El Obispo de la Diócesis de Granada (Nicaragua), Mons. Jorge Solórzano Pérez, recitó una hermosa oración frente a la imagen de la Virgen de Fátima, que peregrinará por la diócesis, para pedir por el país y por la fortaleza de la Iglesia.
Virgen de Fátima. Crédito: Pixabay |
La imagen fue recibida el 8 de agosto por Mons. Solórzano en la
Catedral de Granada, desde donde empezará su peregrinaje por las parroquias de
la diócesis.
Al finalizar su homilía, Mons. Solórzano dedicó unas sentidas
palabras a la Madre de Dios, para pedir por el país y por la fortaleza de la
Iglesia.
El Prelado indicó que como Iglesia lo que “necesitamos nosotros es
la oración” y pidió a los fieles permanecer en una oración continua “por
nuestras necesidades, por la salud, para que pase esta pandemia, rogar por el
futuro de Nicaragua”.
Además, pidió que este tiempo sea una plática con la Virgen, que
este tiempo en el cual su imagen estará en la diócesis, sean 24 horas para cada
parroquia de “oración intensa frente a la Virgen”.
Oración a la Virgen de Fátima
¡Madre Inmaculada! ¡Que no nos cansemos! ¡Madre nuestra! ¡Una
petición! ¡Que no nos cansemos!
Si, aunque el desaliento por el poco fruto o por la ingratitud nos
asalte,
aunque la flaqueza nos ablande y aunque el furor del enemigo nos
persiga y nos calumnie,
aunque se vinieran al suelo nuestras obras y tuviéramos que
empezar de nuevo…
¡Madre querida! ¡Que no nos cansemos!
Firmes, decididos, alentados, sonrientes siempre como Tú, con los
ojos de la cara fijos en el otro y en sus necesidades para socorrernos, con los
ojos del alma fijos en el Corazón de tu Hijo que está en el Sagrario, ocupemos
nuestro puesto, el que a cada uno nos ha señalado Dios.
¡Madre querida!...¡Que no nos cansemos!
¡Nada de volver la cara atrás!, ¡Nada de cruzarnos de brazos!,
¡Nada de estériles lamentos!
Mientras nos quede una gota de sangre que derramar, unas monedas
que repartir, un poco de energía que gastar, una palabra que decir, un aliento
de nuestro corazón, un poco de fuerza en nuestras manos o en nuestros pies, que
puedan servir para dar gloria a Él y a Ti, y para hacer un poco de bien a
nuestros hermanos…
¡Madre mía, por última vez! ¡Te rogamos no cansarnos!