Constatan que la sociedad puede hacer posible que personas con vidas frágiles o muy limitadas se encuentren integradas y acogidas
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Entidades religiosas presentan el manifiesto contra la eutanasia |
En
un acto presencial desde el Centro San Camilo de Tres Cantos y retransmitido
por YouTube, comprometidos con el alivio del sufrimiento y el
cuidado de la vida, los convocantes defienden la vida como un bien y un valor
fundamental sobre el que se sustenta la persona por lo que su respeto es
imprescindible.
Cuidar la vida
Desde
el respeto a la dignidad humana exigen no dañar la vida ni la integridad
personal, sino promover y cuidar la vida, actuando para aliviar el
sufrimiento. En este contexto, la sedación paliativa
correctamente indicada, cuando no son efectivas otras medidas,
y administrada previo consentimiento del paciente, respeta y humaniza el
proceso del final de la vida mitigando el sufrimiento intenso e incoercible.
En
el manifiesto constatan que la sociedad puede hacer posible
que personas con vidas frágiles o muy limitadas se encuentren integradas y
acogidas, dedicando suficientes recursos sanitarios y sociales
que hagan posible afrontar estas situaciones. Para lo que
ofrecen su compromiso con la humanización del cuidado de la vida de las
personas sin pretender alargarla o acortarla irresponsablemente.
Invitación a otras asociaciones
católicas
Tras
la lectura del manifiesto, las entidades convocantes han
invitado a adherirse a otras congregaciones y asociaciones católicas dedicadas
al cuidado de la salud, así como a profesionales sociosanitarios.
Los
religiosos Camilos y San Juan de Dios son dos Instituciones religiosas
dedicadas a la asistencia sanitaria fundamentalmente en los cuidados paliativos
y en el periodo final de la vida o de aquellas personas con graves
discapacidades y limitaciones funcionales.
Por
eso, ante la promulgación de una Ley de Eutanasia en España afirman que si
no se da un soporte social, y también sanitario, efectivos, el dolor y el
sufrimiento que a veces se presenta en situaciones de final de la vida o de
situaciones de dependencia graves y muy limitantes, pueden
generar desesperanza y deseos de no vivir en unas
condiciones que a veces pueden llegar a ser muy penosas.
"Es
posible que, sin ayuda, -y, en parte, por el abandono social- se origine un
desequilibrio entre las fuerzas interiores de la persona y las cargas que la
enfermedad o discapacidad le imponen", señalan los firmantes.
Acelerar la muerte: daño
irreparable
Por
eso declaran que acelerar la muerte, ya sea por
acción o por omisión de tratamientos y cuidados debidos a
cualquier persona al final de su vida o en situación de grave discapacidad, nos
parece un daño irreparable que no estamos dispuestos a infringir a nadie.
Así
mismo, afirman que facilitar una acción suicida o una
actuación homicida, aunque esta actuación sea solicitada y
aceptada por el propio interesado, es un error, porque supone un desprecio por
la dignidad humana, ya que suprime a la persona a manos de otras personas.
Declaran
también en la realidad del final de la vida o ante enfermedades
incurables, se debe prestar gran atención al respeto de la
voluntad del paciente (voluntades anticipadas de tratamiento), al respeto a la
vida del paciente y al acompañamiento al final de la
existencia, a través de programas como los cuidados paliativos
o similares.
Estas
congregaciones ofrecen su firme compromiso profesional y espiritual para
aliviar y superar el sufrimiento y la desesperanza que
podamos encontrar en las personas que atienden a fin de que encuentren la
paz y la esperanza, para que hallen el alivio y un motivo para seguir adelante,
aunque sea cuando el vivir se hace más difícil.
Fuente: ReligionConfidencial