Una reconstrucción con las medidas reales del Cristo crucificado, actualmente se expone en Venecia
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El Museo de la Scuola Grande
di San Marco en Venecia acoge una exposición de la Sábana Santa de
Turín, que comenzó a mediados de julio y está programada para continuar hasta
el 26 de septiembre. La exposición, titulada «El Cristo de la Sábana Santa: Una
Anatomía Sagrada Tridemensional», presenta un
modelo 3D de tamaño real de Jesús, que fue creado usando las dimensiones
físicas de la imagen en la Sábana Santa de Turín.
Esta estatua es la representación
tridimensional a grandeza natural del Hombre de la Sindone, realizada sobre las
medidas milimétricas tomadas del lienzo en que fue envuelto el cuerpo de Cristo
durante la crucifixión», explica Giulio Fanti, profesor de
Mediciones mecánicas y térmicas en la Università di Padova y
experto de la reliquia.
El profesor, sobre la base de sus
mediciones, ha hecho realizar un “calco” en 3D que – afirma él – le permite
afirmar que estas son las reales medidas del Cristo crucificado.
«Consideramos que tenemos finalmente la imagen precisa
de cómo era Jesús en esta tierra. De ahora en adelante ya no se le podrá representar
sin tener esta obra en cuenta». El profesor ha confiado al semanario Chi la
exclusiva de esta obra suya, y les reveló: «Según nuestros estudios,
Jesús era un hombre de una belleza extraordinaria. Esbelto, pero muy
robusto, tenía un metro ochenta centímetros de alto, cuando la estatura media
de la época era de 1,65 metros. Y tenía una expresión real y majestuosa» (Vatican Insider).
A través del estudio y la proyección
tridimensional de la figura, Fanti ha podido también hacer un cómputo de las
numerosísimas heridas sobre el cuerpo del Hombre de la Sindone:
«En la Sábana Santa – añade el profesor – he contado
370 heridas de flagelo, sin tener en cuenta las laterales, que el lienzo no
ofrece porque envolvía sólo la parte anterior y posterior del cuerpo. Pero
podemos lanzar la hipótesis de unos 600 golpes. Además, la reconstrucción.
Además la reconstrucción tridimensional ha permitido reconstruir que en el
momento de la muerte, el hombre de la Sindone estaba encorvado hacia la derecha
porque el hombro derecho estaba luxada de manera tan grave que había lesionado
los nervios» (Il Mattino di Padova).
Las preguntas que envuelven el misterio de
la Sindone siguen aún presentes, seguramente en ese hombre martirizado vemos el
signo del sufrimiento, y en él encontramos un poco de cada uno de nosotros;
pero también – a los ojos de la fe – la esperanza de que ese hombre no
fuese un hombre cualquiera, sino el Hombre por excelencia, ese Ecce
Homo que se presentó dócil frente a Pilatos y que tras la tremenda
flagelación fue crucificado siendo inocente, pero cargando con las culpas de
todos.
Y aunque en la Sindone no sea obligatorio ni siquiera para el cristiano, la excepcionalidad de ese lino permanece allí para desafiar nuestra comprensión y nuestras certezas, casi como hizo en persona Jesús de Nazaret, que desafió nuestras certezas amando a sus perseguidores, perdonándoles desde la cruz y venciendo a la muerte hace dos mil años…
Lucandrea
Massaro - J.P. Mauro
Fuente: Aleteia