El Santo Padre envió un mensaje a los participantes del Capítulo General de la Orden franciscana que recientemente han elegido a un nuevo ministro general, Fray Massimo Giovanni Fusarelli.
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Imagen de archivo |
El
Papa los animó a no dejar que la ansiedad y el miedo les impidan abrir sus
corazones y mentes a la renovación, mientras se enfrentan a retos como el
descenso del número de religiosos o el envejecimiento de la Orden.
"Ir al encuentro de los hombres y mujeres que
sufren en el cuerpo y en el alma, ir hacia una creación herida; ir como hombres
de diálogo, buscando construir puentes en lugar de muros y como hombres de paz
invitar a la conversión a los que siembran odio, división y violencia", es una de las exhortaciones que el Papa
Francisco escribe en su mensaje a los participantes del Capítulo
General de la Orden franciscana que recientemente han elegido a un
nuevo ministro general, Fray Massimo Giovanni Fusarelli.
En este contexto, el Santo Padre anima a los
religiosos "a no dejar que la ansiedad y el miedo les impidan abrir sus
corazones y mentes a la renovación", mientras se enfrentan a retos como el
descenso del número de religiosos o el envejecimiento de los miembros de la
Orden.
En su mensaje, Francisco le augura a Fray Fusarelli
sus mejores deseos, agradeciendo también a su predecesor, el padre Michael
Perry.
Además, el Pontífice expresa su cercanía a todas las
comunidades franciscanas "dispersas por el mundo", recordándoles su
"patrimonio espiritual de inestimable riqueza, enraizado en la vida
evangélica y caracterizado por la oración, la fraternidad, la pobreza, la
minoridad y la itinerancia".
Para el Papa, este es precisamente, un punto de fuerza
para Orden en el presente, marcado por los "desafíos del descenso numérico
y el envejecimiento", y para el futuro, en la perspectiva de la
"renovación".
Asimismo, el Pontífice alentó a los religiosos a salir
al encuentro de los más descartados de la sociedad, tal y como lo hizo San
Francisco:
“No olvidéis que una mirada renovada, capaz de
abrirnos al futuro de Dios, la recibimos de nuestra cercanía a los pobres, a
las víctimas de la esclavitud moderna, a los refugiados y a los excluidos de
este mundo. Son sus maestros. Abrácenlos como lo hizo San Francisco”
El Papa concluye compartiendo con los hermanos
franciscanos una intención de oración especial:
“Que el Altísimo, Omnipotente y Buen Señor os haga
cada vez más creíbles y alegres testigos del Evangelio; que os conceda llevar
una vida sencilla y fraterna; y que os conduzca por los caminos del mundo para
sembrar la semilla de la Buena Nueva con fe y esperanza. Rezo por ello y los
acompaño con mi bendición”
Ciudad del Vaticano
Vatican News