No en vano fue alumno de la Universidad de Navarra, a la que considera su “alma
mater”. Pero la evolución de la salud del obispo de Ávila, al menos hasta
ahora, no parece la óptima.
Además de los citados obispos que han
presentado la renuncia hasta el presente –salvando el caso de Barcelona, que se
queda para el final del todo-, las diócesis que pudieran cambiar de obispo en
este año son Tarazona, Gerona, Sigüenza-Guadalajara,
Palencia –cuyo obispo no puede disimular las ganas de
salir corriendo al comunicar que se ha adelantado unos días en presentar la
renuncia-, y Santiago de Compostela, una
plaza importante que espera a concluir el prorrogado Año Jubilar y para la que
hay algún candidato claro.
Presentarán
además la preceptiva carta al Papa en 2022 por cumplir la edad, los obispos de
Santander -caso del que habrá que hablar en su momento oportuno-, Tuy-Vigo –con
una salud mermada del obispo-, Alcalá de Henares –¿continuidad o ruptura?-, San
Feliu de Llobregat –una pieza más del cambio en Cataluña-, Cuenca –una diócesis
apetecible dónde las haya- y Granada -reservada a un candidato que no fuera ni
a Madrid, ni a Valencia, ni a Pamplona- .
Fuente: ReligionConfidencial