“Hidilyn es una verdadera levantadora de pesas que saca su fuerza de su amor por el país y su profunda fe católica”
Hidilyn Díaz. Dominio público |
La
Virgen prometió a Santa Catalina: “Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las
gracias serán más abundantes para los que la lleven con confianza”. Así nació
la devoción de la Medalla
Milagrosa, muy difundida por los religiosos y religiosas de la familia paúl o
lazarista.
Ahora,
en los Juegos de Tokio de 2021, Hidilyn Díaz, levantadora de pesos, llevando
esta medallita, ha recibido unas gracias que han llenado de alegría a todos en
su país, Filipinas. Por primera vez en los 97 años que lleva Filipinas
asistiendo a los Juegos Olímpicos, el país gana una medalla de oro. Y Hidilyn, ante la prensa y en
el podio, enseña dos medallas: la de oro y la de la Virgen.
Zamboangueña, entrenando con garrafas de agua
Hidilyn
ha sufrido un estricto confinamiento, como muchos otros en Filipinas. Aunque es
originaria de Zamboanga, ciudad donde aún mucha gente habla español
zamboangueño, durante el confinamiento ella quedó aislada en Malasia sin acceso a ningún material de
entrenamiento, y entrenó
con palos y garrafas de agua que usó como peso, y confiada en la
oración de muchos.
En
Tokio ha logrado levantar 224 kilos (97 kg en arranque y 127 en a dos tiempos): récord mundial en la categoría de
55 kilos en halterofilia.
A
sus 30 años, mientras sonaba el himno de su país, en el podio alzó la medalla
de oro, pero también la Medalla
Milagrosa de la Virgen. Al escuchar con emoción el himno nacional de
Filipinas, levantó el dedo
señalando al cielo, agradeciendo a Dios por este logro.
En
la revista Rappler declaró al día
siguiente: “No esperaba levantar eso ayer. Supongo que fue gracias a Dios y a todas las personas que
rezaron por mí ayer. Estoy agradecida a todos los que rezaron e
hicieron la novena”.
En Spin.Ph detalló
que una amistad suya le había dado la medalla y había rezado una novena por
ella. “Rezó una novena durante nueve días, luego yo también hice una novena. Fue una señal de oraciones y fe
en Mamá María y Jesucristo”, explicó.
Tras
tantas dificultades con la pandemia y el entrenamiento, Hidilyn Díaz saca una
conclusión: “Estamos en una pandemia, las Olimpiadas son imposibles. Pero aquí
estamos ahora. Así que podemos hacerlo. No te rindas. Sean cuales sean los desafíos y las pruebas, recemos a Dios, Él
nos guiará”, exhortaba la campeona en ABS-CBN News.
Y
entrevistada en Cignal TV añadía: “Me sorprendió haber hecho eso. Dios es
excepcional”.
Los obispos agradecen su devoción mariana
El
presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas (CBCP) y
Arzobispo de Davao, Romulo Geolina Valles, indicó en un comunicado que la
Iglesia en el país felicita con “gran orgullo y alegría” a la joven por su
“actuación histórica”. Valles señaló que su victoria fue capturada en fotos
donde luce la “Medalla Milagrosa de Nuestra Señora en su pecho” y subrayó que admiran “su devoción a la
Santísima Madre mientras llevaba en su victoria su gran fe en Dios”.
“Hidilyn
es una verdadera levantadora de pesas que saca su fuerza de su amor por el país
y su profunda fe católica”, agregó.
En
2018, la joven fue invitada a dar su testimonio durante la 5ª Conferencia
Filipina de Nueva Evangelización, donde explicó cómo su fe la ayudó a superar varios desafíos
que atravesó durante su vida como atleta.
“Sentí
un vacío, no entendía cuál era el propósito de mi vida y por qué practicaba
levantamiento de pesas. Ese tiempo también fue mi viaje con Dios donde llegué a
conocerlo personalmente. Aprendí
a orar porque antes no sabía cómo hacerlo. Luego le confié todo a Dios
porque entendí que hay un propósito por el que estoy aquí, por qué estoy en el
levantamiento de pesas”, indicó ese año.
(Publicado
originariamente en el portal de noticias marianas CariFilii.es)
Por Pablo J. Ginés
Fuente: Cari Filii