Para responder a la vocación de tu vida de forma plena, necesitas desarrollar el “radar Elí”
![]() |
ESB Professional - Shutterstock |
Si
eres como yo, nunca habrás conectado la historia
de Samuel y Elí del Antiguo Testamento con tu propia vida. Qué
caray, lo cierto es que apenas recordaba esa historia. Sin embargo, no hace
mucho volví a leer la historia y se me encendió una bombilla: nuestras
vidas son, a menudo, una serie de oportunidades perdidas y el “radar Elí” es la
solución.
En este famoso episodio bíblico, Samuel escucha una voz
mientras duerme y la confunde por la de su mentor, Elí (1 Sam
3). Samuel despierta a Elí y le pregunta al anciano por qué lo ha llamado. Sin
embargo, Elí, que no tenía nada que ver con esa llamada, envía al joven Samuel
de vuelta a dormir. Sucede lo mismo otra vez y luego otra.
La mayoría de nosotros nos molestaríamos enormemente si un
muchacho nos interrumpe constantemente nuestro preciado descanso. Pero el sabio
Elí ya había entendido a esas alturas que era el Señor quien llamaba a Samuel.
Así que indica al joven Samuel que permanezca atento. Por supuesto, la llamada
se repite y, en esta ocasión, Samuel responde: “Habla, Señor, porque tu
servidor escucha”, y así empezó la aceptación de Samuel de su vocación como
profeta.
¿Qué tiene que ver esto contigo y conmigo?
A mí no me sobresaltan voces incorpóreas mientras duermo, y si tú
escuchas voces de noche, probablemente es por una pesadilla o una fiebre alta,
más que por la voz de Dios llamándote a abandonar tu profesión y convertirte en
profeta.
No obstante, aunque no escucho voces de noche, sí escucho voces
durante todo el día. Me cruzo con un chico en la calle que me pide algo de
dinero suelto, me contacta alguien que ha perdido su empleo y busca mi consejo
o mis contactos, me encuentro con un vecino anciano que quiere charlar…
Las oportunidades
Si eres como yo, nunca habrás conectado la historia de Samuel y Elí del Antiguo Testamento con tu propia vida. Qué caray, lo cierto es que apenas recordaba esa historia. Sin embargo, no hace mucho volví a leer la historia y se me encendió una bombilla: nuestras vidas son, a menudo, una serie de oportunidades perdidas y el “radar Elí” es la solución.Y no es una hipérbole. Una venerable corriente de espiritualidad cristiana enfatiza que nuestra vocación y nuestro camino cristianos hacia la santidad a menudo se encuentran en momentos muy pequeños y fortuitos. Por ejemplo, el jesuita del siglo XVIII Jean de Caussade denominó a este hecho “el sacramento del momento presente” y Teresa de Lisieux lo llamó el “caminito”. En nuestro propio tiempo, el papa Francisco enfatizó este mismo aspecto al señalar la frecuencia con que Jesús exhortaba a sus discípulos (y nos pide a nosotros) que prestemos atención a los detalles.
Ninguno de nosotros dispone de un Elí que nos acompañe a todas
partes indicándonos cuándo nos llama Dios. Cada uno de nosotros tiene que
agudizar su propio “radar Elí” o, dicho de otro modo, prestar atención a su
propio “caminito” o su propio “sacramento del momento presente”. Así que, la
próxima vez que alguien te pida unas monedas, quizás deberías responder como
Samuel: “Habla, Señor, porque tu servidor escucha”.
Chris Lowney
Fuente: Aleteia