Cimientos firmes
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Por fin ha
tocado el turno de arreglar el tejado de la iglesia. Cada vez que llovía se
filtraba el agua y teníamos que subir a vaciar los cubos. A menudo también
teníamos que recoger el agua que caía en la segunda planta. Desde que entré en
el convento, han existido estas goteras.
Ahora ya están
los obreros arreglando el tejado. Cuando estamos rezando en la iglesia se
escuchan ruidos muy fuertes. Da la sensación de que se romperá el techo y que
veremos el cielo.
Muchas veces
miro hacia arriba y no veo ni una grieta. Después de cuatrocientos años, es
impresionante lo bien hechos que están los cimientos: hay un montón de obreros,
un contenedor de escombros, máquinas… y nada se mueve, solo ruido.
Una de las
veces que miraba a la bóveda le decía al Señor: me impresiona que solo es mi
miedo el que ve un peligro, nada de lo que me imagino está ocurriendo, porque
todo está sostenido por unos buenos cimientos.
Cuantas veces
nuestro miedo es el que hace que nos imaginemos lo que no existe o que vivamos
atemorizados por algo que no es real. En cambio, si tu vida la has construido
sobre roca firme, como nos dice Jesús, llegarán los vientos, el agua y nada la
destruirá. Pero si nuestra vida la construimos sobre arena, llegarán las
primeras aguas y nada quedará.
Jesús nos pide
que construyamos sobre cimientos sólidos, sobre verdades que nos den vida,
sobre actitudes que nos hagan crecer como personas, sobre certezas que nos
hagan descansar el corazón. Lo que tenemos seguro es que la lluvia y el viento
llegarán y, en ese momento, se pondrá al descubierto dónde está cimentada
nuestra vida.
Cuando en
nuestra vida luchamos por creer en Jesús, y le dejamos que Él sea nuestro
Señor; cuando luchamos para que el amor sea el que venza en nuestras vidas;
cuando vemos que el bien es el que vence… entonces, nos sentimos felices.
Sentimos que para esto hemos sido creados. El Señor no te ha creado para vivir
en el miedo, sino para vivir en la libertad de los hijos de Dios. Y no olvides
que lo que más desea para ti es que seas feliz.
Hoy el reto del
amor es entrar en una iglesia, sentarte en el primer banco y hablar con Jesús
cinco minutos. Déjale que Él construya en tu vida sobre su roca.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
Fuente:
Dominicas de Lerma