Las hermanas del Santo Niño Jesús luchan contra la pobreza creando guarderías, escuelas de costura e informática, bibliotecas o dando clases de cocina
Hermanas del Santo Niño Jesús. Dominio público |
La situación del país,
agravada por el analfabetismo, el desempleo y el Covid, es crítica. Por
pequeña que parezca su ayuda, las hermanas de la Compañía del Santo Niño Jesús son
para muchos su única esperanza.
Patricia
Thomas es, junto con sor Emmanuella Adinnu, sor Nadège Mongar y la Hermana
Theresa Nwaigwe, la cuarta religiosa de la comunidad instalada en Chad desde
1990, y fundada en 1846 en Derby (Inglaterra).
Ha contado a Global Sisters Report cómo
los efectos de la pandemia han colocado al país al borde del colapso. En medio
del sufrimiento, su
confianza en Dios y la oración se mantienen incólumnes.
Evangelización y educación para salvar a
la infancia
Como
vienen realizando desde 1930, la Compañía del Santo Niño Jesús se dedica
especialmente a la evangelización
a través de las escuelas primarias, secundarias y de formación de maestros.
También buscan preparar a los jóvenes para el matrimonio e impulsan centros
domésticos, de higiene y el cuidado de niños rechazados por sus familias.
El
Covid ha sido devastador en el país. También para esta pequeña comunidad, que se dedica a fomentar la educación
entre los más jóvenes de la localidad de N'Djamena.
“Una vez que llegó la pandemia, ya
no pudimos pagar a nuestro personal porque dependemos de las cuotas escolares,
que dejaron de llegar cuando los padres perdieron sus trabajos y no
pudieron pagar durante el cierre”, explica la hermana Thomas.
El 99% de sus
estudiantes son pobres y gran parte de ellas sobreviven como empleadas
domésticas.
"Muchas
son huérfanas y contraen matrimonios
precoces. Algunas tienen quien les ayuda a pagar las cuotas escolares para
aprender a confeccionar
ropa para bebés, pero como muchos de los patrocinadores perdieron sus
trabajos o no se les pagaron los salarios, ya no pueden pagar las tarifas
necesarias”.
La
hermana Patricia explica que se les acaba el tiempo y como medida desesperada para no cerrar la
escuela, ofrecen a los padres la posibilidad de pagar en efectivo a final de mes, aunque sean
pequeñas fracciones del total.
Guarderías, bibliotecas y escuelas de
costura en medio de la pobreza
“Nuestro
planteamiento educativo es formal e informal. A quienes no pueden asistir a la escuela
formal, les enseñamos costura, cocina y otras manualidades que les
permitan generar ingresos”.
Recientemente han abierto una guardería, y
tratan de "trasladar a los padres que la educación de sus hijas no es solo una pérdida de dinero”.
En
Chad, explica, recibir educación y poder conseguir ingresos proporciona gran seguridad e independencia frente a
la amenaza de los matrimonios precoces, que en ocasiones se adelantan a los
13 años.
Por
ello, la Compañía del Santo Niño Jesús ha hecho de la educación su principal
campo de trabajo.
Uno
de sus principales dedicaciones son la costura y el tejido, con cerca de 70 alumnos inscritos en
esta actividad en el curso 2019/2020.
También
dedican especial atención a la cocina -que contó con 15 alumnos en el mismo curso- y
la informática, gracias a sus 4 escasos pero útiles ordenadores. Además, 17 jóvenes se inscribieron en la
biblioteca, donde los alumnos pueden preparar sus exámenes.
Llevando la fe entre el silbido de las balas
Junto
con la pobreza y la crisis sanitaria, el desempleo, la política económica del país y las propias
condiciones ambientales son una dificultad añadida.
Thomas
explica que, aunque se descubrió petróleo en el sur del país –actualmente es de
los mayores productores petrolíferos de África–, nada ha cambiado mucho para la
familia en Chad.
“La mayoría de nuestras familias se
gana la vida a duras penas con la agricultura, a pesar de que gran parte
del país es desértico y las temperaturas alcanzan los 49 grados”.
Por
si fuera poco, añade, “la guerra casi constante” es otro de los causantes del
bloqueo del país.
“Vivir en guerra día tras día es
estresante, corriendo por tu vida escuchando disparos o amenazas de
grupos rebeldes que entran en la ciudad. La inseguridad lleva a un alto número
de desplazados a salir del país y agota los recursos humanos necesarios para construir la nación”.
Las
hermanas se muestran optimistas por compleja que sea su
situación. "Al mirar al futuro, lo hacemos con entusiasmo y un espíritu lleno de esperanza y
confianza en Dios, que nos ha llamado a cada una a la misión de servirle en
toda su plenitud".
Pese
a los desafíos sostienen que, por encima de su labor social, “todo lo que podemos hacer es
esperar y confiar en Dios y orar para que las mentes y los corazones
puedan cambiar”.
Junto
con Caritas, esta organización busca transmitir la fe, la caridad y el amor al prójimo a través de cuatro ejes fundamentales: garantizar los servicios sociales básicos, el contacto con el gobierno para la prevención de conflictos y gestión de recursos y la colaboración en emergencias y acciones humanitarias.
J. M. Carrera
Fuente: ReL