Mensaje dirigido al presidente de la COP26, Alok Sharma y leído por el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, ante los representantes de más de 200 países
Intervención del
Secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin en la COP26 de Glasgow |
Francisco
advierte a los líderes mundiales reunidos en Glasgow que si existe una
verdadera voluntad política es posible contrastar la crisis del cambio
climático y de la post pandemia, aprendiendo de los errores del pasado y
asignando recursos suficientes. No hay más tiempo que perder, dice, pues se
trata de un cambio de época, un compromiso con los más vulnerables y con las
jóvenes generaciones.
“Actuar
para preparar un futuro en el que la humanidad sea capaz de cuidarse a sí misma
y a la naturaleza. Lo dice el Papa Francisco casi al final de su mensaje a los
líderes mundiales reunidos en Glasgow, Escocia, en la Conferencia de los
Estados Parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático, la COP26. Un discurso donde las palabras voluntad política,
compromiso, responsabilidad se alternan a post pandemia, deuda ecológica, deuda
externa, migrantes climáticos y desequilibrios comerciales o financieros. En
síntesis, dice: "no hay más tiempo que perder".
“Hay demasiados rostros humanos que sufren esta crisis
climática: además de sus impactos cada vez más frecuentes e intensos en la vida
cotidiana de muchas personas, especialmente de las poblaciones más vulnerables,
nos damos cuenta que también se ha convertido en una crisis de los derechos de
los niños y que, en un futuro próximo, los migrantes por motivos
medioambientales superarán a los refugiados por conflictos”
En
su mensaje dirigido al presidente de la COP26, Alok Sharma y leído por el
cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, ante los representantes de más
de 200 países que hasta el 12 de noviembre debatirán sobre el calentamiento
global, el Papa recalca la necesidad de “una acción urgente, valiente y
responsable” si se quieren alcanzar los objetivos escritos en el Acuerdo de
París de forma coordinada y responsable: “Son ambiciosos, pero no pueden
retrasarse”.
Unidad frente al cambio climático y la post-pandemia
El
Santo Padre se plantea si en la COP26 “realmente existe la voluntad política”
de asignar con honestidad y responsabilidad, más recursos financieros y
tecnológicos para mitigar los efectos negativos del cambio climático, así como
para ayudar a las poblaciones más pobres y vulnerables, que son las que más
sufren. Más aún cuando el mundo sigue enfrentando los estragos de una pandemia
que azota a la humanidad desde hace casi dos años.
“La
pandemia nos enseña que no tenemos alternativas: solo podremos vencerla si
todos participamos en este desafío”, asegura el Pontífice al recordar que, así
como la post-pandemia se debe enfrentar unidos, “siguiendo el ejemplo de los
errores cometidos en el pasado”, es posible hacer lo mismo para contrarrestar
la crisis global del cambio climático. “No tenemos alternativas”, subraya
el Papa a la COP26, hay que trabajar con una “profunda y solidaria colaboración
entre todos los pueblos del mundo”.
Inversiones financieras en pos de un mundo sano y
digno
A
juicio del Santo Padre, la COP26 “puede y debe” contribuir activamente a la
construcción de un futuro donde “los comportamientos cotidianos y las
inversiones económico-financieras, puedan salvaguardar verdaderamente las
condiciones “para una vida digna de la humanidad de hoy y de mañana en un
planeta ‘sano’"
“Se trata – afirma - de un cambio de época, un desafío
de civilización para el que es necesario el compromiso de todos y, en
particular, de los países con mayores capacidades, que deben asumir un papel
protagónico en el campo de las finanzas climáticas, la descarbonización del
sistema económico y de la vida de las personas, la promoción de una economía
circular y el apoyo a los países más vulnerables para adaptarse a los impactos
del cambio climático y responder a las pérdidas y daños causados por este
fenómeno.”
