El cardenal español, emérito del Departamento de Vida Consagrada, que ejerció de camarlengo durante la Sede vacante en 2005 y que estuvo en el centro de las funciones clave de la Santa Sede desde que era un joven sacerdote, ha fallecido en el Vaticano a la edad de 94 años. El funeral se celebrará en los próximos días en su tierra natal.
Cardenal Martínez Somalo. Foto: Vatican News |
El ahora Pontífice emérito incluye en esas pocas líneas,
fechadas el 4 de abril de 2007, una serie de sustantivos y adjetivos -
"diligencia", "competencia", "amor", gastados al
servicio de la Santa Sede-, además de señalar aquellas actitudes de solemne
sobriedad y dignidad mostradas por el camarlengo en su momento, con la muerte
de Juan Pablo II, se convierte en la máxima autoridad pro tempore de la
Iglesia, que todo lo que se dice en esa carta confirma el "sincero
aprecio" hacia un sacerdote y un obispo que permaneció "íntimamente
ligado" a la misión en la Sede Apostólica.
De la "Urbi" al "Orbi"
Y es que
la historia del cardenal Martínez Somalo -fallecido a los 94 años la mañana de
este 10 de agosto en el Vaticano, donde residía- ha sido un continuo
"elástico" desde y hacia Roma, desde los albores de su ministerio,
cuando antes de su ordenación sacerdotal fue enviado desde España -era
originario de Baños de Río Tobía, en la provincia de La Rioja- para culminar
sus estudios en el Pontificio Colegio Español y en la Pontificia Universidad
Gregoriana, donde se licenció en Teología y Derecho Canónico.
En Roma,
el futuro cardenal también fue ordenado sacerdote en 1950, regresó a su
diócesis natal de Calahorra y La Calzada-Logroño y partió de nuevo a Roma, esta
vez para asistir a los cursos de la Pontificia Academia Eclesiástica, la
escuela de los futuros diplomáticos de la Santa Sede. En agosto de 1956 entró
por primera vez en la Secretaría de Estado, donde llegó a ser jefe de la
sección española, por lo que en agosto de 1968 estuvo al lado de Pablo VI en la
peregrinación apostólica a Colombia para el 39º Congreso Eucarístico
Internacional.
Crecen las responsabilidades
Pasaron 14
años en el Vaticano, y en abril de 1970 fue nombrado consejero de la Delegación
Apostólica en Gran Bretaña. Pero sólo seis meses después, en octubre, la
Secretaría de Estado lo quería de nuevo en sus filas como asesor y luego como
colaborador directo del entonces sustituto, el arzobispo Giovanni Benelli.
Pasaron otros cinco años de servicio a la sombra de San Pedro -en los que
monseñor Martínez Somalo siempre encontró la manera de repartirse entre las
oficinas vaticanas, donde muchos apreciaban también su sentido del humor, y su
cercanía a la gente, en particular al mundo del sufrimiento- hasta que el 12 de
noviembre de 1975 llegó el momento de dejar Roma. Pablo VI lo nombró arzobispo
y lo envió como nuncio apostólico a Colombia, pero incluso en este caso la
Santa Sede volvió a llamarlo después de sólo cuatro años.
Su etapa como purpurado
Esta vez
fue Juan Pablo II, en mayo de 1979, quien le nombró sustituto de la Secretaría
de Estado, cargo que ocupó hasta 1988, cuando el Papa Wojtyla lo creó cardenal.
Ese mismo año también fue nombrado Prefecto de la Congregación para el Culto
Divino y la Disciplina de los Sacramentos, cargo que el Cardenal Martínez
Somalo dejó en 1992 para dedicarse a dirigir la Congregación para los
Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, de la que
pasó a ser Prefecto Emérito en 2004.
Alessandro
De Carolis - Ciudad del Vaticano
Fuente:
Vatican News