Esperanza, la primera autobiografía del Papa Francisco, llegará el martes 14 de enero a las librerías de Italia y estará a la venta a partir del día 16 en más de 100 países
Vatican Media |
Se trata de la
primera vez en la historia que un Papa narra en primera persona los episodios
que han marcado su vida, desde su niñez en Argentina en el seno de una familia
de emigrantes italianos hasta convertirse en el sucesor de San Pedro.
La obra, de 400
páginas y publicada por la editorial Plaza & Janés (Penguin Libros), es el
resultado de seis años de trabajo y ha sido escrita con la colaboración del
periodista Carlos Musso, quien ha ayudado al Santo Padre a narrar su historia.
Además de sus
memorias, el Pontífice afronta otras cuestiones como la guerra y la paz, las
migraciones, la crisis medioambiental, la política social, la sexualidad o el
futuro de la Iglesia Católica. Todo ello, bajo la impronta de la esperanza, un
término elegido en consonancia con el Jubileo que se celebra este año con
motivo de los 2025 años del nacimiento de Cristo.
Según indicó el
Papa Francisco en una reciente entrevista, estaba previsto que el libro fuera
publicado tras su fallecimiento. “Pero como no me muero (ríe), tienen miedo de
que pierda actualidad y decidieron hacerlo ahora”, indicó el Santo Padre el
pasado diciembre en
conversación con la periodista argentina Bernarda Llorente.
El Santo Padre,
según los extractos adelantados por la casa editorial, inicia sus memorias con
un episodio que marcó su destino. Se trata del naufragio del transatlántico
“Princesa Mafalda”, conocido como el “Titanic italiano”.
Sus abuelos,
junto a su padre Mario, compraron los billetes para viajar en el buque que
zarpó de Génova el 11 de octubre de 1927 rumbo a Buenos Aires. Sin embargo,
finalmente no embarcaron debido a que no consiguieron vender a tiempo sus
pertenencias. “Por eso estoy ahora aquí, no se imaginan la de veces que se lo
he agradecido a la Divina Providencia”, cuenta el Pontífice en su
autobiografía.
También trae al
presente las memorias de su niñez en “el número 531 de la calle Membrillar” del
barrio argentino de Flores, así como las amistades que allí forjó, incluso con
una prostituta conocida como la “Parota”, quien decidió cambiar de vida y abandonar
la calle para atender a ancianos.
La “sana
ironía” como medicina contra el narcisismo
El Santo Padre
dedica un amplio espacio de su autobiografía a reflexionar sobre el valor del
sentido del humor para afrontar la tristeza y la “sana ironía” como medicina
contra el narcisismo.
“La ironía es
medicina, no solo para elevar e iluminar a los demás, sino también hacia uno
mismo, porque la autoironía es una herramienta poderosa para vencer la
tentación del narcisismo. Los narcisistas se miran continuamente al espejo, se
pintan, se observan una y otra vez, pero el mejor consejo frente a un espejo es
siempre reírse de uno mismo. Nos hará bien”, indica el Pontífice en el libro.
Incluso, a lo
largo de sus páginas, el lector podrá encontrar algunos chistes contados por el
propio Pontífice. El diario italiano Avvenire ha
adelantado uno de ellos:
“Me han contado
también una que me afecta directamente, la del Papa Francisco en América. Más o
menos es así: tan pronto como aterriza en el aeropuerto de Nueva York para su
viaje apostólico a los Estados Unidos, el Papa Francisco se encuentra con una
enorme limusina esperándolo. Se siente un poco incómodo con tanto lujo, pero
luego piensa que hace mucho que no conduce y nunca un coche como ese, así que
se dice a sí mismo: bueno, pero ¿cuándo me volverá a pasar esto…? Mira la
limusina y le pregunta al conductor: ‘¿No sería posible que me dejara
probarla?’. Y el conductor: ‘Mire, lo siento mucho, Su Santidad, pero realmente
no puedo hacerlo, ya sabe cómo son los procedimientos, el protocolo…’”.
“Pero ya saben
cómo es el Papa cuando se le mete algo en la cabeza, así que insiste, insiste,
hasta que finalmente el conductor cede. Entonces, el Papa Francisco se pone al
volante en una de esas enormes avenidas y… se entusiasma, comienza a pisar el
acelerador: 50 por hora, 80, 120… Hasta que de repente suena una sirena y un
coche de policía lo alcanza y lo detiene. Un joven policía se acerca a la
ventana oscura, el Papa, un poco intimidado, la baja, y el policía se pone
pálido. “Un momento”, dice, y regresa a su coche para llamar a la central.
‘Jefe… creo que tengo un problema’. Y el jefe le responde: ‘¿Qué problema?’.
‘Bueno, he detenido un coche por exceso de velocidad… pero hay alguien
realmente importante dentro’. ‘¿Qué tan importante? ¿Es el alcalde?’. ‘No,
jefe, más que el alcalde…’. ‘¿Y más que el alcalde, quién está? ¿El
gobernador?’. ‘No, más aún…’. ‘¿Será el presidente?’. ‘Más, creo…’. ‘¿Y quién
puede ser más importante que el presidente?’. ‘Mire, jefe, no sé bien quién es,
pero le digo que ¡el Papa le hace de chofer!’”.
Por Almudena
Martínez-Bordiú
Fuente: ACI Prensa