Deuda ecológica: explotación de recursos propios y
ajenos
Más
adelante, el Papa comparó las heridas causadas a la humanidad por la pandemia
de Covid-19 y el fenómeno del cambio climático con un conflicto global, para
recordar que, así como ocurrió tras la II Guerra Mundial, ahora “es necesario
que toda la comunidad internacional dé prioridad a la implementación de
acciones colectivas” y con visión de futuro. “Necesitamos esperanza y
valentía”, subraya Francisco al constatar que” la humanidad tiene los medios
para afrontar esta transformación que requiere una conversión real, individual,
pero también comunitaria”, una transición hacia un modelo de desarrollo más
integral basado en la solidaridad.
“Hay
que prestar especial atención a las poblaciones más vulnerables, con las que se
ha acumulado una ‘deuda ecológica’ vinculada tanto a los desequilibrios
comerciales con consecuencias medioambientales, como al uso desproporcionado de
los recursos naturales propios y ajenos. No lo podemos negar”, recalca el
Pontífice.
Condonación de la deuda externa
La
"deuda ecológica", insiste el Papa, remite en cierto modo a la
cuestión de la deuda externa, “cuya presión suele obstaculizar el desarrollo de
los pueblos”, y ahora más ante la crisis causada por la pandemia.
“La post-pandemia puede y debe ser un nuevo inicio
teniendo en cuenta todos estos aspectos, relacionados también con la puesta en
marcha de escrupulosas operaciones negociadas para la condonación de la deuda
externa inscritas en una estructura económica más sostenible y justa, orientada
a apoyar la emergencia climática.”
En
este contexto, recuerda la necesidad de que los países desarrollados
contribuyan a la solución de la “deuda ecológica” limitando significativamente
el consumo de energía no renovable y aportando recursos a los países más
necesitados para promover políticas y programas de desarrollo sostenible.
“Lamentablemente,
debemos señalar con amargura lo lejos que estamos de lograr los objetivos
deseados para combatir el cambio climático. Hay que decirlo honestamente: ¡no
nos lo podemos permitir!”, observa el Papa. Y señala, al final de su
mensaje, que los jóvenes, que en los últimos años han estado pidiendo con
insistencia que se actúe, no tendrán un planeta distinto al que dejemos o al
que podrán recibir en función de las decisiones concretas que se tomen hoy.
“Este – reclama el Papa – es el momento de tomar decisiones que les den motivos
para confiar en el futuro”.
Santa Sede: emisión cero y educación
El
Santo Padre no deja de mencionar en su mensaje el compromiso de la Santa Sede
ante el cambio climático. En este sentido, se remite a la Cumbre Virtual de
Alto Nivel sobre la Perspectiva Climática del 12 de diciembre de 2020,
donde anunció la adopción de una estrategia de reducción de emisiones netas a
cero en dos direcciones: el compromiso del Estado de la Ciudad del
Vaticano para lograr este objetivo antes del 2050 y, al mismo tiempo, el
compromiso de promover una educación en ecología integral, consciente de que
las medidas políticas, técnicas y operativas deben combinarse con un proceso
educativo, sobre todo entre los jóvenes, con el fin de buscar nuevos estilos de
vida y fomentar un modelo cultural de desarrollo y sustentabilidad centrados en
la fraternidad y la alianza entre el ser humano y el medio natural.
También,
recuerda su encuentro del pasado 4 de octubre con varios líderes religiosos y
científicos para firmar un llamamiento conjunto en vista de la COP-26. “Lo que
se pudo percibir claramente – comparte el Papa - fue una fuerte convergencia de
todos en comprometerse con la urgente necesidad de iniciar un cambio de rumbo
capaz de pasar con decisión y convicción de la "cultura del descarte"
imperante en nuestra sociedad a una "cultura del cuidado" de nuestra
casa común y de quienes viven o vivirán allí”.
El Santo Padre concluye su mensaje acompañando a los
participantes de la COP 26 con sus oraciones en estas importantes decisiones.
Alina
Tufani – Ciudad del Vaticano
Vatican News