Tiempo para el Señor
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| Dominicas de Lerma |
Acabamos de
empezar los Ejercicios Espirituales. Son ochos días completos donde lo único
que hacemos es estar en las cosas del Señor.
Me imagino que
te preguntarás: “Pero si siempre estáis en las cosas del Señor, ¿no?”. Es
verdad, pero estos días se para toda la actividad del Monasterio: no hay
llamadas de teléfono, en el torno hay un cartel donde avisa que estamos de
Ejercicios y solo se atiende lo urgente, no trabajamos, no hay recreos… En
definitiva, se suprime todo para tener solo lo esencial, que es el Señor. Todo
ayuda a orar y estar con el Señor, hay más silencio y más soledad.
Pero ¿para qué
sirve hacer unos Ejercicios Espirituales? Son una oportunidad para parar y ver
cómo está tu vida o si tienes que cambiar cosas en ella. Si hay situaciones
donde no tienes luz, orando, el Señor te lo iluminará. Es el momento de pedir
al Señor que te marque el camino por donde te quiere llevar, ver tu vida
interior a la luz del Espíritu Santo y, sobre todo, pasarte largos ratos a los
pies del Sagrario dándole gracias por todos los dones que nos regala.
No hay mejor
tiempo invertido que en el Señor; nunca saldrás igual de estar con Él. Si tú le
das un rato de tu tiempo, Él te regala cien veces más. Pero esto, por mucho que
te lo cuente, no es lo mismo a que tú mismo hagas experiencia.
A veces vamos a
una iglesia y sentimos que estamos solos o creemos que hablamos con nosotros
mismos. Esto no es real, Él está vivo en la iglesia, en el Sagrario. Vete y
llama a la puerta, pídele entrar, háblale de lo que tienes en el corazón, no le
des soluciones, solo déjaselo y pídele ojos nuevos para ver cómo lo va a
solucionar. Él vive con nosotros, solo tienes que tratarlo para descubrirlo.
Hoy el reto del
amor es dedicar quince minutos al Señor, pero tranquilamente, sin prisa,
sabiendo que este tiempo es una entrega. Busca el momento y el lugar, a ser
posible una iglesia, y siéntate. Deja que tu corazón hable poco a poco. Mira el
Sagrario, no estás solo, Él está contigo. Deja a Cristo que te regale su paz.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
Fuente:
Dominicas de Lerma
