Desde Brasil la hermana María Granda Redondo, natural de Vierdes, León, nos cuenta su experiencia como misionera.
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Dominicas de la Anunciata de Brasil. Domino público |
“¿Queréis saber en qué consiste mi trabajo
actualmente? Pues bien, como podéis comprender a esta edad ya no puedo hacer
muchas cosas de las que acostumbraba a hacer porque como dice el refrán: a cada
gocho le llega su San Martin. Pues bien, el mío ya llegó.
No es que esté triste, nada de eso. Acepto
con mucha realidad y paz el momento que estoy viviendo y lo único que puedo
hacer es agradecer a Dios por todo lo que me concedió hasta este momento. Por
todo.
Además, como acostumbramos a decir, las
monjas nunca nos jubilamos. Simplemente cambiamos de actividad. Ejercí la
profesión de enfermera hasta que me jubilé, y a partir de ahí me dediqué al
trabajo pastoral al 100%.
El trabajo pastoral me encanta. No es que
no me gustara el de enfermera, no. Siempre me gustó y me sentí muy realizada.
Aprendí mucho con el contacto con los enfermos, sobre todo los de la zona rural
con mucha carencia de todo.
Pero después con el trabajo pastoral
también me sentí muy bien a pesar de las limitaciones que nunca faltan. Fui
feliz cuando hacía las visitas pastorales a la zona rural y comunicarme con
aquella gente sencilla, sufrida y acogedora. Pasaba los fines de semana con
ellos intentando adaptarme a sus costumbres, su estilo de vida y sus comidas.
Por lo general son familias pobres y
sencillas y se sienten felices cuando el sacerdote o las hermanas se hospedan
en sus casas, porque como Brasil fue un país que vivió durante siglos la
esclavitud, aunque está abolida, en el fondo, todavía tienen complejos de
inferioridad, y cuando nos hospedamos en sus casas piensan que es una honra que
no merecen. Así son de sencillos.
Dentro de su pobreza dan todo lo que
tienen con un corazón abierto y generoso. ¡Cuánto he aprendido con ellos! Y
tienen una fe y una resistencia mayor que la de Abrahán. Ellos me
evangelizaron. Realmente son de admirar.
Bueno, pues, eso fue durante años mi
trabajo pastoral. Ahora mi actividad ya está muy limitada. Actualmente
participo de reuniones parroquiales, acompaño a la gente en círculos bíblicos,
doy algunos cursillos de Biblia y poco más.
El pueblo de Dios celebra mucho la vida y
participan de estas actividades parroquiales. Claro, siempre tenemos que estar
al frente alguna de nosotras o algún agente pastoral. Pero la respuesta es
siempre muy positiva. Os deseo lo mejor”.
Fuente: OMPRESS-BRASIL