Pequeño desliz
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Anoche estaba
tomando de postre una nectarina buenísima. Me entretuve siglos, con cuchillo y
tenedor, para sacar hasta el último pedacito... pero, cuando llevaba el plato a
la cocina, lejos de la vista de nadie... ¡ay, no pude resistirlo!
Cogí el hueso
con las manos, ¡para chuparlo como una niña!
Pero se ve que
la travesura me pilló desentrenada... porque el hueso se me escurrió como un
pez entre las manos, saltó a mi hombro, me resbaló por el escapulario... ¡me
puse perdida! Realmente, como una niña sin babero.
Justo entonces,
apareció una hermana.
-¡Ay, mira lo
que me ha pasado! -exclamé, queriendo compartir mi pena con alguien.
-¡¡Rápido,
rápido!! -respondió ella- ¡Vamos a un grifo, hay que lavarlo antes de que se
seque, o quedará marca!
En un
santiamén, ¡mi hábito volvía a estar reluciente!
Creo que a
nosotros también nos puede pasar así alguna vez: “nos salpicamos” en proyectos,
planes... que nos resultan atractivos, pero de pronto las circunstancias
cambian, y nos encontramos atrapados.
¿Sabes qué fue
lo que salvó a mi hábito? Que apareció una hermana. Que él solito, con sus
manchas, pidió auxilio. Y, en efecto, cuando nos cuesta descubrir la solución,
¡pedir ayuda es la mejor alternativa!
Siempre me ha
impresionado mucho ese pasaje del evangelio en el que Pedro camina sobre el
agua. Tras unos cuantos pasos, el pobre hombre dudó... y comenzó a hundirse.
Pero, justo entonces, exclamó: “¡Señor, sálvame!”. El evangelio narra que Jesús
”inmediatamente” extendió la mano.
No sé a ti,
pero a mí me sale tratar de resolver todo sola antes de pedir ayuda... ¡y eso
solo retrasa la solución!
Cristo espera
que alces tus ojos hacia Él para poder actuar. Nada de lo que te sucede le es
ajeno, cada circunstancia por la que pasas, Él la vive contigo. Pero te
respeta, y espera a que le des permiso para obrar en tu vida.
Hoy el reto del
amor es tender la mano. Tal vez sea para pedir ayuda... ¡o para ofrecerla! El
Señor no quiere que camines en solitario, ¡sabe que juntos podemos llegar más
lejos! Y Él siempre está disponible, deseando darte la mano “inmediatamente”...
¡Que la oración sea hoy tu primera reacción y no tu último recurso! ¡Feliz día!
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
Fuente:
Dominicas de Lerma