En la Fundación Contemplare el ritmo es incansable en estas fechas. La venta de productos monásticos, sea o no en forma de cesta de Navidad, se ha disparado hasta superar las cien mil unidades.
Contemplare da salida comercial a los productos que fabrican más de ciento veinte monasterios españoles |
Entusiasmo
Pero,
sobre todo, Alejandra habla del "entusiasmo" que percibe: "En
clientes, en voluntarios, en nosotros mismos. Ayudar a los monasterios genera mucho entusiasmo. En Navidad
la gente saca el sentimiento, y hacer un regalo que además repercute en una
ayuda te alegra más todavía. Ver cómo se vuelca la gente te llena el corazón, ver esa parte del mundo es un
privilegio".
Para
ella es muy palpable el efecto de la labor de Contemplare: "Desde algún
monasterio nos han llegado a decir 'Nos habéis salvado el invierno'. Y cuando oyes eso ves que
todas las dificultades valen la pena".
Parte
de su trabajo consiste precisamente en perfilar, con empresas por un lado y con
conventos y abadías por otro, cuáles pueden ser sus necesidades respectivas e
ir año a año añadiendo productos nuevos y diversificando, intentando también romper la estacionalidad, para que no todo
el movimiento se produzca en el último trimestre.
No
se quedan en la labor de comercialización, pues el objetivo de la Fundación es
más amplio que el apoyo material: "Cuando le preguntamos qué era lo que
más necesitaban, nos dijeron que ayudarles a vender lo que hacen. Dentro de la
regla monástica, ora et labora, tienen unas
horas dedicadas a un
trabajo que tiene que hacer viable el monasterio. Ellos tienen la
mirada puesta en la eternidad, pero hay unas realidades que afrontar".
Un acercamiento a la vida monástica
Lo
cierto es que a través de sus productos se difunde también la vida monástica en
sí misma. "La gente conoce mejor los monasterios y tener la curiosidad de
acercarse a verlos. Allí rezan
por todo el mundo y se les puede pedir oraciones. Con la venta de lo que
fabrican generamos en muchas personas una sorpresa que sirve para que
conozcan esta vocación", explica Alejandra, y añade que "la vida monacal es una joya y
España es primera potencia mundial en vida contemplativa. ¡Esto hay que gritarlo!"
Además
de los dulces "de
toda la vida", la oferta de Contemplare es muy rica. En alimentación gourmet y
artesanal, hay cervezas, vinos, licores, quesos, chocolates... Fuera de lo
culinario, la variedad no es menor y muy acorde a las tendencias del mercado: ropa de bebé, cosmética
natural, aceites esenciales de caléndula o rosa mosqueta, velas de olores,
flores preservadas que duran meses como centro de mesa, libros, cerámica... y,
por supuesto, imaginería religiosa, figuras de belén, rosarios de todo tipo,
etc.
Contemplare
abrió recientemente una tienda
física, además de la tienda on line.
"Es una casita de
madera", cuenta Alejandra, "que intenta recrear la antesala de un
monasterio: hay un jardincito
con silencio, posibilidad de recogimiento, e incluso la posibilidad de
comprar una caja de pastas y comértela allí".
A
través de esta ubicación buscan una atención más personal y presentar la vida
monástica, incluso a través del contacto de los monjes y monjas que pasan por
allí a llevar algún pedido o para algún encuentro... "y tal vez alguien,
tras la perplejidad, siga
ese camino".
Carmelo López-Arias
Fuente: ReL